Hablan tres históricos de Cs
Girauta: “Ciudadanos no tiene ningún futuro”
Fundadores y ex altos cargos del partido señalan la mediocridad de sus dirigentes para explicar la cadena de errores que han dado al traste con las siglas de referencia del liberalismo en España
¿Qué lecciones se pueden sacar del lento pero irreversible deterioro de Ciudadanos, una marca política que tras el final del bipartidismo asumió la portavocía del liberalismo en España y llegó a hablarle de tu a tu al PP? LA RAZÓN se ha puesto en contacto con tres fundadores del partido y uno de sus ex altos cargos más representativos para intentar desentrañar las razones de colapso de la formación naranja.
Arcadi Espada, uno de los fundadores de Ciudadanos, asegura que, pese a todo lo que ha pasado en las últimas semanas, Cs sigue siendo un partido imprescindible «en esta España podrida políticamente... y no solo políticamente». Para Espada muchas de las características de Ciudadanos siguen siendo intrínsecamente útiles para España pero esa necesidad convive con una incapacidad absoluta del núcleo dirigente para sacar adelante el proyecto. «Esta falta de pulso directivo no es ni mucho menos la de la actual dirección, también se advirtió ya en la época de Albert Rivera. El problema no es la inutilidad de la idea si no la del núcleo que estuvo a cargo de esa idea», asegura. Para este fundador del partido naranja se ha cometido un error estratégico al no haber sabido pactar con Sánchez. «Al no haber pactado con él ahora no tenemos hoja de servicios. Este partido nació para que el nacionalismo aflojara poder o desapareciera y sin embargo lo que hemos hecho es dejar a Sánchez solo en manos de ellos», explica.
El camino a seguir ahora es perseverar con humildad y con sentido común en el propósito fundacional, según Arcadi Espada. «No lo digo por reivindicar a los fundadores sino porque la idea de Ciudadanos sigue vigente. Lo que me importa es saber que hoy sigue siéndolo y las personas que llevan el partido deben saber que esto es lo fundamental. El proyecto no es débil y en el se tienen que fortalecer y en el tienen que buscar sus fuerzas», concluye.
Otro fundador de Ciudadanos que prefiere en esta ocasión no aparecer citado con su nombre recuerda que Cs servía para una cosa en Cataluña y otra para España. En Cataluña se trataba de aportar un grupo parlamentario para que los gobiernos no tuvieran que pactar con los independentistas o populistas. «Se dirigía a dos públicos distintos. En Cataluña eran socialistas descontentos por la política del PSC, gente más de izquierdas y en España un publico más votantes de la derecha». Esta mezcla jugó en contra de las expectativas del partido cuando Ribera tomó la decisión de no gobernar con el PSOE. En ese momento salió Vox con más seguridad que Ribera en sus convicciones y dejo a Cs en tierra de nadie», asegura este miembro del grupo inicial que lanzó la marca Cs. Y continúa su análisis: «Otro problema fue el hiperliderazgo de Rivera con segundos mandos y cuadros locales muy flojos. Eran verdaderamente muy flojos y no han sabido gestionar todo esto. A quien discrepaba se le marginaba e invitaba a irse. Se ha perdido capital humano muy bueno. Y el que tenían no lo han sabido aprovechar». Y el problema, remata esta fuente, es que «ni siquiera hay autocrítica. De la foto de Colón a Murcia todo ha sido una cadena de errores».
Para Juan Carlos Girauta no ha habido ningún cambio significativo en su análisis desde que devolvió el carnet del partido hace un año: «Ciudadanos ya no tiene sentido, ni siquiera existe como partido sino como una cocina de intereses personales heredados de lo que fue un partido que llegó a tener cuatro gobiernos autonómicos, muchos municipios y un puñado de diputados y senadores». Para Girauta ese patrimonio se gestionó, en el sentido mas aséptico de la palabra: gestionar sin hacer política. El problema en su opinión es que «Cs se ha dirigido no como un partido sino al margen de la política. Se ha llegado a un alejamiento de lo político tan grande como llegar al lío de Murcia y provocar lo de Madrid, que estaba cantado. A mi ya no me sorprende, cuando pierdes de vista la política esto es lo que pasa. ¿Cuál es ideario de Inés? ¿Cuál es el ideario de su mano derecha?», pregunta retóricamente.
