Política
Memoria terrorista
La Ley de «Memoria Histórica y Democrática» tiene un prioritario deber por delante: definir el relato de la verdad histórica de lo sucedido en España durante los casi cincuenta años de existencia de la organización terrorista que tiñó de sangre las calles del País Vasco, Navarra y de toda España. Durante ese periodo, esta banda fue el criminal enemigo de nuestra democracia y libertad. Sus miembros asesinaron, secuestraron, atentaron, extorsionaron, amenazaron y masacraron a todo el que no se sometía a su perverso objetivo, hasta que fueron derrotados por el Estado democrático y de derecho, con la Guardia Civil y la Policía Nacional a la vanguardia, que pagaron un elevado tributo de sangre en su desempeño. Ahora la Sra. Calvo quiere más «memoria democrática». Y lo democrático es lo que sus socios bilduetarras determinen: el brazo político de ETA, que nunca ha perdido perdón, pretende ordenar por ley que aceptemos lo que ellos consideran democrático en nuestra historia reciente. Si tanto le preocupan a la Sra. Calvo las víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura, hay que decirle que más urgente y grave, por cercana en el tiempo, está la memoria de las víctimas de aquellos terroristas. Es llegado el momento de alzar la voz y decir basta. Es una exigencia ética alejar de nuestra democracia a los que quisieron destruirla mediante el terror, y no convertirlos en sus camaradas políticos. Eso es «memoria democrática», Sra. Calvo.
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