Rebeca Argudo
Podemos y el sexto sentido
Necesitan agitar el fantasma de la ultraderecha
Sánchez ya ni disimula. No es que ignore a Unidas Podemos o que prefiera tenerlos ahí, entretenidos para que no molesten, con sus cosas mínimas, como se hace con los niños cuando vienen visitas. No. Es que ya ni se acuerda de que existen.
O prefiere no acordarse. Ya ni siquiera se preocupa de guardar las formas lo que dure, al menos, la legislatura y, con ella, el acuerdo de coalición. Ahora ya, abiertamente, habla de un gobierno del PSOE con «lo que representa el espacio de Yolanda Díaz» como contrapunto a uno del Partido Popular y Vox.
Que el barómetro de abril del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sitúe al Partido Popular a tres puntos del PSOE (ojo que, si José Félix Tezanos lo sitúa a tres puntos, cómo será la cosa sin maquillar) con un Podemos agonizante y un Vox remontando e, incluso, arrebatándole votos directamente en espacios que, tradicionalmente, le pertenecían, no es el mejor de los escenarios.
Así que necesita agitar el fantasma de la ultraderecha, ese «que viene el coco» asustaviejas que tan bueno réditos le ha dado pero que, de tan sobado, ya apesta.
Así las cosas, la estrategia parece clara: demonizar un posible pacto entre las dos formaciones para evitar que sumen y se conviertan en el bloque de derecha que le arrebataría el poder. Y, la mejor manera, es condenar ese pacto: no se trata tanto de frenar a Vox (no le conviene, el ascenso del partido de Santiago Abascal le beneficia electoralmente) sino de impedir que el Partido Popular pueda pactar con nadie.
A esto añadimos un distanciamiento de ese Podemos moribundo que ya no les es útil y que representa a la izquierda más radical, esa que les ha hecho perder votos, y ya tenemos la que podría ser la fórmula mágica en la cabeza de un Pedro Sánchez que se ve a sí mismo como un tacticista brillante. Y un bellísimo líder mundial, claro. Mientras tanto, Podemos prefiere mantener un perfil bajo y quitar hierro al asunto para que no se les acabe el cuento y seguir chupando del frasco, al menos lo que les quede en el convento.
Para ellos, «el espacio de Yolanda Díaz» no es otro que Unidas Podemos y lo que diga –lo que no diga, más bien– el presidente del Gobierno a ellos plin. Como el prota de «El Sexto Sentido», no se ha dado cuenta de que nadie le ve y va a ser el último en enterarse de que está muerto.
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