Elecciones generales

Cuando ser el más votado no es suficiente

El 21-D se puede repetir el escenario de pactos que se dio tras las autonómicas y municipales.

Cuando ser el más votado no es suficiente
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«Los pactos de perdedores contra el ganador son un fracaso a la larga». Así se pronunciaba el pasado mes de mayo Mariano Rajoy, justo antes de las elecciones municipales y autonómicas en casi toda España. El presidente del Gobierno se anticipaba a una tendencia que las urnas se encargarían de confirmar: ser el partido más votado en los comicios no es, ni mucho menos, garantía de gobierno. Sobre todo en los últimos tiempos, en los que el debilitamiento del bipartidismo (PP y PSOE) y la irrupción meteórica de los partidos emergentes (Ciudadanos y Podemos) ha provocado que los pactos de investidura sean un recurso cada vez más utilizado. Acuerdos que frecuentemente son coaliciones de perdedores pero que sirven para desalojar a los partidos más votados de ayuntamientos y comunidades.

Esta circunstancia ha sido aprovechada ha ido en perjuicio, sobre todo, del PP. De hecho, Rajoy ha pedido en numerosas ocasiones que se deje gobernar a la lista más votada y en su programa electoral para el próximo 20 de diciembre apuesta por incorporar mecanismos para evitar los «pactos de perdedores»: una segunda vuelta en las municipales. Tanto en el caso de las autonomías como en las capitales de provincia, el principal beneficiado de los «pactos de perdedores» ha sido el PSOE.

De las 15 comunidades que celebraron elecciones en 2015, en seis de ellas no está gobernando actualmente el partido más votado. Los socialistas han encabezado pactos para apartar al PP en cuatro regiones: Aragón, donde se ha aliado con Podemos, la Chunta Aragonesista (CHA) e IU; Baleares, en un pentapartito con Podemos y tres partidos regionalistas; Comunidad Valenciana, donde gobierna con Compromís y Podemos, y Castilla-La Mancha, en coalición con Podemos. Geroa Bai, con el apoyo de Podemos, Bildu e Izquierda Unida, gobierna en Navarra, pese a que la lista más votada fue la de Unión del Pueblo Navarro (UPN). En Cantabria, donde el partido con más sufragios fue el PP, el Partido Regionalista de Cantabria (PRC) de Miguel Ángel Revilla se sostiene en el poder con el apoyo del PSOE.

En las capitales de provincia, el panorama es muy similar al de las comunidades. De las 50 provincias españolas, en 19 de ellas las corporaciones municipales están gobernadas por partidos que no fueron los más votados en las últimas elecciones. De esos 19 «pactos de perdedores», 18 fueron en contra del Partido Popular y uno en contra de UPN, en Pamplona. En la capital navarra gobierna Bildu, con el apoyo de Podemos, Geroa Bai e IU. El mayor beneficiario de esos pactos es el PSOE, con 12 capitales de provincia gobernadas sin ser la primera fuerza: Alicante, Castellón, Palma de Mallorca, Huesca, Valladolid, Oviedo, Lugo, Toledo, Ciudad Real, Córdoba, Sevilla y Las Palmas de Gran Canaria.

Podemos ha ganado tres capitales gracias a este método: Madrid –Manuela Carmena gobierna sustentada por el PSOE–, Cádiz –«Kichi» fue investido alcalde gracias al PSOE– y Zaragoza –con el apoyo del PSOE y el CHA–. Las otras capitales donde el PP no ha podido gobernar son Valencia (Compromís), Zamora (IU) y Vitoria (PNV).

De las capitales arrebatadas al PP mediante «pactos de perdedores», sólo en Alicante fue decisivo el apoyo de Ciudadanos al PSOE. No obstante, el partido de Rivera ha usado la misma estrategia en Torrevieja o Santa Pola, así como en la diputación de Toledo.