Crítica de cine
«El único superviviente»: Balas y huesos que crujen
Dirección y guión: Peter Berg, según el libro de Marcus Luttrell y Patrick Robinson. Intérpretes: Mark Wahlberg, Taylor Kitsch, Emile Hirsch, Ben Foster. EE UU, 2013. Duración: 121 minutos. Bélico.
Cualquiera diría que Obama está en la presidencia viendo este «Boinas verdes» revisitado bajo el influjo de la Kathryn Bigelow de «En tierra hostil». El debate entre el marine que quiere respetar a toda costa el Derecho internacional y los que defienden el lema de «piensa mal y acertarás», más partidarios de un literal «aquí te pillo, aquí te mato» que de comprobar fichas de sospechosos, resume la postura ideológica de una película que da la razón a los más expeditivos, aunque a última hora –sorprende que se trate de un caso real– se saque un afgano bueno de la manga frente a tanto talibán sin escrúpulos. Peter Berg saca las uñas en una larga secuencia de emboscada, que convierte a «El único superviviente» en un western con sabor xenófobo, con los indios reducidos a una sombra del Mal, con Kalashnikovs en lugar de arco y flechas. Se salva la crudeza de las caídas de los marines heridos por barrancos y precipicios: el excelente diseño de sonido nos hace oír hasta el último crujir de huesos.
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