Opinión
Y Sánchez se fue
Se ha instalado en Lanzarote, se supone que para coger fuerzas de cara al próximo curso político que nos espera, que va a ser de aúpa para todos. Tal y como ha quedado el mapa electoral, ¿habrá alguien tan lanzado para atreverse a invertir en nuestro país?
Sí. Pedro Sánchez se ha ido, pero por propia voluntad y de asueto. Tras la reunión del Consejo de Ministros del martes, el presidente del Gobierno en funciones se ha puesto en modo vacaciones, ha cogido el portante, a la familia y, hasta donde sabemos, se ha instalado, de momento, en Lanzarote. Se supone que para coger fuerzas de cara al próximo curso político que nos espera, que va a ser de aúpa para todos, y especialmente para él, aunque, por otro lado, no conviene olvidar que Sánchez se mueve como pez en el agua cuando el barco parece estar a punto de zozobrar. Si el próximo curso político va a ser muy complicado, el económico también promete estar lleno de sobresaltos. Me pregunto, si tal y como ha quedado el mapa electoral español, habrá alguien tan lanzado para atreverse a invertir en nuestro país. Es más, también me pregunto si no habrá empresas que estén pensando seriamente en desinvertir. El dinero es de por sí miedoso y las actuales circunstancias políticas españolas no invitan precisamente al optimismo. No obstante, cualquiera sabe. Recuerdo que el año pasado por estas fechas eran muy habituales las afirmaciones que anunciaban una debacle cuando llegase septiembre y no sucedió así.
También es verdad que hace doce meses una parte de las familias todavía tenían dinero ahorrado, no se había sentido con toda su crudeza el zarpazo de la inflación y, sobre todo, el correspondiente a la subida de los tipos de interés, asunto tan de actualidad en estas últimas horas, y a los impuestazos. Ahora, ese ahorro ya se ha evaporado y todo apunta a que ya tocar apretarse (apretarnos) el cinturón, porque nos encontramos sin reservas. Pero es que, desde el exterior, especialmente Bruselas y Frankfurt, ya suenan los tambores de guerra que adelantan políticas del gasto y del déficit público más restrictivas. Han comenzado en Alemania y, si en este estado miembro de la Unión Europea ya dan ejemplo, exigirán que los demás caminemos en la misma senda. En resumen, una situación política y económica más que endiablada para la vuelta de las vacaciones, aunque, insisto, el año pasado se vaticinaba lo mismo en el ámbito económico y luego no fue para tanto. Ya no hay manera de acertar.
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