Barcelona
La imposible desconexión energética de Cataluña
Una Cataluña independiente sería deficitaria en términos eléctricos ya que se vería obligada a importar entre un 7% y un 15% de la luz del resto del territorio español.
Una Cataluña independiente sería deficitaria en términos eléctricos ya que se vería obligada a importar entre un 7% y un 15% de la luz del resto del territorio español.
A todos los problemas generados por una hipotética desconexión con el resto de España, los catalanes tendrían que sufrir otro del que casi nadie habla, especialmente los independentistas, pero que no sólo arruinaría la industria catalana sino que dejaría los hogares con severos problemas de suministro de luz y con un encarecimiento notable del recibo. La desconexión eléctrica de una quimérica república catalana generaría tal desbarajuste en la región que las grandes eléctricas consultadas por este diario reconocen que no sólo no la contemplan sino que ni siquiera han evaluado posibles escenarios. «Funcionamos por criterios serios: de servicio y económicos», zanjan.
Sin embargo, fuentes del sector reconocen que el suministro eléctrico en caso de «desconexión» quedaría mayoritariamente en manos de firmas españolas. A expensas de lo que ocurriera con Gas Natural Fenosa y de lo que decidiera en el núcleo duro de su accionariado (Criteria Caixa y Repsol, entre otros), las grandes centrales, refinerías, las redes y los sistemas son propiedad de compañías cuya sede social está fuera de la región. «Podrían llegar a nacionalizarlas, pero sería de república bananera y al día siguiente hasta los independentistas huirían de su paisito», señala en tono jocoso otra fuente.
Carencia de electricidad
Pero además, pese a ser la comunidad autónoma con más centrales nucleares de España (Ascó I y II, y Valdellós, todas en Tarragona) y la que más energía genera, es la que más depende del resto de España junto a Madrid y País Vasco para abastecerse de electricidad. Aunque la seguridad en el suministro energético es uno de los pilares en la construcción de cualquier país, la nueva república nacería con un fuerte déficit de electricidad.
En términos absolutos, según los datos de REE correspondientes a 2016, Cataluña es la región donde más energía se generó, un total de 43.215 Gigavatios hora (Gwh). Esto representa el 16,5% de la producción nacional.
La mayor parte fue de origen no renovable, el 82,7%, ya que la mayoría procedió de instalaciones nucleares y ciclos combinados que, en relación a la producción total de cada una de estas tecnologías a nivel nacional, en 2016 representaron un 42,3% y un 23,9%, respectivamente.
A tenor de la generación y de la demanda de 2016, Cataluña sólo logró cubrir un 92,8% del consumo eléctrico con la energía producida en la región. No logró la autosuficiencia en un año propicio para las renovables, especialmente para la eólica y la hidráulica. Los registros de años anteriores indican que el déficit eléctrico de Cataluña le fuerza a «importar» entre el 15% y el 7% del resto de España. La independencia no sería energética, más bien lo contrario. La dependencia sería total.
Y esto pese a que, según el Instituto Catalán de Energía, el consumo de energía primaria se ha reducido un 11,1% en el periodo 2010-2014. Respecto al máximo de consumo de energía primaria en Cataluña, que se produjo en 2007, la disminución hasta 2014 ha sido del 13,3%, situando el consumo en niveles del año 2000.
Por lo que respecta al consumo de energía final, se contrajo un 12,4% en el mismo periodo, reduciéndose el nivel de consumo al de 1999. En 2016, el consumo se redujo apenas un 0,2%, lo que indica una recuperación del mismo. Y a mayor recuperación de la producción y el consumo, mayor dependencia del resto de España.
Sobre los productos petrolíferos, que representan casi la mitad del consumo final en Cataluña (el 48,4% por el 27,2% de la energía eléctrica y el 20,8% del gas natural) pasaría algo similar. La Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH), dispone en Cataluña de cuatro instalaciones de almacenamiento en Barcelona, Gerona, Lérida y Tarragona. Tanto la instalación de Barcelona como la de Tarragona permiten además la descarga de hidrocarburos por barco. La red de oleoductos en esta comunidad supera los 343 kilómetros y conecta todas las instalaciones entre sí, enlazando con el resto de la red de oleoductos en la provincia de Lérida. Esta red cuenta además con cuatro instalaciones de oleoducto y bombeo, y también está conectada a la refinería que opera en Tarragona.
«El hecho de que nadie haya hablado de esto, un asunto que es crucial, resta toda la credibilidad a la posibilidad de que se declare la independencia. Ni hoy ni mañana. Nadie habla de esto porque nadie contempla de verdad la secesión. Es un ‘‘bluff’’», remarca otra fuente del sector eléctrico. «De esto no hablan Puigdemont y Junqueras, como tampoco hablan de cómo van a pagar las pensiones, entre otras muchas cosas», añade.
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