RTVE
RTVE marca el retorno al bipartidismo
PSOE y PP vuelven a decidir el reparto sustancial de cuotas, con mínimas concesiones
Frente a las reacciones algo sobreactuadas sobre el reparto partidista y la politización del Consejo de RTVE, que tienden a ignorar lo obvio, que la televisión pública española nunca ha sido, precisamente, la BBC, cabe señalar la trascendencia del acuerdo alcanzado en este caso entre el PSOE y el Partido Popular, que se ha producido allí, donde los negociadores de Pablo Casado tenían menos fuerza por razón de la aritmética parlamentaria, lo que permite augurar que el resto de las instituciones del Estado en trance de renovación seguirán la misma tónica.
De hecho, la elección de los nuevos consejeros nos devuelve en cierto modo a los tiempos del bipartidismo, cuando las dos grandes formaciones españolas decidían el reparto sustancial de las cuotas, con las mínimas concesiones de rigor al PNV y a Izquierda Unida. Que, ayer, desde Unidas Podemos insistieran en identificar como propios a dos de los nuevos consejeros, Roberto Lakidaín y José Manuel Martín Medem, veteranos profesionales vinculados desde hace muchos años a Comisiones Obreras y al PCE, respectivamente, no sólo demuestra lo que decimos, sino que revela el desmedido afán de la formación morada por contrarrestar el discurso de los populares, que insiste en excluir a la extrema izquierda de los pactos con el Ejecutivo. Sin duda, la piedra de toque de la influencia podemita se revelará en los procesos de renovación pendientes, especialmente en el Tribunal Constitucional y en el Consejo General del Poder Judicial, pero, a tenor de lo ocurrido en RTVE, parece que los de Pablo Iglesias van a tener que rebuscar mucho en las biografías políticas, al menos, como hemos señalado al principio, si se consolida el acercamiento, por supuesto, sólo a efectos institucionales, de Pablo Casado y Pedro Sánchez, quienes, de hecho, disponen de una más que holgada mayoría parlamentaria. Por otra parte, no debería resultar extraño que el PP insista en excluir de las negociaciones a un partido que no ha dudado en poner en solfa a las instituciones del Estado, con especial insistencia en el sistema judicial, y en negar que España es una democracia plena. Por otras razones, pero con la aquiescencia entusiasta de Unidas Podemos, tampoco se tiene en cuenta a VOX que, no lo olvidemos, es la tercera fuerza política de la Cámara y suma 17 diputados más que los de la bancada de Iglesias. Por último, y ciñéndonos a la renovación en RTVE, que pone fin a tres años de interinidad de muy poco lucimiento para la Radio y la Televisión públicas, en caída libre de audiencias y con fuertes pérdidas económicas, hay que señalar que los nuevos consejeros responden al equilibrio político existente y que son todos ellos profesionales muy reconocidos, pero que la «revolución» del Ente tendrá que esperar.
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