Economía

Las reformas que necesita España

Nuestro país reclama políticas que combatan la elevada deuda pública, que hagan que la fiscalidad sea más eficiente y que contribuyan a crear empleo.

El nuevo presidente tendrá que acometer importantes reformas
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El poder es tan atractivo que hasta cinco hombres se «pelean» por gobernar un país que está cuesta abajo. Y sin frenos porque todos –excepto el presidente del Gobierno en funciones– coinciden en que viene una recesión. En esas condiciones, será difícil que el Ejecutivo que salga de los comicios de hoy lo tenga en fácil dentro de cuatro años (si volvemos a la normalidad democrática).

Para lograrlo, tendrá que hacer una gestión excelente y realizar las reformas que España necesita para que a los ciudadanos les afecte lo menos posible una futura crisis. La prioridad no es otra que ocuparse de unas cuentas nacionales que dan señales de alerta. Aunque el Producto Interior Bruto continúa aumentado, la Unión Europea lo acaba de revisar a la baja, empeorando las expectativas. Es decir, seguimos creciendo, pero nos aproximamos más rápido de lo que creíamo a una nueva recesión.

En este sentido, resulta necesario emprender políticas que contengan la caída del PIB todo lo que se pueda y, así, no precipitarnos al vacío.Otro punto negro en nuestras cuentas es la deuda pública. Desde 2007 no para de crecer. Aquel año se situaba en los 0,383 billones de euros. Casi nada si se compara con los 1,21 billones de euros anuales. Es decir, se ha cuadruplicado en poco más de una década. Y si usted es de los que piensa que el modo más justo de analizar la deuda es a través de su porcentaje con el PIB, pues ese dato tampoco es halagüeño. De hecho, se sitúa en el 98,9%, cuando en 2017 cerró en el 98,6%. Mire como se mire, vamos de mal en peor. Y si llega una recesión no quedará otra que aplicar políticas de austeridad o permitir que la deuda/PIB se dispare incluso por encima del máximo histórico (100,7% en 2014).

FISCALIDAD. Algo que tiene que mucho que ver con esto último es la recaudación, que proviene principalmente de los ingresos tributarios. La reforma del sistema fiscal es una de las grandes tareas pendientes, pero no resultará fácil, según el socio de Life Abogados, Abel García: «Se trata de un sudoku que no tiene fácil solución por la organización territorial de nuestro país. Pero como pilar fundamental habrá que conseguir que los cambios permaneciesen en el tiempo y que aportasen seguridad jurídica. No podemos tener un país en el que los operadores (empresas y contribuyentes) apliquen una norma y no saber qué ocurrirá con ella porque, por decirlo de alguna manera, te la pueden modificar a mitad del partido». La enredadera fiscal supone una ventaja para los que quieren evadir impuestos, que encuentran escondites en un sistema poco claro. El fraude fiscal en España (solo contando IRPF, IVA y Sociedades) ascendería a los 40.000 millones de euros, según Fedea. Y la lucha contra los delincuentre tributarios no está siendo efectiva. «Se combate cuando se considera que un gasto no es deducible y sí se ha deducido. Pero en realidad eso no es pelear contra el fraude», apunta Abel García, para quien se trata de algo mucho más amplio. Además, cree que ha sido «la propia Agencia Tributaria la que ha fomentado la evasión creando un sistema como el de módulos, que es una infección gracias a la que ciertas sujetos pueden encontrar la forma de pagar menos. Y cuando la presión fiscal es demoledora como en este país, algunos no pueden abonar los impuestos que les exigen y hacen trampas porque prefieren darle de comer a sus hijos. Lo cual es lógico, aunque no defienda el fraude». En conclusión, erradicar el sistema de módulos y rebajar la presión fiscal deberían ser prioridades del próximo gobierno.

EMPLEO. Para cualquier ciudadano, si la cruz de la moneda son los impuestos, la cara es el empleo. Al margen de los últimos y tristes datos ya conocidos sobradamente, España se encuentra ante un problema estructural porque no logra rebajar su tasa de paro a un ritmo lo suficientemente alto como para poder volver a los niveles desempleo sanos para un país como el nuestro, alrededor del 7%. Todavía doblamos ese procentaje y no hay pócima mágica que lo arregle. Entre las soluciones realistas para aliviar el problema, una urgente es mejorar el sistema público de empleo, que en España resulta muy deficiente. Así lo dice la Comisión Europea que, en junio de este mismo año, afirmó que en nuestro país «los servicios públicos de empleo siguen tramitando una proporción baja de las vacantes de empleo y es necesario realizar más esfuerzos por mejorar su utilización en la búsqueda de empleo y la colocación». La situación empeora en algunas regiones en las que «la implicación de los empleadores es escasa», admite.En definitiva, el desafío del nuevo Ejecutivo es el de incentivar a más empresas a participar en los programas de captación de trabajadores apuntados al SEPE (antes INEM). Y que la búsqueda de empleo sea más eficiente y ágil para que no se alargue en el tiempo. Hay que recordar que una cuarta parte de los parados de larga duración de la Unión Europea se encuentra en España.

ENERGÍA. De reto a reto, y tiro porque me toca. La energía será uno de los grandes temas de los próximos años porque la lucha contra el cambio climático gana fuerza muy rápido y porque se debe cumplir con los objetivos de sustituir los combustibles fósiles por energía generada sin emisiones. Para 2020 no se alcanzará la meta (las renovables aportarían el 20% de la demanda final y estamos al 17,3%), pero el 2030 es el nuevo horizonte para el que hay que trabajar.El director de la división de Energía y responsable del área de regulación de Grenergy, Daniel Barman, comenta que, hasta ahora, «el sector de las renovables se ha desarrollado de una forma un tanto desordenada, beneficiando de alguna manera la especulación, por lo que urge fijar nuevas reglas que ordenen los procesos de obtención de los permisos de conexión y que permitan el desarrollo de nuevos proyectos, para poder cumplir con objetivos ambiciosos de penetración renovable».

DESPOBLACIÓN. Dicen que la instalación de paneles solares o parques eólicos en las zonas despobladas podrían atraer de nuevo empleo y, por tanto, población, a esas áreas. El vaciado de buena parte de la España de provincias, en fuga hacia las grandes ciudades, se ha convertido en uno de los retos del Gobierno. La gente se va a donde hay oportunidades y servicios, así que habrá que ofrecerle lo mismo para que no huya. Por ejemplo, un acceso de calidad al mundo virtual.La directora de Comunicación de Eurona, Cristina Amor, confiesa que «los diferentes partidos políticos coincidieron en sus programas electorales de abril en que el acceso a internet de calidad era clave para multiplicar las oportunidades del medio rural». Sin embargo, añade, «el 7% de la población (más de 3,2 millones de habitantes) tiene una conexión a la red deficiente; una situación que sigue lastrando a las zonas rurales, despobladas o de difícil orografía, siendo Galicia, Asturias o Canarias las comunidades más afectadas».