Opinión

Tontuna veraniega

Con cada nueva decisión salida del gabinete del presidente se nos pone la jeta de imbécil

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su visita el pasado lunes al Puesto de Mando Avanzado en el Puerto de Miravete, cerca de la localidad de Casas de Miravete.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su visita el pasado lunes al Puesto de Mando Avanzado en el Puerto de Miravete, cerca de la localidad de Casas de Miravete.BallesterosAgencia EFE

No se preocupe, la sensación que sufre en los últimos días es bastante normal. Sí, esa cara que le mira delante del espejo pocos minutos después de despertarse con un leve sudor frío colocado sobre su epidermis es la suya. Aunque no se lo crea, le ven así, con una vulgaridad absoluta, pero no se lo tome a mal, ya sabe que en sus sueños nunca estuvo protagonizar un anuncio de colonias y que le envidiaran sus vecinos al verle en la contraportada de una revista dominical para hombres. Pero le comprendo, porque esa expresión de tonto del culo ya se ha expandido por toda España, convirtiéndose en una enfermedad endémica que aún no tiene catalogación médica, pero la encontrarán. Será cuestión de tiempo, porque el careto de memo, que es lo que usted tiene, se ha implantado como el efecto más extendido del “sanchismo” entre los españoles. Con cada nueva decisión salida del gabinete del presidente a usted y a mí se nos pone la jeta de imbécil. Si hay que hacerse una foto con incendio al fondo, se la hace uno aunque le digan de todo los vecinos de un pueblo que ha perdido su futuro. Si hay que hacer una purga interna, también, no pasa nada por que descabeces tu propio partido, “adelante presidente”, para que nadie frene tu deriva autoritaria. Pero lo que ya nos coloca este rictus en el rostro, ese que a usted y a mí nos preocupa al quitarnos las legañas, son las explicaciones que nos lanzan desde esta chusquera corte de los desastres. Adriana Lastra y Dolores Delgado salieron del contubernio por la gatera, con una patada en el culo, vamos, pero a los que les pagamos el sueldo nos cuentan excusas peregrinas, y hasta bizantinas, para justificar una nueva crisis veraniega que apuntala un poco más lo poco que queda de este gobierno fake. Cojan papel y lápiz e inicien la lista de “personajes” caídos en desgracia que han pasado por el gabinete de Sánchez. Desde Pablo Iglesias hasta la inefable Carmen Calvo pasando por Màxim Huerta. Un drama tras otro que descabella aún más al PSOE. Un viejo militante me contaba esta semana que los alcaldes le piden la hora a Sánchez porque cada día que pasa pierden credibilidad y daba por hecho que no volverá a la Moncloa, pero se preguntaba qué quedará de un partido tocado de muerte y sin referencias. Probablemente nada, como esa sensación que ahora le anima el vientre.