El Euroblog
¿Crisis europea o crisis checa?
Bruselas vuelve a mirar con preocupación a Praga. Esta vez el motivo no es el euroescéptico presidente Vaclav Klaus, sino el Gobierno de centro derecha de Mirek Topolanek, que fue derrotado el pasado martes en la quinta moción de censura presentada por la oposición socialdemócrata en lo que va de legislatura. La inestable coalición de Gobierno, formada por democristianos, conservadores y ecologistas, no pudo resistir más tras las recientes deserción de algunos diputados de sus filas.
Aunque Topolanek trató de quitar dramatismo a la situación durante su comparecencia en el Parlamento Europeo un día después, el fatalismo sobrevuela al resto de socios comunitarios y a las instituciones europeas. Si bien es cierto que el derrotado Gobierno checo logrará mantenerse en funciones hasta el 30 de junio, aumenta la incertidumbre sobre la ratificación del Tratado de Lisboa. El texto comunitario, ratificado por el Parlamento en febrero, debe pasar en abril una crucial lectura en el Senado. Allí la oposición de algunos senadores gubernamentales hará muy difícil alcanzar la mayoría de tres quintos necesaria.
Desde la Comisión Europea se muestra un cauto optimismo con respecto a los tres meses que restan de semestre checo. Al fin y al cabo, funcionarios, diplomáticos y dirigentes checos seguirán manejando el día a día como estaba previsto. Pero, tal vez, el entusiamo decaíga en asuntos sensibles que requieran una mayor iniciativa política. Éste es el caso del enfrentamiento entre el Consejo de Ministros y el Parlamento Europeo sobre la semana laboral máxima.
Ya en el pasado, otras presidencia europeas se vieron envueltas en crisis políticas internas. Por ejemplo, en 1992 cayó el Gobierno danés en pleno semestre europeo y a cuenta del "no"de sus ciudadanos al Tratado de Maastricht. Asimismo, el Gobierno técnico de Lamberto Dini también dimitió durante la Presidencia italiana de la UE de 1996. Estos tropiezos no impiden que los países de turno cumplen sosn obligaciones, pero implican que los resultados resulten menos vistosos que lo que se podía esperar.
A diferencia de Hungría y Letonia, donde sus respectivos Ejecutivos cayeron a consecuencia de la crisis económica, en la República Checa el conflicto es Europa misma cinco años después de su adhesión a la UE. Los diputados que abandonaron a Topolanek lo hicieron porque rechazaban la ratificación del Tratado de Lisboa. La solución a la crisis podría pasar por la nominación a primer ministro de otro dirigente del partido conservador, aunque tampoco es descartable una convocatoria de elecciones anticipadas pasado el verano. En todo caso, el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, ya ha advertido a "los líderes políticos que no deben servirse de esta crisis para convertir el Tratado de Lisboa en un rehén de los problemas internos del país".
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