Editoriales

Imposición sectaria en la escuela infantil

Vuelven a la educación primaria las viejas y fracasadas obsesiones socialistas

La inclusión en el proyecto de Real Decreto regulador de la enseñanza primaria de una asignatura dedicada a la educación en Valores Cívicos y Éticos, remedo de la «educación para la ciudadanía» de la vieja Logse; el retorno a una concepción demasiado generalista de los contenidos lectivos, sin definición clara entre las distintas ciencias, y la inclusión como materias obligatorias de conceptos de carácter moral, ni mucho menos compartidos por la mayoría de los padres y presentados, además, por medio de una redacción difusa que deja demasiado espacio a la interpretación ideológica, nos retrotraen a las clásicas obsesiones doctrinarias socialistas, caldo de cultivo de buena parte de la decadencia del sistema educativo español.

Con un agravante, que el nuevo proyecto legislativo impulsado por la ex ministra Isabel Celaá, viene, si se nos permite la expresión, contaminado por la ideología «queer» de los socios de Unidas Podemos, formación, no lo olvidemos, que pretende despojar por imperativo legal de cualquier libertad de elección de los padres en materias de moral sexual y modelos de género, cuestiones no sólo controvertidas, sino que chocan directamente con escalas de valores comúnmente aceptadas. Que se pretenda incidir en una educación «afectiva sexual» en niños de 0 a 6 años, habla a las claras del nivel de intromisión sectaria a que se quiere obligar a las familias.

Por supuesto, no se trata de negar la conveniencia de impartir una buena formación sexual en las primeras etapas escolares, más aún, cuando estas nuevas generaciones se van a ver expuestas a una invasión de la pornografía, banalizada como un divertimento más, a medida que accedan a las redes sociales, sino de advertir contra la imposición de una ideología de género, que niega los sexos y desvirtúa las bases intelectuales del feminismo. Y lo mismo reza en el ámbito de la relación con el medio ambiente y la naturaleza, que el presente proyecto de ley de Enseñanza Primaria tiñe de una ideología animalista, con ramificaciones en otros órdenes de la vida, desde la alimentación hasta el deporte.

Son aspectos preocupantes del proyecto educativo, pero, por supuesto, no son los únicos. Comenzando porque falta concreción en un articulado lleno de generalidades buenistas y, por lo tanto, abierto a cualquier interpretación. Una vez más, desde la Ley de Educación se pretende extender un modelo ideológico, a nuestro juicio, fallido, como si fuera una verdad revelada, en lugar de garantizar una formación de calidad e igualitaria en contenidos para los niños españoles.