Papel
Mano derecha y muchas sonrisas
Este sábado hemos podido ver a Mariano Rajoy en el programa «La Sexta Noche». La entrevista comenzó desde los pasillos de la Sexta, antes de entrar en plató, dónde se mostro próximo pero nervioso. Esos nervios, antes de entrar a contestar a las 16 personas seleccionadas para preguntarle, los vemos claramente en el hecho de jugar con la alianza, tocándose el dedo anular; este gesto se realiza cuando se busca seguridad, porque representa la familia, el apoyo en los seres queridos. Mientras está entrando en el plató, coge de su bolsillo derecho un bolígrafo, que mantendrá a lo largo de toda la entrevista entre sus manos. Es un objeto transaccional para proyectar en él todos sus nervios.
El presidente del Gobiernos se ha mostrado mucho más sonriente de lo habitual, de hecho su espalda se ha mantenido ligeramente curvada e inclinada hacia delante durante toda la entrevista, creando un ambiente de cercanía con sus interlocutores.Tras finalizar cada respuesta, realizaba una leve inclinación (como en la cultura japonesa), agradeciendo la pregunta y sonriendo, lo que producía una coherencia entre su comunicación verbal y no verbal.
El tiempo de respuesta medio entre la pregunta y la respuesta era breve, lo que confiere veracidad a sus respuestas, lo mismo que mirar directamente a la persona que le preguntaba y no hacer movimiento de cierre con los brazos, sino casi todos de apertura o proyectivos, lo que favorece mucho la comunicación y la empatía con cada persona. Durante toda la intervención, sus piernas se han mantenido posada firmemente en el suelo, con una pequeña separación entre los pies que solo variaba cuando finalizaba la respuesta para dirigirse a responder a otra persona. Esta posición sin balanceo genera seguridad, firmeza, solidez y estabilidad, y da fuerza a su comunicación.
Cuando no deseaba dar una respuesta directa, utilizó la risa para desviar la respuesta, dominando su comunicación verbal y no verbal. Todas sus respuestas han estado argumentadas, con una verbalización de orden, y muchas de ellas enumerando los motivos, lo que nos refleja una argumentación racional, más que emocional. Cuando en algún momento ha sentido desagrado, ha tragado saliva o fruncido el ceño, gestos de los que ha sido consciente y ha evitado o autocontrolado, y cuando quiere dar énfasis a sus palabras continúa haciéndolo con su gesto característico de mover la mano derecha con movimientos verticales.
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