Reformas contra el paro
Un sindicalista por cada 155 parados
Los sindicatos van de mal en peor y suman un nuevo fracaso. UGT y CC OO sólo consiguieron reunir ayer en el acto central del Primero de Mayo a unas 40.000 personas, lo que supone menos de la mitad que el año anterior, cuando ellos mismos cifraron los asistentes en 100.000.
Los sindicatos van de mal en peor y suman un nuevo fracaso. UGT y CC OO sólo consiguieron reunir ayer en el acto central del Primero de Mayo a unas 40.000 personas, lo que supone menos de la mitad que el año anterior, cuando ellos mismos cifraron los asistentes en 100.000. Y ello tomando como referencia las cifras que las centrales aportaron, porque según fuentes policiales ese dato se rebajó hasta las 32.000 personas.
El secretario general de UGT, Cándido Méndez, y el de CC OO, Ignacio Fer-nández Toxo, tomaron ayer la calle escudados por una gran pancarta en la que se podía leer «No tienen límite», pero viendo los últimos datos de asistencia, lo que sí parece haber llegado a su límite es el apoyo de los ciudadanos a unas organizaciones sindicales cada vez más desgastadas. En concreto, Toxo renovó por cuatro años más el pasado mes de febrero, y Méndez, tras 19 años de mandato, consiguió perpetuarse en el puesto a mediados del mes pasado. Ellos son conscientes de que el apoyo popular cada vez es menor, incluso en el número de afiliados. El líder de CC OO insistió en que los manifestantes tienen que saber que «defienden sus intereses, no los de ninguna institución», por lo que afirmó que es superficial y frívolo entrar en una guerra de cifras sobre la asistencia a la manifestación» ya que «la procesión va por dentro y por fuera, y la inmensa mayoría de los ciudadanos está en desacuerdo con las políticas económicas del Gobierno».
Además, a medida que la cabecera de la manifestación se iba acercando a la Puerta del Sol, iban perdiendo más seguidores, bien porque preferían quedarse a hacerse fotos con los monumentos de la capital, porque encontraban alguna tienda abierta, o porque les resultaba más interesante pararse a tomar unas cañas en los bares del recorrido.
Es más, durante el discurso final de Toxo y Méndez, las papeleras ya estaban plagadas de «banderitas» de los sindicatos y los asistentes se marchaban sin terminar de escuchar a los secretarios generales. Muchos establecimientos se encontraban cerrados, pero los que decidieron abrir sabían que ayer harían un buen negocio, y así fue:los manifestantes, lejos de seguir enfadados con el Gobierno, antes de terminar la protesta, ya hacían cola en un famoso bar cercano a Sol para conseguir una de sus croquetas de bacalao.
En un momento como el actual, en el que el desempleo en España asciende hasta los 6.202.700 de personas, según la última Encuesta de Población Activa (EPA), las multitudinarias manifestaciones que prometían los líderes de dichas organizaciones sufrieron un gran desplome de asistencia con respecto a otros años. Frente a lo que Toxo y Méndez esperaban, la protesta central en Madrid tuvo un ambiente bastante frío, sólo interrumpido por los insultos y los pitidos contra el Ejecutivo de Mariano Rajoy. Lejos de colapsar las calles, el centro de la ciudad mostraba un aspecto más bien desolador por el que se podía pasear sin ningún problema.
El poco tirón que tuvieron los sindicatos este 1 de mayo no fue único en Madrid, sino también en el resto de las regiones. Así, en Barcelona los datos oficiales del Ministerio del Interior cifraron la presencia a la movilización en 13.400 personas, frente a los 16.100 del año pasado; y lo mismo ocurrió en las otras ciudades catalanas: en Gerona sólo acudieron 1.200 personas y en Lérida, 900. Por su parte, Andalucía, con 27.000 participantes, redujo en casi 10.000 las personas que decidieron salir a la calle en este Primero de Mayo.
Entre las provincias más afectadas estuvo Granada, que pasó de 12.400 asistentes en 2012 a 1.000 este año. En cuanto a Galicia, La Coruña fue una de las ciudades que hicieron un mayor desplante a las centrales y bajó de 18.650 personas en la protesta de 2012, a 4.200 en la de ayer.
En la manifestación de Madrid se pudieron ver muchas banderas republicanas. De hecho, una de las manifestantes llegó a colocar una de ellas en los brazos de la famosa escultura de la Cibeles, un gesto reivindicativo que fue acalamado por los allí reunidos.
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