8-M

Podemos reincide en otro 8M temerario

«La igualdad en manos de Montero es una oportunidad perdida»

Podemos reincide en otro 8M temerario
Podemos reincide en otro 8M temerarioAlberto OrtegaEuropa Press

El 8 de marzo de 2020, el Día de la Mujer, resultó una jornada luctuosa. La pandemia era una realidad en gran parte del mundo, las alertas de la Organización Mundial de la Salud sobre el virus de Wuhan habían alcanzado el suficiente grado de publicidad y las autoridades sanitarias trabajaban ya entonces sobre escenarios preocupantes. Se habían impartido instrucciones preventivas, entre las que se hicieron expresa mención la de evitar en lo posible acontecimientos en los que pudieran reunirse un número importante de personas. En España, la izquierda en el poder desatendió esos avisos, incluidos informes confidenciales de expertos sanitarios, que se ocultaron, para minimizar el impacto en las manifestaciones convocadas a mayor gloria de la causa del extremo feminismo. Unas horas después de que decenas de miles de personas salieran a la calle entre la ignorancia, el desconocimiento, la temeridad, la irresponsabilidad o la desvergüenza, el confinamiento total se precipitó y los mismos que abrieron las puertas de la vía pública de par en par nos condenaron al encierro y el caos. Hace un año, la peor política y la más perversa ideologización doblaron el brazo a la salud, y la factura fue la devastación de la salud y la economía. Sirva este preámbulo para contextualizar el estado de cosas y la conducta de la izquierda gobernante noventa mil muertos por el covid después. Y algo ha cambiado. Al menos la parte socialista de la coalición ha entendido el peligro de manejarse con frivolidad en esta realidad y ha desaconsejado cuando no vetado las marchas del 8M a expensas de los fallos judiciales. No obstante, sería más conveniente una posición uniforme que parece imposible. Pero con ser positivo el recelo socialista, que el otro coaligado en La Moncloa agite las movilizaciones depara una paradoja dolosa. Con la ministra Irene Montero a la cabeza, Unidas Podemos pone en juego vidas cuando es incapaz de proclamar que celebrar la efeméride en la calle puede ser letal. Hacer el trabajo sucio a la infección para que la ola no decaiga es otra guinda desabrida de una trayectoria ministerial incapaz, que acumula tantas tropelías como torpezas, con una inclasificable por bochornosa labor legislativa (solo sí es sí, género y trans) que la incapacita para el cargo. La igualdad en sus manos es una oportunidad perdida, más allá de que las mujeres de este país hayan demostrado que no necesitan ni refrendan sus políticas sectarias. Hoy, esa izquierda no anima a salir a la calle por la imprescindible igualdad como una causa justa, amparada por la Constitución, sino por la ideología de género como el combustible con que prender un enfrentamiento social. España es un país que ha experimentado un progreso extraordinario en este campo, según las estadísticas internacionales, pero es una obligación perseverar para mejorar, especialmente en proteger a las víctimas de la violencia en el hogar. El siglo XXI exige un feminismo responsable, de avance y convivencia, que Podemos y Montero detestan.