Rubén Moreno

Su señoría es un necio o puede serlo

Rubén Moreno

A pesar de la evidente y constante confrontación política, no es habitual leer esa expresión en la prensa escrita de nuestro país, pero aún se esperaría menos en un entorno como el de la ciencia. Sin embargo, en el año 2000, «The New York er» publicaba un artículo de Richard Preston que empezaba con un sorprendente «Craig Venter is an asshole» (Craig Venter es un necio). La expresión era de un científico senior del equipo de Francis Collins. Venter era y es un extraordinario científico con el que trabajé varios años en Estados Unidos. La disputa se produjo en medio de la carrera por secuenciar el genoma humano, y aunque los dos equipos comenzamos esa carrera en la institución de investigación por excelencia de los Estados Unidos que son sus Institutos Nacionales de la Salud en Bethesda, pronto nos separamos formando dos equipos, uno financiado con fondos públicos, el de Francis Collins, y otro con fondos privados, el de Craig Venter. El enfrentamiento podía parecer civilizado, pero soterradamente era implacable.

La confrontación científica llevó a conseguir en un tiempo récord uno de los mayores avances de la humanidad: la secuenciación del genoma humano, pero también obligó nada menos que al presidente Clinton a reunir en la Casa Blanca a los dos contendientes, Venter y Collins, para intentar que hicieran las paces y colaboraran en la consecución de un objetivo tan importante para la humanidad. La presentación conjunta del primer borrador del genoma humano tuvo lugar en el Salón Este, el mismo que recibió los cuerpos de los presidentes Lincoln y Kennedy tras sus asesinatos. A pesar de la importancia histórica del momento, tras las sonrisas seguía palpitando un odio profundo y mutuo entre los equipos. Ni que decir tiene que la reconciliación no fue posible. La lección es que la confrontación no solo no afectó al avance en la secuenciación del genoma humano, sino que indudablemente ayudó a que se acelerara, publicándose por ambos equipos, de forma simultánea pero separada, en febrero de 2001.

Esto viene a colación de la confrontación política que tanto nos sorprende. La confrontación en sí misma no es mala si está bien fundamentada. Tener a alguien constantemente encima de lo que haces te obliga a estar permanentemente en alerta, y eso es lo que se le exige a un político en ejercicio, y más aún si forma parte de un Gobierno. Es un mecanismo de seguridad que todos los Gobiernos deben asumir, como ya se asume que a nadie le agrade ser criticado en cualquier ámbito de la vida. La diferencia es que, en política, no se le obliga a nadie a estar y, de estar, tampoco se le garantiza que no vaya a tener que enfrentarse a algún fanático que no siempre siga a Cicerón cuando hería dialécticamente a sus adversario s sin invocarla ofensa, la difamación, la calumnia o el insulto. Aquí no tenemos el Salón Este de la Casa Blanca, pero estos días el presidente Núñez Feijóo ha presentado al presidente Sánchez un plan anticrisis bien fundamentado, coherente, estructurado y razonado para colaborar en la consecución de un objetivo tan importante como es ayudar a las familias y a la economía de este país.

Aunque en algunos debates en el Congreso de los Diputado s se ha escuchado el epíteto que recibió Craig Ventero su equivalente más castizo, bastaría conque el Gobierno rechazara sin más las propuestas de Núñez Feijóo, o simplemente no explicara su desacuerdo de forma razonada, para que, sin necesidad de contradecir a Cicerón, quedara patente esa necedad.