Elecciones
Díaz echa el resto para ser tercera fuerza y evitar la vendetta de Montero tras el 23-J
Necesita adelantar a Vox y convertir sus escaños en poder para volver a la Moncloa y así desactivar la guerra de Podemos
Sumar cierra la campaña electoral con la esperanza de haber sacado de la bolsa de indecisos –un 30%- a un buen puñado de votantes, que en la formación estipulan entre cinco y diez escaños más. Creen que el debate electoral en RTVE dio la victoria a su líder y consiguió movilizar a la izquierda, que a principios de julio se situaba más cerca de la abstención que de acudir a las urnas. El reto sigue siendo el mismo que al inicio de la carrera electoral: ser tercera fuerza, es decir, adelantar a Vox.
Con ello salvaría los muebles si sus números y los del PSOE dan para reeditar el gobierno de coalición. En el caso contrario, en el que como vaticinan las encuestas, haya una mayoría del bloque de derechas, el resultado que obtengan, 25 según las encuestas menos optimistas y hasta 35 en las horquillas más altas, Sumar tendrá que enfrentarse a la guerra que ya prepara Podemos, después de sentirse «humillado en la plaza pública», según fuentes moradas, por la forma en la que se dieron las negociaciones para cerrar la coalición electoral, esto es, vetando a su principal activo político, la ministra de Igualdad, Irene Montero.
Díaz ha logrado vuelco en estos días, según su equipo. Comenzó la campaña electoral con la estrategia de dirigirla «en positivo», centrándose en propuestas que afecten directamente a la vida de la gente y bajo el lema «Es por ti», confió la primera parte al despliegue de medidas de su programa electoral. Unos días en los que los trackings electorales internos les situaba como cuarta fuerza política. Después, el equipo de campaña cambió la estrategia y pasó a la ofensiva con el PP, coincidiendo con la previa del debate electoral. Desde el pasado domingo, en el equipo de Sumar creen que hay datos que les hace asegurar que «hay partido».
En Sumar fían todo a conseguir ser tercera fuerza. Esta plaza es decisiva y su importancia se debe a la ley D’hont, que beneficia la tercera posición en las circunscripciones pequeñas y medianas. Es decir, quien consiga en una docena de circunscripciones el último escaño, puede ser decisivo. Solo hay dos posibilidades, que recaiga en Sumar o en Vox. En las siguientes provincias se reparten cinco y seis escaños: Almería, Córdoba, Guipúzcoa, Toledo, Badajoz, Castellón, Ciudad Real, Huelva, Jaén y Valladolid. Así, Sumar confía en asegurarse el escaño en las circunscripciones pequeñas con el fin de lograr representación y recortar distancias al bloque de la derecha. En el partido apelan al reiterado mantra del voto útil y aseguran que estas elecciones no van de qué partido gana, sino de qué bloque gobierna. Es por eso que en el PSOE miran con preocupación a su izquierda. Si no consiguen representación en las pequeñas provincias, no tendrán los números para entrar en Moncloa. Además, los expertos advierten de que Sumar tiene su nicho de votantes en los grandes núcleos urbanos como Madrid o Barcelona, mientras que Vox gana en los pueblos del interior. A pesar de este escenario, según ha podido saber LA RAZÓN, esta semana ha sido decisiva en Sumar, según sus trackings internos. Encuestas que les otorga ya la tercera plaza política. Creen que esta semana han obtenido un salto muy importante y se ven como decisivos. Tienen datos para pensar que "hay remontada".
Ayer, Sumar cerró campaña echando el resto en un acto electoral en Madrid con los principales dirigentes de cada espacio que se encuentra representado en Sumar, Ada Colau (comunes), Mónica García (Más Madrid), Ione Belarra (Podemos) y Sira Rego (IU). El domingo Sumar confirmará el éxito o fracaso de la operación en la que se embaucó para refundar a la izquierda a la izquierda del PSOE. Si los resultados no son los esperados, entorno a los 35 escaños y si no sirven para volver a gobernar, Podemos saldrá a reclamar su espacio. Es por eso que en los últimos días, Díaz pidió un «armisticio» en la izquierda, que parara la guerra interna. Durante la campaña, la presencia de Podemos en actos ha sido limitada. Se han puesto a «resguardo», aseguran, para el 24J. Día en el que ponen sus esperanzas en el papel de Irene Montero. Dirigentes del partido creen que Díaz la ha otorgado el papel de «mártir» de Sumar por su veto y creen que eso lastrará un resultado que solo imputan a la vicepresidenta. Hay una campaña para que el voto morado se convierta en nulo o incluso en papeletas para ERC, Bildu o el PSOE. Entonces, si esa operación sale bien, aseguran, se demostrará que no sirvió «matar a Podemos». Sin embargo, los morados también se juegan su representación en un total de ocho circunscripciones, más después del varapalo en las urnas el pasado 28 de mayo.
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