Editoriales

Todos los medios contra la pandemia

Se debe contar con el Ejército y la sanidad privada para el plan de vacunación

El ministro de Sanidad, Salvador Illa
El ministro de Sanidad, Salvador IllaEUROPA PRESS/R.Rubio.POOLEuropa Press

En situaciones de emergencia nacional como la que estamos viviendo, hay que poner todos los medios disponibles para atajar el problema. La crisis sanitaria abierta por la pandemia del coronavirus nos ha dado ya algunas lecciones: hay que poner a disposición del Estado –administración central, autonómica y local– los equipos que puedan ser útiles, sometidos a una coordinación que no entorpezca el trabajo, con la lealtad. Si el plan del ministro de Sanidad, Salvador Illa, tal y como lo ha anunciado, es que para el mes de junio esté vacunado el 70% de la población, unos 33 millones de personas, y el ritmo con el que se ha arrancado la campaña no es el adecuado, hay que sumar fuerzas. De ahí que se utilicen todos los recursos y no se entre en disputas ideológicas sobre si la sanidad privada –una red médica bien establecida y que cuenta con sanitarios de primer nivel– debe participar en la vacunación. En diciembre ya hubo un ofrecimiento por su parte para trabajar dentro del programa «Estrategia de Vacunación covid-19 en España» anunciado por el Gobierno. De hecho, la Alianza de la Sanidad Privada Española (Aspe), que agrupa al 80% de estos centros, sigue el ejemplo alemán que cuenta con el ejército y la medicina privada. En este sentido, la ministra de Defensa, Margarita Robles, ha dicho que el Ejército está a disposición del Ministerio de Sanidad y de las comunidades autónomas para colaborar en la campaña de vacunación, de la misma manera que lo ha hecho en otras misiones durante la pandemia enmarcadas en la Operación Balmis, con un despliegue de 2.500 efectivos. Paralelo a este plan se llevó a cabo la desinfección de residencias de mayores, centros sanitarios e instalaciones estratégicas, así como la participación como rastreadores en las comunidades autónomas. No emplear esta logística ya preparada –de hecho, el Ejército tiene su propio plan de vacunación ultimado– sería irresponsable. Pero todo puede ser cuando La Moncloa, y de manera especial ahora el ministro Illa, enfrascado en su particular campaña electoral en Cataluña, está más interesada en la rentabilidad política de la operación que en alcanzar el objetivo final: conseguir el mayor número de ciudadanos inmunes. No tiene ningún sentido criticar que la Comunidad de Madrid haya llegado a un acuerdo con Cruz Roja para participar en la campaña de vacunación –por 130.000 euros al mes–, cuando se trata de una organización preparada para llevar a cabo estas campañas. Volvemos al lamentable episodio de desprestigiar al Hospital Isabel Zendal, un centro médico que ahora resulta capital para evitar el colapso en la sanidad en vistas de la tercera ola que se aproxima. Depende precisamente del todavía ministro Salvador Illa el que todos los medios sanitarios actúen coordinados con un único objetivo.