Coronavirus

Torra, a Sánchez: “Me importa el coronacat”

Cataluña y País Vasco se rebelan Denuncian que el Gobierno quiere «confiscar» sus competencias con lo que consideran un 155 encubierto

La conversación se produjo en la tarde del viernes y, según fuentes del Govern, fue a iniciativa de La Moncloa. Pedro Sánchez telefoneó a Quím Torra y ambos acordaron dejar para más adelante la segunda reunión de la Mesa por el Diálogo. «Entenderás que no es el momento adecuado», advirtió Sánchez. El presidente de la Generalitat aceptó el retraso y ambos convinieron en suspender la cita hasta que la crisis del Covid-19 remonte. Fuentes de la Generalitat indican que Torra expresó al jefe del Ejecutivo su total prioridad, combatir con medidas drásticas la oleada de casos infectados en Cataluña y frenar el temible colapso de su sistema sanitario. «Lo que más me importa ahora es el corona-cat», le aseguro Torra a Sánchez en una frase muy gráfica sobre la evolución del coronavirus en Cataluña.

No obstante, las palabras de Torra encerraban la consabida trampa soberanista. Poco después de su conversación con Sánchez, y tras una reunión del Govern, el president desveló su jugada y compareció públicamente para anunciar el confinamiento de toda Cataluña y pedir al Estado el cierre de puertos y aeropuertos. Una maniobra simbólica y sibilina, de alta intención política, que coloca al Gobierno en un conflicto de competencias, de quien depende la gestión de estas infraestructuras. Pero tanto Torra como su homólogo vasco, el lendakari Íñigo Urkullu, no quieren que esas competencias pasen a estar controladas por el Gobierno al decretar el estado de alarma. Ayer mismo, ambos presidentes hablaron y coincidieron en rechazar que el Ejecutivo les quite poder. En su cuenta de Twitter, Torra apuntó: «Coincidimos en que no podemos aceptar que el Gobierno español confisque nuestras competencias en salud, seguridad y transporte. Necesitamos apoyo; no recentralización». Una queja ante lo que ambos consideran la aplicación encubierta del artículo 155 de la Constitución. En la Generalitat subyace la opinión de que el Gobierno español ha actuado con lentitud, descoordinado y afrontando la crisis «en diferido», por lo que consideran clave ese confinamiento de Cataluña pero sin perder ni el control ni el poder. Fuentes del Govern aseguran que las autoridades catalanas y sus cuerpos de seguridad están preparados para evitar que nadie pueda salir y entrar de Cataluña, la medida más extrema hasta la fecha.

En cuanto al aplazamiento de la Mesa por el Diálogo, ambas partes coinciden en que ahora no es el momento. Ante la magnitud de la actual crisis sanitaria, todos admiten que el parón es evidente. «El virus paraliza el procés», reconocen asistentes de la Mesa. Una vez más, quien no se ha quedado quieto es Carles Puigdemont, pues aprovechó la crisis para cargar contra el Gobierno. Desde su refugio en Waterloo, el fugitivo afi rmó que la decisión de mantener Madrid abierta es una grave irresponsabilidad. En su opinión, la decisión de Sánchez de declarar la alarma «llega tarde y ha creado más dudas que certezas». Alabó la valiente gestión del Govern catalán, al confinar toda la comarca del Ódena y adoptar decisiones difíciles.

En cuanto a la situación política catalana, unos creen que la pandemia es oportuna para sacar adelante los presupuestos de la Generalitat para 2020, mientras otros lo rechazan de plano. Entre los primeros están Esquerra Republicana y los Comunes, que ven necesario aprobar las cuentas y afrontar el Covid-19. Pero el PSC, el PP, Ciudadanos y la CUP no tienen tanta prisa y piden revisar los números porque la actual emergencia así lo exige. En JuntsxCat hay división de opiniones, aunque en público defi enden los presupuestos, en privado observan la necesidad de aparcarlos y centrar todos los esfuerzos en la pandemia. Las presiones de ERC y su vicepresidente, Pere Aragonés, autor del proyecto, son fuertes, pero el propio Quím Torra y dirigentes de JuntsxCat no son partidarios de precipitar los presupuestos en plena crisis del coronavirus. Por otro lado, la decisión de convocar las elecciones catalanas, competencia exclusiva de Torra, queda también condicionada por la pandemia. «El president solo piensa ahora en combatir la crisis sanitaria», aseguran en su entorno. Aunque en el Govern y el Parlament no se han dado por el momento casos de infectados, las instituciones catalanas y las formaciones políticas han tomado precauciones y se abonan a las videoconferencias. Entre los presos, el dirigente de la ANC, Jordi Sánchez, es el único que permanece aislado en la prisión de Lledoners por haber tenido contacto con un infectado en uno de sus permisos para hacer voluntariado. Según fuentes penitenciarias, no tiene síntomas de la enfermedad, aunque se mantiene en cuarentena preventiva en la enfermería de la prisión.

Así las cosas, la pandemia parece haber dado un respiro al confl icto político, pero el temor a las consecuencias económicas es enorme, como señalan unánimemente los empresarios. El director del Gremi de Restauración de Barcelona, Roger Pallarols, es muy crítico con las medidas adoptadas por Sánchez, reclama otro tipo de ayudas para el sector y un paquete fi scal de bajada de impuestos. «Si se reduce el funcionamiento de las empresas también necesitamos una cuarentena económica», asegura.

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