Editoriales

Casado ya lidera un partido renovado

Sorprende el silencio de Rajoy ante la excesiva campaña de descrédito contra el PP

Casado ya lidera un partido renovado
Casado ya lidera un partido renovadoQuique GarciaAgencia EFE

Lejos de nuestro ánimo está cuestionar la estrategia de defensa del ex tesorero popular, Luis Bárcenas, confrontado a una nueva petición fiscal de ocho años de prisión por el manejo irregular de fondos, a través de una supuesta «caja B», ya que corresponde legítimamente al acusado decidir cuál es la mejor de las opciones a su alcance, por más que no parezca que la Fiscalía se haya dejado impresionar por sus nuevas revelaciones, que, ayer mismo, calificaba de insustanciales y con escasas novedades. Tiempo tendrá de ampliarlas, tanto en la vista de este caso, como en el resto de las piezas separadas de la Gürtel, que quedan por juzgar.

Ni siquiera es preciso insistir en el daño objetivo que conlleva esta situación para el PP, puesto que basta con hacer un repaso de quienes componen las acusaciones particulares en este y otros procesos del mismo tronco para concluir que la búsqueda de la reparación penal no es lo único que quita el sueño a los adversarios políticos del principal partido de la oposición. En este sentido, no hay mejor descripción gráfica que la sobreactuación de algunos miembros socialistas del Gobierno, de larguísima memoria, prácticamente una foto fija, cuando se trata de la corrupción ajena y con escasísima retentiva cuando se trata de la propia, por más que pudiéramos multiplicar los ejemplos, remontándonos en el tiempo hasta la propia refundación del PSOE en la época de la Transición. Pero hechas estas consideraciones, lo cierto es que la actual dirección del Partido Popular tiene por delante una tarea difícil, que no consiste sólo en deslindar las responsabilidades contraídas años, o décadas, atrás por quienes, dentro de la formación, interpusieron sus intereses espurios a los de la sociedad que debían servir, sino trasladar el convencimiento a la opinión pública, en especial a los votantes del centro derecha, de que nada igual volverá a suceder y de que la regeneración del partido es un hecho.

Es evidente que la izquierda no va a soltar su presa fácilmente, pero ello no es óbice para que se imponga lo que también es verdad, que la renovación interna que está llevando a cabo Pablo Casado va más allá del mero tacticismo y que hablamos de un partido que, lejos de la caricatura interesada que pintan sus adversarios, ha desempeñado sus responsabilidades públicas con mayoritaria eficacia y limpieza. Para esta labor, Casado debería recibir la ayuda de quienes más obligados están a prestársela, aunque sólo sea porque manejaron los destinos de la formación en tiempos muy recientes. Así, sorprende el silencio del ex presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tanto como el de otros dirigentes populares, cuyo apoyo directo y sin reservas a la nueva dirección sería de lo más conveniente. Nada más desconcertante que esta pretensión de ponerse de perfil.