Elecciones generales
Podemos se nutre de los ex abstencionistas y C’s del PP
Un tercio de los votantes de Iglesias no acudió a las urnas en los comicios de 2011 y suponen 1,7 millones de papeletas. La formación de Albert Rivera se hace con 1,8 millones de electores que en las pasadas generales se decantaron por el PP. Populares y socialistas logran mantener a tres de cada cinco de sus votantes fieles y el bipartidismo suma el 50,7% de los sufragios
La participación en las elecciones generales del 20-D ha mantenido un nivel muy similar a las de 2011, situándose en el 69,4 por ciento, frente al 68,9 de hace cuatro años. Es decir, el incremento ha sido mínimo, de tan sólo 0,5 puntos. En los comicios de 2011 votaron 24,7 millones de españoles y en las elecciones del 20-D el número fue similar: 25,4 millones. El incremento de votantes tan sólo fue de 0,7 millones. Prácticamente la misma cantidad con la que ha crecido el censo en estos cuatro años, por lo que la variación porcentual en la participación ha sido mínima y, al igual que en 2011, las generales de 2015 han dejado el mismo número de españoles sin votar: 11,1 millones.
Estos 700.000 electores netos más que han votado en 2015 son el resultado de restar a los 3,6 millones de españoles que se abstuvieron voluntariamente o no tenían la edad requerida en 2011, los otros 2,9 millones que sí votaron entonces pero que este año decidieron abstenerse. Esta formidable masa de casi tres millones de españoles que decidieron finalmente quedarse en casa son los responsables de que no repuntara la participación en la jornada del 20-D.
La inmensa mayoría de los que votaron en 2011 y en este 20-D se abstuvieron fueron votantes del PP y del PSOE. El 53,5 por ciento corresponde a electores populares y el 22,3, a socialistas. Ambos totalizan el 75,8 por ciento de la nueva abstención. Sin embargo, quienes compensaron estas bajas fueron los nuevos electores y los votantes intermitentes, es decir, aquellos que no quisieron votar en 2011 pero que sí lo han hecho en 2015. Los primeros, los electores noveles, aportaron 0,9 millones de papeletas y los segundos, otros 2,7 millones.
El perfil de los nuevos electores es muy distinto al del voto global general, ya que concentran el 43,6 por ciento de su voto en Podemos y sus aliados. Segundo es el PSOE, formación que recibe el 17,8 por ciento de estos nuevos votantes. A ellos les siguen Ciudadanos, con el 13,7 por ciento, y el PP, con el 10,8 por ciento.
También es diferente al conjunto del electorado el voto de los electores intermitentes, ya que éstos han depositado el 61,7 por ciento de sus papeletas en Podemos y sus aliados. Estos votantes intermitentes, en su mayoría ex votantes socialistas, son buena parte de los 4,3 millones de votos que el PSOE perdió en el periodo 2008-2011.
Los dos grandes partidos, PP y PSOE, han sufrido importantes pérdidas. Ambos conservan un porcentaje similar de votantes: El 60,7 por ciento, los populares y el 60,6, los socialistas.
Las principales fuga de apoyos del PP se detectan en el voto que se transfiere a Ciudadanos y el que opta por la abstención, que representan el 17 y el 14,7 por ciento, respectivamente del voto popular de los comicios de 2011. Mientras, a otros partidos se dirige el restante 7,6 por ciento.
En número de votantes, los populares de Mariano Rajoy trasvasan 1,8 millones de papeletas a Ciudadanos y 1,6 millones directamente a la abstención.
En el caso del PSOE, son tres los destinos preferidos por su ex votantes: el 17,1 por ciento se marcha a Podemos y sus alianzas; otro 9,5 por ciento elige la abstención y el 8,6 por ciento se une a Ciudadanos. Por su parte, hay un 4,2 por ciento que va a parar a otros partidos. Los socialistas se desprenden de 1,2 millones de votos que van a Podemos, 0,7 millones se abstienen y 0,6 millones se transfieren a Ciudadanos.
En lo que se refiere al partido de Albert Rivera, el 52,8 por ciento de los votos obtenidos por Ciudadanos corresponde a antiguos votantes del PP, concretamente 1,8 millones de los 3,5 que suma el partido naranja. Otros importantes aportes de votantes a Ciudadanos proceden del PSOE y UPyD, que representan el 17,1 y el 16,3 por ciento, respectivamente. Son 0,6 y 0,57 millones de votos.
En el caso de Podemos, el principal proveedor de papeletas son los votantes intermitentes, aquellos que decidieron abstenerse en 2011 y que ahora regresan a las urnas. Éstos suponen prácticamente un tercio del voto de Iglesias, concretamente el 32,4 por ciento y son 1,7 millones de electores. El segundo origen más numeroso es del PSOE, que aporta el 23,1 por ciento del voto de Podemos, esto es, 1,2 millones de votantes. En tercer lugar se encuentra Izquierda Unida, que entrega 0,7 millones de votos, es decir, el 14 por ciento del total de Podemos.
La segmentación por edad nos muestra un cuadro polarizado entre Podemos y sus alianzas, por un lado, y el PP, por el otro. El partido más votado por los electores menores de 45 años es Podemos, mientras que el PP es el primero entre los que cuentan con más de 44 años.
Mientras, el bipartidismo tradicional consigue el 50,7 por ciento de los sufragios, lo que supone 213 escaños en el Congreso de los Diputados, esto es, el 60,9 por ciento de los escaños, algo que debería servir para garantizar la gobernabilidad de la nación y enviar un claro mensaje a los mercados de que las reformas continuarán en España.
(*) Sociólogo
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