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Elecciones andaluzas

Terremoto político

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- Andalucía abrió ayer un nuevo ciclo electoral, con un resultado histórico. El bloque de derechas (Partido Popular, Ciudadanos y Vox) está en condiciones de alcanzar un acuerdo y formar un Gobierno alternativo al del Partido Socialista, después de 36 años de gobierno socialista: 59 escaños frente a los 50 de la izquierda. El nuevo actor que cambia todo en el Parlamento andaluz es Vox, con 12 escaños en el Parlamento andaluz. El discurso sobre España y la política socialista con Cataluña y los independentistas ha tenido un efecto importante en un resultado que ha hecho saltar por los aires todas las encuestas. También sube con fuerza Ciudadanos, de los 9 a los 21.

Batacazo inédito en el Partido Socialista, que gana, pero todavía con menos votos y menos escaños que en 2015, cuando ya quedaron por debajo del que hasta entonces había sido su suelo electoral. El Partido Socialista llega a las urnas tras tres años de sufrimiento y se desploma, al pasar de los 47 escaños a 33. El listón estaba ubicado en los 40 diputados, bajar por debajo significaría que el problema es «grave». En este caso, «muy grave».

El Partido Popular consigue mantener su segundo puesto en Andalucía, con una caída respecto a los 33 escaños que ostenta en el Parlamento autonómico, se queda en 26, pero con muchas opciones de que JuanManuel Moreno se convierta en el candidato a la Presidencia de la Junta y esto es una inyección de moral para el Partido Popular a nivel nacional y para Pablo Casado, para el cual son sus primeras elecciones como presidente del partido. Esto tapa, además, la presión de Ciudadanos y la irrupción con fuerza de Vox en el Parlamento andaluz. Adelante Andalucía no consigue mejorar sus buenos resultados con la fórmula de su coalición con Izquierda Unida, pierde votos y escaños con respecto a la suma de sus integrantes en 2015, y se queda en 17.

La mayoría absoluta está en los 55 escaños de un total de 109. Para el Partido Socialista se abre un escenario lleno de nubarrones a nivel nacional, ya que si sufre este golpe en uno de sus principales graneros está obligado a revisar todas sus estrategias y planes. El resultado es un golpe grandísimo para el conjunto de la izquierda ya que en Andalucía se abre por primera vez en 40 años un cambio de gobierno.

Susana Díaz se enfrenta a una situación complicada y en el aire queda su futuro político. Atrás queda su derrota en las primarias socialistas, el desgaste de los tres años de Gobierno en minoría, la revuelta sanitaria, las quejas por el mal funcionamiento de los servicios públicos y los desaciertos del Gobierno de Pedro Sánchez. Además de haber visto en las últimas semanas a dos ex presidentes de la Junta de Andalucía en el juicio de los acusados por el caso de corrupción por los fraudulentos ERE.

La gran incógnita de esta noche electoral es cómo será posible que cuaje un acuerdo entre Partido Popular y Ciudadanos con apoyo de Vox. Será difícil, pero no tienen alternativa porque no se entendería ante sus respectivos electorados. Durante toda la campaña se ha especulado sobre la amenaza de una repetición electoral e incluso se hablaba de una segunda vuelta junto a unos comicios generales anticipados en unos meses. Esa opción está ya descartada, La participación ha oscilado tradicionalmente en Andalucía entre el 60 y el 77 por ciento. Esa horquilla de 17 puntos decide muchos diputados. En esta ocasión la participación ha bajado y la sorpresa de Vox ha perjudicado paradójicamente al PSOE en el reparto de escaños.

La líder de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez, tampoco sale bien parada con su alianza con Izquierda Unida. No consigue ganar oxígeno con su estrategia de ir por libre respecto a la dirección central de Podemos y con la que intentaba rentabilizar su política de choque con el Gobierno socialista y de negarse hasta ahora a hacer de su «muleta». En los últimos mítines admitió que estaría dispuesta a apoyar una investidura pero no un Gobierno socialista.

Finalmente, el partido de Santiago Abascal, ex dirigente del Partido Popular, curtido en política en los años duros de la banda terrorista ETA en el País Vasco, ha conseguido 12 escaños, un resultado que le permite superar su condición de fuerza extraparlamentaria y que además de darles impulso respecto a los próximos procesos electorales, supone un problema añadido para el Partido Popular. Ha cogido voto desencantado de todos los partidos. A medida que avanzaba la campaña crecía la preocupación en el Partido Popular por el avance de Vox. El objetivo era conseguir que se mantuviera como fuerza no parlamentaria para evitar lo que ahora se les viene encima, tener que recolocar su discurso dentro del centro derecha con una doble competencia, por el centro, bajo la presión de Ciudadanos y por su derecha, la de Vox. En el año 2015 el Partido Popular obtuvo el 26,7 por ciento de los votos, y ahora se queda en el 23,2 por ciento.

Esta campaña electoral ha estado marcada por la sobrepresencia de líderes nacionales del Partido Popular y de Ciudadanos, y también por la importancia que se le ha dado a la cuestión catalana y a la bandera de España. Además de la competición por desmarcarse de los socialistas que han ocupado el poder de la Junta desde la Transición. Y es evidente que ha tenido mucha repercusión la política del PSOE en Cataluña.

En clave nacional, se abre un nuevo ciclo que consolida los bloques, derecha e izquierda, y aleja la posibilidad de un adelanto de las elecciones generales aunque Ferraz desvincule este batacazo socialista hacia la figura de Susana Diaz.