El pronóstico de Girauta sobre el futuro del partido no es precisamente halagüeño. De hecho sus palabras no pueden ser más tajantes: «Ciudadanos no va a levantar el velo. Está muerto desde hace mucho tiempo. Lo que va a pasar es una bola de nieve de gente que se marcha y otra gente no se marcha por interés. Es muy fácil creer que tus intereses personales son los intereses de España. Es fácil convencerse de ello, no es una hipocresía . Pero no es así. Porque el principal interés de los españoles es deshacerse del Gobierno Sánchez que es un peligro en todos los sentidos. Para la economía y la integridad territorial y democrática de España». El drama es que, según Girauta, en Cs esto lo tenían claro no solo Rivera Villegas y él sino «toda la ejecutiva que siguen allí defendiendo cosas contradictorias». «Es una asunto que yo entiendo que no tienen ningún futuro. Cuando en Madrid se pase de 26 a cero, que es lo que va a suceder... Si, bueno, puede haber entusiastas de la nada que digan que esto tiene sentido... pero no lo tiene. En Cataluña se pasó de 36 a 6. De primera fuerza a la 7 de 8. Y en Madrid de 26 a cero porque ni en sueños se va a llegar al umbral. Es lamentable».
Para el dramaturgo Albert Boadella, que también formó parte del grupo inicial de fundadores de Cs, el partido tiene las mismas características que cuando se fundó: «Siempre ha habido polémica entre los que pensaban que debía inclinarse a la izquierda y los que pensábamos, me incluyo, que debería ser de un ámbito liberal. Había dos grupos muy diferenciados. Y esto ha seguido estando presente». Esto ha sido lo que ha explotado en esta ultima situación según Boadella. «Parece ser que Arrimadas y una parte del partido quieren hacer un giro a los socialistas por el complejo de que no les llamen de derechas. A mi me parecería correcto que en ciertos momentos se apoyara al PSOE pero el PSOE actual no: sería traicionar la esencia de su fundación que era no colaborar con lo que pudiera significar el nacionalismo y el separatismo». Para este fundador de Cs la actual directiva quiere arrimarse al lado de un partido que hasta ahora está mostrando de manera fehaciente que quiere sostener a los nacionalistas y está dispuesto a ceder en muchos terrenos. Eso me parece intolerable por que es la traición en su núcleo central». Y es que «si fuera otro PSOE, el de hace 20 años, me parecería aceptable. Pero a este PSOE de Sánchez no hay que darle ni el pan ni el agua»·.
En cuando a la dirección del partido, Albert Boadella cree que Arrimadas tenia que haber dimitido ya que su gestión ha sido desastrosa. Es necesario convocar un congreso extraordinario y una coordinadora aunque Arrimadas se vaya a presentar de nuevo. Pero esta era su única opción para salvar el naufragio. No hacer eso reduce las posibilidades del partido realmente un aspecto puramente testimonial.
Y esto es así por que «Cs es un partido que es la gran paradoja de España: tiene el mejor electorado en cierto sentido, no esta por las ortodoxias, mucha gente ilustrada en sus filas. Casi incluso un poco elitista en cierto modo pero muy sustanciado. Me refiero a que no es la masa. Y se encuentra con unos dirigentes que no han estado a la altura. Entre los votantes habría personas que podrían tomar las riendas del partido, todos menos los dirigentes. Es esperpéntico». Y concluye: «Yo he defendido a Arrimadas siempre, desde que estuvo en Cataluña y posteriormente también. Pero este tipo de errores obligan a poner el cargo a disposición del partido».
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