Sobresueldos en "B"

Bárcenas, sobre su reunión con Rajoy: “Desentiéndete de esto y entrégale el sobre”

El ex tesorero asegura que se reunió en 2009 con el ex líder del PP por indicación de Arenas y ratifica que tras mostrarle una copia de los papeles, los destruyó en una trituradora de papel

Luis Bárcenas sigue al ataque con la ex cúpula del PP en el punto de mira. En su segunda sesión de declaración, el ex tesorero ha detallado la reunión que supuestamente mantuvo con Mariano Rajoy en su despacho a principios de 2009 en la que el entonces líder del partido habría destruido una copia de la supuesta contabilidad opaca de la formación.

“Le digo que he hablado con Javier Arenas y le he comentado que me queda un saldo en la “caja B” y, teniendo en cuenta las circunstancias (la incipiente investigación del “caso Gürtel” ), entiendo que esto no se va a utilizar y Javier me ha dicho “desentiéndete de esto y entrégale el sobre a Rajoy que él sabrá lo que tiene que hacer”, ha explicado a preguntas de su abogado, Gustavo Galán.

Según explicó en su primera jornada de declaración, se puso punto y final a esa “caja B” en 2009, tras estallar el “caso Gürtel”, con la entrega de 50.000 euros procedentes de un empresario que él dividió en dos supuestos complementos retributivos de 25.000 que trasladó a Rajoy y Cospedal.

“Yo subo al despacho de Mariano Rajoy, le entrego la cantidad y le enseño las dos últimas hojas para que él viese, en fin, cómo llevábamos ese tema -ha continuado su declaración-. Él me pregunta “pero Luis, ¿cómo podéis llevar esto?”, y yo le digo que eso era una indicación de Álvaro (Lapuerta) y que era una garantía para nosotros de que si alguien en algún momento ponía en duda que se había anotado una aportación de algún empresario o que se había hecho un pago determinado que nadie pudiese poner en duda que aquí había habido una apropiación indebida por parte de alguien”.

“Y la conversación es así de rápida -ha concluido su relato poniendo punto y final a su declaración- y a continuación el señor Rajoy se gira en el sillón y en la destructora que tenía detrás destruye esos dos documentos, que eran fotocopias”.

El acusado ha reiterado que existe un audio de esa supuesta reunión, que le fue sustraído en la “operación Kitchen” (el supuesto espionaje parapolicial puesto en marcha por Interior en 2013 para quitarle documentos comprometedores para el PP) y ha apuntado al comisario Andrés Gómez Gordo, ex asesor de María Dolores de Cospedal cuando era presidenta de Castilla-La Mancha.

La “cobardía” de la ex cúpula del PP

El ex tesorero popular ha reprochado además los antiguos dirigentes del partido su “cobardía de algunas personas que no están dispuestas a reconocer que hemos cometido errores y nos hemos financiado irregularmente”. Bárcenas ha defendido su “plena colaboración” con la Justicia desde su maratoniana declaración de julio de 2013 ante el juez Pablo Ruz, entonces instructor del “caso Gürtel”.

De ahí que el acusado haya insistido en desligar su confesión por escrito remitida hace un mes a Anticorrupción de cualquier pretensión de intentar dañar a su antiguo partido días antes de las pasadas elecciones catalanas. “Detrás no hay nada delirante de acuerdos con la fiscal general del Estado para perjudicar al PP antes de las elecciones”, ha recalcado.

Asimismo, el ex senador ha negado asimismo que actúe por animadversión hacia su antiguo partido. “En absoluto. En ningún caso”, ha asegurado, rechazando que quiera perjudicar a personas “que han sido compañeros durante 32 años”.

“Mi colaboración ha sido plena. No tengo que demostrarla para ganar ningún tipo de atenuante porque esa colaboración existió y el fiscal así la valora”, ha dicho. De hecho, ha manifestado su convicción de que sin esa declaración de 2013 “no estaríamos sentados aquí en este momento”.

Señala a la ex cúpula del PP

En la primera sesión de su declaración ante el tribunal, Bárcenas insistió en que tanto el ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy como los ex secretarios generales del partido Francisco Álvarez Cascos, Javier Arenas y María Dolores de Cospedal recibieron sobresueldos con dinero procedente de esa supuesta contabilidad opaca y que él mismo se encargó de entregarles esos sobres en alguna ocasión. El ex tesorero añadió que también otro antiguo secretario general, Ángel Acebes, y el que fuera vicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato percibieron esos sobres, pero en su caso precisó que él nunca se los entregó.

Según su versión, fue Álvarez Cascos quien en su condición de secretario general dio la orden de que se pagaran esos sobresueldos con dinero de esa presunta contabilidad opaca -para compensar la merma salarial de sus altos cargos tras la victoria electoral del PP en 1996-, pero esa práctica continúo después con los sucesivos secretarios generales, entre ellos Arenas, Rajoy y Cospedal. Esta última acusó en un comunicado al ex tesorero de mentir y enmarcó sus acusaciones en la animadversión hacia ella.

El acusado insinuó además que se guarda un as en la manga, una supuesta documentación “con aportaciones de empresarios para la campaña nacional con contenido exclusivamente electoral” y que sin embargo aún no ha aportado al juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, que investiga si esas aportaciones de empresarios al PP se efectuaron a cambio de adjudicaciones.

Bárcenas detalló igualmente la reacción del PP cuando el diario El País publicó los papeles de esa contabilidad opaca. Contó que le convocaron a una reunión en el despacho del abogado de Álvaro Lapuerta en la que le plantearon “la preocupación que había en el partido”. Y, según él, el letrado Javier Iglesias le ofreció 500.000 euros (procedente de aportaciones de empresarios) para que reescribiera esos papeles “variando los conceptos y las cantidades de cara a hacerlos públicos y crear la duda en la opinión pública de cuáles eran los buenos y cuáles los malos”, dando a entender así que se había producido “una manipulación por parte de alguien para perjudicar al Partido Popular”. A cambio, el PP se habría comprometido a zanjar las demandas laborales contra él. Él, sin embargo, afirma que rechazó el ofrecimiento porque lo que le correspondía como indemnización eran 975.000 euros.