España

El terrorista más buscado de África habla español

Walid Sharaoui, jefe del Estado Islámico del Gran Sáhara, nació en el El Aioun, capital del antiguo Sáhara

Habla español y es uno de los terroristas de ISIS (Estado Islámico, Daesh) más peligrosos y, por lo tanto, más buscados. Nació en 1972 en El Aioun, capital del antiguo Sáhara español. Abu Walid al-Sahraoui, nombre de guerra ya que el real es Ladib Bachir, es una figura emergente dentro de la banda yihadista; el grupo que encabeza, el Estado Islámico del Gran Sáhara (EIGS), que mantiene alianzas con el ISWAP nigeriano, se ha convertido en uno de los más dañinos del Sahel africano. Sólo en tres atentados perpetrados en los últimos meses, ha acabado con la vida de más 200 soldados nigerinos. Su intención esd crear una “zona franca”, en el espacio fronterizo entre Mali y Níger para montar una base operativa en la que preparar células que puedan atacar en occidente, incluida España.

Este individuo es conocido desde hace años por los expertos antiterroristas, que han seguido su trayectoria criminal. LA RAZÓN ya dio cuenta de su peligrosidad en varios artículos, como los publicados sobre la infiltración de terroristas entre los inmigrantes; o, más recientemente, para informar de que tiene a España como objetivo .

La reunión que el presidente de la República francesa, Emanuel Macron, celebró el pasado mes de enero en Pau con los dirigentes del G5 Sahel, sirvió, entre otras cosas, para tomar medidas contra el grupo que encabeza Sharoui. Desde entonces, se han conocido algunos detalles de su vida y, sobre todo, se han conte3xtualizado por su gravedad los atentados que ha dirigido en los últimos años.

Este individuo, como tantos saharauis disconformes con la ocupación por Marruecos del Sáhara, facilitada por España, no tardó en unirse a las filas del Frente Polisario en los campamentos de Tinduf, a través de las juventudes de dicha organización, con la que, en la actualidad, no mantienen ninguna relación que se sepa.

Realizó sus estudios de bachillerato y universidad gracias a becas del Frente Polisario, en el que, entre otras cosas, zse ocupaba de atender a las delegaciones extranjeras que acudián a visitar Tinduf.

Con el paso del tiempo, se fue radicalizando y se desplazó a Mali, donde, junto con varios saharauis, se unió a Al-Qaeda del Magreb Islámico (Aqmi). No estaba a gusto en esta banda y decidió, junto con otros yihadistas, fundó el Movimiento por la Unidad y la Jihad en África Occidental (Mujao). Fue esta banda la que, el 22 de octubre de 2011, secuestró en Tinduf a los cooperantes españoles Ainhoa Fernández de Rincón y Enric Gonyalons, que, junto a una italiana, también capturada, fueron liberados en julio del año siguiente, tras el pago, según todos los indicios, de un rescate y la puesta en libertad de un yihadista, que se encontraba preso en Mauritania.

Durante algún tiempo, Sharaoui combatió junto al tristemente conocido Mokhtar Belmokhtar en un grupo denominado Al-Mourabitoune. Fue en 2015, cuando, fascinado por la creación un año antes del Estado Islámico y sus victorias en Siria e Irak, fundó Estado Islámico en el Gran Sahara (EIGS) y juró lealtad al “califa” Abu Bakr al-Baghdadi. Su “proyección” terrorista había comenzado.

Era cuestión de tiempo que diera el primer gran “golpe”, que dio carta de naturaleza a la banda que encabezaba. Fue el 4 de octubre de 2017, cuando tendieron una emboscada a una patrulla de Níger, formada por soldados de ese país y de los EE.UU.. Fueron asesinados cinco militares locales y cuatro estadounidenses. Al cabo del tiempo, el semanario Al Naba de Daesh publicó fotografías de los carnets profesionales de estos últimos.

A partir de ese momento, y con la incorporación de más combatientes a sus filas, los atentados no han parado en ningún momento en Mali, Burkina Faso y Níger.

Como pasa con todos los cabecillas que repuntan en el yihadismo, su captura, vivo o muerto, se ha convertido en una prioridad. Lo que ocurre es que este individuo adopta grandes medias de seguridad, hasta el punto de no utilizar nunca el teléfono y comunicarse mediante mensajes escritos. Cuando se mueve, lo hace en el seno de una de sus “katibas” (grupos de combate), mezclado entre sus hombres, ya sea en Pick Up o en motos todo terreno.

Sahraoui no debe tener mucho aprecio a España después de lo que ocurrió en su tierra natal, que fue entregada a Marruecos, que actualmente la ocupa. Su militancia en los años de juventud en el Frente Polisario da fe de ello. Por lo tanto, nada bueno puede esperar nuestro país de este individuo que, cada día pasa, cobra más fuerza dentro del entramado de “wilayas” (franquicias) que conforman Daesh.