Ministerio de Hacienda
La lucha contra el fraude fiscal acorrala al dinero en efectivo
El número de billetes de 500 euros en circulación se ha reducido a la mitad desde el año 2010
El número de billetes de 500 euros en circulación se ha reducido a la mitad desde el año 2010
En abril de 2012, el Consejo de Ministros aprobó fijar en un máximo de 2.500 euros para los pagos en efectivo en las transacciones comerciales en las que intervenga, al menos, un profesional o una empresa. El viernes pasado, Cristóbal Montoro dio un giro más a la tuerca para controlar el fraude fiscal. Desde el 1 de enero, esta cantidad queda reducida a 1.000 euros. En los cerca de cinco años que han transcurrido entre las dos medidas, el dinero en circulación se ha reducido a menos de la mitad, las operaciones en terminales punto de venta han aumentado un 19,25% y los gastos con tarjetas de débito en un 39,8%. Además, el número de operaciones con tarjeta ha pasado de 37 en 2012 a 44 en 2015, y el importe medio de cada una de ellas se ha reducido, lo que significa que los ciudadanos utilizan la tarjeta para gastos cada vez más pequeños. La consecuencia más palpable es que la economía sumergida ha pasado de representar alrededor del 22% hace cuatro años, al 18,2% según los estudios más fiables sobre las actividades que, presumiblemente, siguen siendo opacas al fisco.
De acuerdo con los últimos datos del Banco de España, el efectivo en billetes que circula por España –la diferencia entre los billetes emitidos y los retirados por la institución monetaria– ha pasado de 65.425 millones de euros en 2012 (llegó a 76.558 millones en 2010) a los 30.448 en el mes de octubre. En monedas hay otros 4.211 millones.
Billetes grandes
¿Dónde se ha notado? Fundamentalmente en los billetes de 500 euros de valor facial. En el mes de octubre circulaban en España 52 millones de billetes, que totalizaban 26.000 millones de euros, el 85,4% del total.
El billete de 500 euros es el más vinculado al fraude fiscal. Su alto valor facial (sólo hay dos billetes en el mundo con más poder adquisitivo, los 1.000 francos suizos y los 10.000 dólares de Singapur) se asocia fácilmente con el blanqueo de capitales. Las oficinas de Reino Unido no cambian desde 2010 billetes de 500 euros.
En los años previos a la crisis económica, España llegó a acumular en su territorio la cuarta parte de todos los billetes de 500 euros que circulaban por la eurozona. Ahora esta cifra se ha reducido al 11%, según los datos del Banco España. En marzo de este mismo año, el Banco Central Europeo ha decidido poner fin a su emisión después de haber puesto en circulación cerca de 600 millones de unidades (cerca de 300.000 millones de euros). En 2002, cuando el euro llegó a los bolsillos de los ciudadanos de los países que iniciaron la andadura de la moneda única, se emitieron 60 millones de billetes.
Economía sumergida
En los últimos ejercicios, una de las batallas que han librados los diferentes ministros de Hacienda ha sido reducir el fraude fiscal. En España, la economía sumergida ha llegado a alcanzar el 26% del Producto Interior bruto, lo que equivaldría a decir, a precios de mercado de hoy, cerca de 290.000 millones de euros. Más de la cuarta parte del valor de los bienes y servicios que nuestro país produce en un año están ocultos para el fisco. En la actualidad, el dato se ha reducido al 18,2%, poco más de 200.000 millones de euros, aunque siga siendo todavía una cifra desorbitada.
Los últimos informes realizados sobre la economía sumergida revelan que España está sobre la media de los países de la Unión Europea: un 18,2 frente al 18,3% de la media. Grecia tiene un 22,4% de su economía sumergida e Italia un 20,6%. En el otro extremo, entre los mejores alumnos se encuentran Francia, con un 12,3%, y Alemania, con el 12,2%, según el informe del Círculo de Empresarios, sobre la base de los datos recopilados por el economista Friedrich Schneider.
El sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) ha aplaudido el decreto ley que el Gobierno ha aprobado el pasado viernes, que incluye la limitación del pago en efectivo a los 1.000 euros, frente a los 2.500 euros actuales, ya que aunque no eliminará la economía sumergida y el fraude al IVA, sí ayudará a «dificultar» estas prácticas fraudulentas. Así lo señaló en declaraciones a Europa Press el secretario general de Gestha, José María Mollinedo, quien ha señalado que, aunque la limitación no erradicará el fraude, sí lo dificultará, especialmente entre las empresas de mayor tamaño, como las grandes compañías de infraestructuras que para justificar en su contabilidad los pagos en dinero metálico utilizan una facturación «falseada».
Cerco a las pymes
«Una limitación de estas características dificulta este tipo de fraude porque ya es más complicado acumular una decena o una centena de operaciones de hasta 1.000 euros», ha explicado Mollinedo, recordando que con la medida se dificultará el fraude entre estas grandes corporaciones, al no ser «normal» en el ciclo de la empresa española operar en metálico más allá del gasto corriente de una oficina. En su opinión, la limitación a 1.000 euros de los pagos en efectivo no será de gran utilidad para reducir las operaciones en «B» entre particulares y entre estos y las compañías en los casos en los que decidan ahorrarse el abono del IVA.
El pasado año, Hacienda recaudó 15.600 millones de euros en la lucha contra el fraude fiscal.
En España, el 72% ya paga con el móvil
Cada vez son más los consumidores que utilizan sus dispositivos móviles (tabletas, «smartphones» y portátiles) para pagar sus compras. Aunque se trata de una tecnología bastante novedosa, el 54% de los europeos usan ya este sistema, según un estudio de Visa. Esto supone el triple que en 2015, cuando sólo el 18% de los encuestados empleaban su móvil habitualmente para hacer pagos. Tras entrevistar a 36.000 personas de 19 países europeos, Visa señala que los hábitos «han cambiado extraordinariamente en los últimos doce meses». Si hace un año el 38% nunca había utilizado un dispositivo móvil para pagar, hoy esa cifra se ha reducido hasta el 12%. En España, casi tres de cada cuatro consumidores (72%) ha usado el pago móvil. La mitad ha pagado facturas del hogar por este medio y no le importa realizar compras de valor elevado como dispositivos electrónicos o muebles. En comparación con otros países, España está en la banda media-alta europea. El primer lugar del ranking lo ocupa Turquía, donde el 91% usa este sistema. Le siguen Dinamarca (89%) y Noruega (87%). Por grupos de edad, los «millenials» (nacidos los años 80 y 90 del siglo XX), son los más activos con los pagos móviles, si bien esta forma de comprar avanza rápidamente en el resto de segmentos de edad.
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