
Salario
Ya es oficial: los nuevos jubilados cobran más que los jóvenes
Estas son las causas y las posibles soluciones a este problema

En España, la brecha entre generaciones cada vez es más grande, cada vez hay más diferencias tanto culturales, como económicas. Mientras los jubilados gozan de una estabilidad financiera gracias a sus pensiones, los jóvenes luchan por consolidar su presencia en un mercado laboral que ofrece condiciones cada vez más precarias. Este contraste pone en evidencia un problema estructural que afecta tanto al presente como al futuro del país.
Actualmente el acceso a un empleo de calidad es uno de los principales retos para los jóvenes. La temporalidad, los salarios bajos y la falta de oportunidades dificultan la independencia económica y limitan sus perspectivas de crecimiento. En este contexto, surge un debate sobre la equidad intergeneracional y la sostenibilidad de un sistema que parece beneficiar más a quienes ya han dejado de trabajar que a quienes intentan abrirse camino en el mundo laboral.
Cuánto cobran los nuevos jubilados
Los últimos datos de la Seguridad Social han revelado que los nuevos jubilados que comienzan a percibir su pensión reciben una cantidad superior a la del salario medio de los trabajadores jóvenes. Actualmente, la cuantía media de estas nuevas pensiones se sitúa en 1.761 euros mensuales (26.654 euros brutos anuales), mientras que los empleados menores de 34 años ganan, en promedio, 1.672 euros al mes (23.417 euros brutos al año).

Uno de los principales factores que explican esta diferencia es la evolución de los salarios y de las pensiones en los últimos años. Mientras que las prestaciones por jubilación han aumentado de manera progresiva, el crecimiento de los sueldos no ha seguido el mismo ritmo. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), más de 12 millones de trabajadores perciben un sueldo inferior a la pensión media de los nuevos jubilados, lo que genera una presión adicional sobre las cuentas públicas.
La precariedad jubenil en el mercado laboral
Por otro lado, los jóvenes se enfrentan a un mercado laboral caracterizado por la inestabilidad. El alto porcentaje de contratos temporales, la dificultad de acceder a vivienda y el encarecimiento del costo de vida hacen que alcanzar una independencia económica sea cada vez más complicado. Además, la automatización y los cambios en la estructura productiva han reducido la cantidad de empleos estables disponibles, lo que incrementa la competencia y limita las oportunidades de mejora salarial.
Muchos jóvenes con formación universitaria se ven obligados a aceptar empleos por debajo de su cualificación o a buscar oportunidades en el extranjero, lo que agrava el problema del talento desperdiciado y la fuga de cerebros. Este fenómeno no solo afecta a nivel individual, sino que también tiene repercusiones en la competitividad y el desarrollo económico del país.
Posibles soluciones al problema
Ante este panorama, es fundamental replantear tanto el sistema de pensiones como el mercado laboral. Para garantizar la sostenibilidad del sistema, es necesario impulsar políticas que fomenten el empleo juvenil, reduzcan la brecha salarial y mejoren las condiciones laborales. Algunas medidas que podrían contribuir a este objetivo incluyen la reducción de la precariedad, incentivos a la contratación indefinida y la adaptación de la educación y la formación profesional a las necesidades del mercado.
Asimismo, una reforma del sistema de pensiones que contemple un reparto más equitativo de los recursos y una mayor progresividad en las cotizaciones podría ayudar a aliviar la presión sobre las cuentas públicas. En última instancia, el reto es encontrar un equilibrio que permita garantizar la protección social de los jubilados sin comprometer el futuro de las nuevas generaciones.
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