Elecciones Generales 2016

Análisis del discurso

Análisis del discurso
Análisis del discursolarazon

Experiencia de ganador

Mariano Rajoy ha navegado con tranquilidad durante el debate a cuatro. Durante todo el tiempo se ha mostrado calmado, tranquilo, pausado, sabiendo ya de antemano que el resto de candidatos iban a ir contra él y contra sus políticas, algo que supo gestionar.

Sí que se ha visto, pese a esa tranquilidad de la que ha hecho gala, que el presidente del Gobierno en funciones se ha soltado cuando ha visto cómo su rival directo en esta batalla electoral, Pedro Sánchez, se ofuscaba quitando la bandera de izquierdas a Iglesias. En este debate se ha podido comprobar cómo Rajoy ha mejorado, y mucho, su capacidad para contar lo que ha hecho y está haciendo, aunque mantiene como su principal defecto las gráficas y las explicaciones numéricas. Lo mismo le ocurre con las estadísticas. Seguro, confiado y haciendo gala de su experiencia, es el vencedor.

En busca de su hueco

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, parece que todavía no ha sabido encontrar su hueco. Serio y tranquilo al principio del debate, poco a poco fue subiendo el tono y se le veía más tenso. En sus intervenciones, sobre todo cuando aludía a Iglesias o a los compañeros de partido de éste, se le vio muy inquieto en su afán por recuperar el foco que parece le ha robado Pablo Iglesias. Y fue en esa inquietud en la que en determinados momentos de la contienda perdió la compostura, como cuando calificaba de previsible a Mariano Rajoy y sus argumentos o cuando replicaba al líder de Unidos Podemos.

Su principal carencia es la de no haber sabido enganchar, o al menos intentarlo con más entusiasmo, la bandera emocional, que se la ha quitado Iglesias, ni la de la izquierda.

Nervioso y sin ideas

Comenzó el líder de Ciudadanos generando cierta sensibilidad cuando hizo referencia a la masacre de Orlando. Sin embargo, ese sentimentalismo y sus buenas maneras iniciales le duraron muy poco y comenzó a perder la compostura cuando trataba de explicar ciertas ideas o defender sus propuestas. Aún le falta experiencia.

Nervioso, acelerado, tenso en muchos momentos y descompuesto. Así ha sido la radiografía final del líder de la formación naranja, que, de haberse calmado y respirado, hubiera contrastado mejor las ideas y presentado mejor su programa. Sobre todo, cuando tiraba de hemeroteca y trataba de defender sus posturas.

Pero, además, Albert Rivera tampoco supo venderse como la verdadera y real alternativa al PP de Mariano Rajoy, a quien, al igual que el resto de candidatos, no paró de atacar en todo el debate.

El discurso más agresivo

Pablo Iglesias apareció tranquilo, sabiendo que su principal contrincante es Mariano Rajoy. Muy solvente con un discurso y con un verbo menos agresivo que en otras ocasiones, su principal objetivo durante todo el debate fue el constante ataque al presidente en funciones y a todo lo negativo que su Gobierno ha hecho en los últimos años.

Una constante en su discurso fueron las amenazas de derogación de todas las medidas aprobadas por los populares durante la pasada legislatura.

Arrancó tenso, estático, mirando al infinito, mostrándose en cierto modo forzado en sus primeras intervenciones, que se observaba estaban demasiado memorizadas. A la defensiva cuando los demás candidatos hacían alusión a su persona y a su programa, poco a poco fue tranquilizándose, y supo dejar algo más de lado los ataques, sin olvidarlos, pero reduciendo la carga de sus palabras.