Elecciones generales
Sánchez, optimista, se la juega: victoria o fracaso y expulsión
Victoria o «fracaso». A esta dualidad se reducen las expectativas del PSOE y de su candidato después de que Pedro Sánchez reconociera en una entrevista que «si no gana las elecciones para él sería un fracaso». Lo que no quiso especificar fueron las dimensiones de éste ni las consecuencias que llevaría aparejadas. Pero, en todo caso, si como auguran las encuestas el PSOE no supera los 90 diputados, la rebelión interna está asegurada y la renovación en la dirección no esperará a marzo, fecha en que el partido tiene previsto celebrar su congreso ordinario.
La campaña del PSOE arrancó fría. Fijaron todas sus esperanzas en «crecerse en la última semana», pero lo cierto es que han sido las intervenciones de Sánchez en los debates de Atresmedia y el cara a cara con Rajoy los que han supuesto un verdadero punto de inflexión en la movilización del electorado socialista. Dos debates, dos estrategias: victimismo y agresividad para llegar a quienes no se prestan a un mitineo sólo apto para afines. El PSOE explotó al máximo el «todos contra Sánchez» tras el debate a cuatro, dando incluso la vuelta al tripartito contra el PP que se difundió en los albores de la campaña, para reconvertirlo en un pacto «anti-PSOE». «Si van contra Pedro es porque le ven como el más fuerte», decían para vender la discreta intervención en Atresmedia. De la defensa pasó al ataque y Sánchez exhibió un duro discurso contra Rajoy, a quien llamó indecente. Esto enfervoreció a las huestes socialistas, pero no tanto a los dirigentes, que criticaron las formas aunque no el fondo. .
El tono bronco obedeció al intento del partido de neutralizar el ascenso de Podemos en los últimos compases de campaña, cuando la formación de Iglesias ha experimentado un ligero repunte. Fuentes de la dirección reconocen que la fuga de votos del PSOE a C’s ya está «contenida» y se afanan en cerrar el grifo también por la izquierda. Estas mismas fuentes creen que la clave de la victoria estará en el voto oculto –de PP y PSOE– y en los indecisos. Para movilizarlos, el líder socialista confía en la «estructura del partido», esto es, la organización y las siglas de la formación como bandera. Es curiosa esta visión, porque Sánchez ha pasado de salir al rescate del PSOE a que sea el PSOE quien le rescate, de quejarse de unas siglas que le lastraban a fiar su estrategia al poder de movilización de un partido con una estructura robusta. «Hay 15 escaños bailando», destacan desde el comité de campaña, unos 1.000 votos que fluctúan en distintas provincias y que podrían cambiar el escenario, si favorecen la entrada de los emergentes. Pero Estas mismas fuentes consideran que Podemos no entrará en las pequeñas y medianas, no así C’s que sí lo hará pero no en las 39 que indican las encuestas.
Llegan con optimismo porque –sin aportar datos– señalan que se presentan con un «empate técnico» con el PP y aspiran a ser primera fuerza «por muy poco».
La campaña en 5 frases: del «fracaso» al «indecente»
- «Un plato es un plato, un vaso es un vaso y Rajoy un fracaso»
- «Si usted –a Rajoy– sigue siendo presidente, el coste para nuestra democracia es enorme. Porque el presidente tiene que ser una persona decente y usted no lo es»
- «Si apoyas la reforma laboral y los copagos del PP, tendrás 20 años menos pero eres del PP»
- «Quien diga que va a bajar los impuestos, miente»
- «La mayoría quiere cambio, pero si la mayoría se divide, el cambio se frena»
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