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Mbayé, el joven que llegó en patera y hoy cuida a enfermos de la Covid

Abandonó Senegal con 15 años en un patera y tras caer en las redes de las mafias, trabajar como jornalero y fregando platos, logró sacarse la titulación en Enfermería

Mbayé
MbayéLa Razón

Mientras España revive una nueva crisis migratoria, que según el presidente canario, Ángel Víctor Torres, es mayor que la de los cayucos debido a que se desarrolla en un contexto de pandemia, emergen historias de superación que humanizan a las decenas de miles de personas que deciden cruzar el Atlántico en patera para llegar a Europa. La de Mbayé es una de esas. Una historia de constancia y de lucha que empezó cuando solo tenía 15 años y, sin decir nada a su familia, decidió subirse en un cayuco desde Senegal para llegar a España.

Al igual que muchos de los jóvenes que estos días llegan al muelle de Arguineguín, Mbayé pagó a una mafia para que le montara en un cayuco con destino a Canarias. Viajaban hacinadas más de cien personas en busca de otro futuro. Llegó a las costas de Tenerife y allí fue atendido por un grupo de voluntarios de la Cruz Roja. Fue entonces cuando nació su actual vocación.” Me llamó la atención la ayuda que recibí y les pregunté cómo podía ser como ellos”. Al igual que todas los inicios, su sueño no fue fácil.

“En un principio el viaje desde Senegal costó 3.000 euros, pero la deuda se engordó y finalmente tuve que pagar 4.500 euros a las mafias”, asegura en una entrevista telefónica desde el País Vasco, donde 17 años después de llegar a España trabaja como enfermero, ayudando en la lucha contra la Covid.

Mbayé
MbayéLa Razón

“Los primeros meses en España fueron muy duros”, recuerda. Durmió en la calle, vivió en un piso patera, trabajó como mantero, lavando platos… Muchos de estos trabajos bajo la atenta mirada de los grupos criminales que controlan tanto el negocio de la venta ilegal de dispositivos musicales como también de los alojamientos patera en los que, según explica, “vivían hasta 15 personas” y cada uno pagaba “cien euros”.

En 2006 viajó a País Vasco y ahí empezó a urdir los cimientos de su nueva vida. Empezó a estudiar en la Escuela Universitaria de Gasteiz y a los cuatro años se graduó. “Fue la ilusión de mi vida y me hizo muy feliz”, cuenta por teléfono. A día de hoy trabaja en el Servicio Vasco de Salud y fue unos de los sanitarios que luchó contra la pandemia en uno de los pabellones de Basurto habilitados para ello. Ha conseguido estabilidad, un buen salario y se está adaptando a las vida allí, estudiando incluso vasco.

Reconoce la enorme satisfacción de trabajar contra la pandemia al tiempo que describe las maratonianos jornadas que todos los sanitarios están realizando para combatir a la Covid 19. “Es cierto que algunas personas se impactan cuando ven a una personas con otros rasgos cuidándolo, pero en líneas generales, la aceptación es muy buena”, asegura. De hecho, subraya que para muchos el hecho de preocuparse por él y su origen se convirtió, en cierto modo, en un pasatiempo durante el tiempo que pasaban ingresados.

Preguntado por la situación que a día de hoy se vive en las Islas Canarias, Mbayé reconoce que siente “cierta impotencia y tristeza”; al ver las imágenes del muelle de Arguineguín. “Es un drama”. En su opinión, dar recursos en los países de origen es crucial para que la gente no huya de sus países. Con ese objetivo, creó la oenegé “Sunu Gaal” que significa patera en wolof, la lengua de Senegal. A través de esta organización trata de tejer redes de oportunidades que frenen a sus compatriotas de embarcarse en una aventura como la suya que no siempre tiene un final feliz.