Redes sociales
El «detox» de Colau que puede cerrarle puertas
La red social es una herramienta de doble filo para la clase política que no siempre conlleva beneficios y donde cualquier fallo o polémica puede tener una inesperada repercusión
Casi un millón de seguidores. Once años en las redes sociales, a las que llegó como activista, las usó como altavoz mediático de sus polémicas campañas en las que no dudaba en inundar las redes de sujetadores para censurar el machismo por parte de políticos o para reivindicar la vivienda digna, entre otras. La misma red de la que hoy sale como alcaldesa del Ayuntamiento de Barcelona en su segundo mandato. Ada Colau dice basta. Da el portazo a Twitter, lo hace –dice– «con carácter indefinido» para «ser mejor política» y para «hacer una política que transforme la realidad y mejore la vida de las personas, ser buena alcaldesa para mi ciudad y, en lo posible, ser cada vez mejor persona». Una reflexión que hace pensar, entonces, si el resto de dirigentes no son buenos políticos por el mero hecho de pertenecer al mundo digital, como si de Twitter dependiese las estrategias de cada partido.
Coalu nombra a la ya demasiado repetida polarización para dar un paso atrás y ataca con su mensaje a la «extrema derecha», a la que responsabiliza de intoxicar e incitar al odio. Como si solo existiese en la red bots vinculados a un a única ideología. Inicia Colau un «detox» virtual porque, lamenta «hay que opinar de todo, todo el rato». Ofrece una reflexión acertada en su análisis «a la política le sobra ruido, testosterona y proclamas de tuit fácil y necesita más empatía, complejidad, escucha, pedagogía y matices». Así lo respaldan varios expertos en comunicación política que lamentan que Twitter «ha hecho un flaco favor a la creación de debates políticos de calidad». El consultor de comunicación política Néstor Solis ve una «alta crispación en la red social que vuelve loco a cualquiera», pero, analiza que su actuación puede verse como «síntoma de debilidad por sus adversarios». De todos modos, cree que la ciudadanía seguirá hablando de ella por su responsabilidad institucional.
La decisión de la alcaldesa la hace convertirse en una de las primeras en abrir esta puerta. Hasta ahora, solo algunos famosos habían iniciado este sendero como Emma Stone, el piAnista James Rhodes, Dulceida o Megan Markle. Más allá del discurso de la alcaldesa conviene analizar si es acertada o no la decisión de un político de salirse de un marco que hoy por hoy es un altavoz comunicativo, si las redes benefician o perjudican a los dirigentes y cómo deben usar y para qué los políticos las redes.
Los expertos en comunicación política consultados por este diario tienen claro que no es una decisión acertada y ponen el foco en las bonanzas que ofrece esta red como canal de comunicación. Colau es tajante en su mensaje, asegura que «para que el amor gane al odio, arrivederci Twitter». Pero, en el terreno político, ¿Qué significa que la alcaldesa de Barcelona o cualquier político deje sus redes sociales? Supone «renunciar a marcar la agenda política» y a una «parte vertebral del partido político». Eduardo González Vega, profesor en la UCJC y consultor en el centro internacional de Gobierno y Marketing Político así lo ve. «Las redes son buenas porque consigues la ansiada memorabilidad que puede ser clave para momentos electorales como el actual». Además, cree que la decisión de abandonar una red social puede hacer «perder una gran oportunidad». El debate dice, continuará sin ti. «Tu espacio estará ocupado por los rivales, dejando huérfanos a tus seguidores».
Cuidar el «hogar»
¿Puede, por tanto, tener consecuencias negativas para su carrera su decisión? «Es desaparecer de conversaciones, de debates y de diálogos, de la interacción constante», secundan. La cuestión es por qué una dirigente de un partido nativo en redes sociales toma esta decisión precisamente ahora. «Los partidos digitales como Podemos, Vox y Cs no estarían donde están si no fuese por las redes sociales, y es llamativo que Colau se vaya ahora. Que ella vea ahora estos efectos negativos de las redes sociales cuando hace unos años era una activista», explica Carmen Beatriz Fernández, consultora política. «Ella ha sido muy intensa, e incluso si uno se pone quisquilloso podría haber sido representante de lo que ahora se queja», en referencia al nivel de toxicidad y de reacciones que calientan el ambiente político. Por eso cree que negarse a esta red social es «de alguna manera desestimar su origen, porque es parte de su esencia» como política.
El debate sobre si las redes benefician o perjudican, no es nuevo. De hecho, muchos equipos de comunicación de los partidos desearían que sus dirigentes cerraran sus perfiles. Así lo desveló esa semana en una entrevista en Onda Cero el vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea. Incluso el candidato de Unidas Podemos a las elecciones a la Comunidad de Madrid Pablo Iglesias aseguró también este jueves que «ataría todavía más a Echenique para que no siguiera tuiteando» en referencia a las publicaciones incendiarias de su portavoz parlamentario. Una de las últimas fue vincular al votante de derechas con los maltratadores de mujeres. Es ahí donde los expertos ven que deberían dejar paso a sus equipos de comunicación, como explica el consultor Néstor Solis, que apuesta por «un equipo que ayude a gestionar bien la conversación en redes. A veces tus propias emociones pueden jugar en contra de ti», dice y apunta que «los políticos tienen que hacer un uso responsable de las redes». Para González Vega, en el caso de Echenique «sí está sacando partido a lo que dice». En su opinión busca «colocar un mensaje que se hable de lo que él pretende y salte a los medios y lo consigue». Aunque, recomienda extremar el cuidado antes de escribir porque «te puedes meter en escándalos mediáticos evitables». «Es uno de los defectos de Twitter en el caso de que el político no tenga la capacidad o paciencia para serenarse antes de pronunciarse», aporta Carmen Beatriz Fernández.
Y, por último, ¿es hoy tan importante para los políticos estar en las redes? ¿Cómo deben usarlas? La respuesta es afirmativa, pero, sobre todo, lo importante es el modo de estar en ellas. Hacer de tu perfil social un hogar. «Hace diez años era un departamento anexo al organigrama del partido, hoy son parte indistinguible del resto de campaña. De hecho, las redes son la campaña», dice Fernández. «Prueba del éxito de los políticos que surgieron a partir de 2015 es su capacidad de moverse como pez en el agua en este ecosistema de medios». González Vega recomienda a los políticos contar con ese espacio para contar con sus propuestas para acercarse a los ciudadanos. «Romper la barrera de la formalidad que encuentras en otros medios es esencial», argumenta. Valora, además, hacer de las redes ese hogar personal. «La idea es que los ciudadanos te conozcan y sirva para mejorar tu imagen política». Enfrentarse al reto de «no perder el enganche» debe ser el fin de nuestros políticos.
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