Ciencia y Tecnología
Las humanidades cotizan al alza en el mercado laboral
Las empresas tecnológicas buscan estos perfiles porque necesitan que las máquinas razonen del mismo modo que los humanos. Casi el 90% de los trabajos creativos no se verán afectados en el corto plazo por la automatización
Cualquier domingo por la mañana. Una joven de 18 años, con gafas de pasta y mirada aguda, devora compulsivamente un libro en el salón de su casa mientras espera la llegada de unos familiares con los que compartirá mesa y mantel.
– «¿Estás estudiando?», le pregunta su tía nada más llegar.
– «Sí, Filosofía», contesta.
– «¿Y eso para qué sirve hoy en día, en la época de los robots? No te abrirá demasiadas puertas al mercado laboral», apunta desdeñosa y con cierto menosprecio.
– «Nunca está de más entender el mundo, qué somos y cómo pensamos», responde contundente sin titubear, la joven.
Y con mucha razón, puesto que cada día son más las empresas tecnológicas que ahora buscan talento en Humanidades. Así, en el inicio de la nueva era en la que se adentra la humanidad, en ésa en la que robots y personas trabajan codo con codo; en la que los objetos se comunican entre sí; y en la que absolutamente todo comienza a estar automatizado y conectado; no sólo serán necesarios los informáticos, programadores y analistas de datos. Tan cierto es que las máquinas necesitan diseñarse y programarse como que tendrán que entender el comportamiento de los humanos para interactuar con ellos, con nosotros.
De hecho, gigantes como Facebook y Google buscan graduados en Sociología o en Filología, carreras universitarias que hasta hace poco tiempo habían quedado relegadas a un segundo o tercer plano por las escasas o nulas perspectivas de encontrar un empleo que ofrecían a los alumnos que las cursaban. Pero la tecnología y las humanidades están cada día más relacionadas. Una necesita de las otras, y eso ha disparado de nuevo el interés por matricularse en títulos de esta rama.
Efectividad y afectividad
Sara Álvarez, «manager» de la división IT&Telco de Spring Professional de Adecco, asegura que la tecnología está convergiendo hacia un nuevo viaje que ahora es más humano que nunca, enfocado no sólo a la efectividad sino también a la afectividad. «Y las humanidades necesitan dotar de sus conocimientos para que esas máquinas tengan un corazón», añade.
Por su parte, Francisco González, director académico del Master in Business Innovation (MBI) de Deusto Business School y uno de los autores del informe «Polímatas», achaca este acercamiento a tres motivos. En primer lugar destaca que las empresas tecnológicas están empezando a buscar el gran éxito empresarial más allá del software. Asimismo, habla de la «la ley de convergencia acelerada», según la cual a medida que la tecnología continúe creciendo de forma exponencial, las interacciones entre los diferentes subgrupos de la tecnología crearán oportunidades sumamente interesantes.
«Cada vez se buscan más innovaciones entre industrias, disciplinas y tecnologías. Por ejemplo, el desarrollo de vehículos autónomos o semiautónomos no requiere sólo de ingenieros, sino de expertos en psicología de los conductores, sociología y procesos regulatorios». Por último, no se olvida de metodologías que se utilizan en la actualidad para innovar como «Design Thinking», un concepto que alterna el pensamiento divergente y convergente.
«La clave del método es que pone al cliente en el centro de todo, y para ello incluye en los equipos de trabajo a expertos de áreas humanistas como filósofos, psicólogos, sociólogos, etnógrafos...». Estas personas –continúa González– trabajan mano a mano con perfiles más frecuentes en el mundo empresarial como ingenieros, informáticos, expertos en marketing, ventas, finanzas... De esta forma, «directivos y organizaciones están redescubriendo el valor de completar sus equipos con gente que, junto a un buen nivel técnico, tenga un anclaje fuerte humanístico, pasando del paradigma STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) al STEAM, que incorpora a la fórmula las “Arts” en el amplio sentido que tiene la palabra en la lengua inglesa», puntualiza.
Es decir, las empresas tecnológicas buscan talento en humanidades porque necesitan que las máquinas razonen del mismo modo que hacemos los humanos. «La tecnología lo abarca todo, pero que un asistente virtual consiga entender una broma implica una integración en la vida de nuestra sociedad. Por lo que la máquina necesita algo que va más allá de un simple lenguaje de programación». Álvarez señala que no podemos seguir evolucionando sin mentes que nos permitan soñar, que dejen volver la imaginación y se acompañen de la tecnología para generar algo nuevo.
Michael Osborne, profesor de la Universidad de Oxford, piensa que la creatividad es la facultad humana más difícil de automatizar, y considera que casi el 90% de los trabajos creativos no se verán afectados en el corto plazo por el riesgo de la automatización del conocimiento. Pues bien, González opina que quizás este factor ha influido en que la creatividad cotice al alza en los últimos años. Es más, de acuerdo a un ranking del Foro Económico Mundial, en 2020 será la tercera competencia más valorada en el mundo laboral, después de la de tener la capacidad para resolver problemas complejos y de la de ser capaz de pensar de forma crítica.
Talentos más buscados
La manager de la división IT&Telco de Spring Professional de Adecco subraya que los sectores tecnológicos donde mejor se adaptan este tipo de perfiles de Humanidades, como la inteligencia artificial o el Machine Learning, aún tienen mucho camino por recorrer para madurar en el mercado y establecerse como un servicio más. En cualquier caso, el director académico del Master in Business Innovation (MBI) de Deusto Business School revela que las empresas pueden abordar la atracción de talento con varios enfoques.
El primero se fijaría en las áreas de conocimiento clásicas que se estudian en las universidades –Filosofía del Derecho, Moral y Política, Sociología, Antropología social, Historia antigua, Historia del Arte, Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos, Metodología de las Ciencias del Comportamiento, Psicología social...–. El segundo buscaría atraer talento para los venideros grandes retos, como el cambio climático, la contaminación de los océanos, el envejecimiento de la población, el transporte autónomo... El tercer enfoque pone la lupa sobre aquellos perfiles que puedan complementar a las personas técnicas que están trabajando en el desarrollo de las megatendencias tecnológicas, como el internet móvil, la computación en la nube, el «big data», el internet de las cosas, la robótica avanzada, la inteligencia artificial, la impresión 3D...
Y, finalmente, el cuarto y último enfoque se centraría en las habilidades que se requerirán para desempeñar labores de alto valor añadido.
rutinarias y repetibles; los humanos deberían de focalizarse en labores de alto valor.
De ahí que personas con un bagaje importantísimo en lógica -por ejemplo-, gracias a su formación en Filosofía, estén descubriendo que el universo de los datos puede ser una buena salida profesional y quieran adquirir conocimientos orientados a IT. “Hace 10 años, las personas que estudiaban humanidades eran tachadas de “profesores” y nada más. No podían ser creativos con su futuro. La tecnología ha permitido que su especialización se oriente a algo nuevo y nunca visto”, sentencia Álvarez.
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