Opinión

La excepción ibérica

Si PP y PSOE consiguen recuperarse, los extremos se verían debilitados

Sánchez: el final del Pacto Constitucional
Sánchez: el final del Pacto ConstitucionalDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

Con la guerra de Ucrania abriendo en canal las economías de los Estados miembros, los cambios políticos se suceden uno tras otro, pero el denominador común es el avance de la extrema derecha. En el año 2009 el voto a la ultra derecha alcanzó el 7% de los sufragios, en 2020 se había duplicado holgadamente llegando a tocar el 16%. Ha conquistado Hungría y Polonia, gobierna en coalición Eslovenia, Letonia y Eslovaquia, en Suecia quedaron segundos y Le Pen disputó las presidenciales a Macron.

La victoria de Meloni en Italia marca otro punto de inflexión preocupante para el resto de la Unión, dando alas a partidos como Vox que aprovechan tanto la ola populista como la crisis de los partidos conservadores clásicos, el caso de Reino Unido es paradigmático, los tories llevan meses inmersos en el puro canibalismo político.

Sin embargo, algo le pasa a la socialdemocracia que no consigue consolidarse. Las victorias en Alemania y Noruega fueron débiles con coaliciones de gobierno difíciles y, en Finlandia, la primera ministra ha visto como se deterioraba su imagen. Una excepción es Portugal. Costa consolidó la posición de los socialistas portugueses, aunque Chega, la versión local de la extrema derecha tiene 12 diputados y un escaso 7% de votos.

En España, a raíz de las elecciones andaluzas de diciembre de 2018, Vox subió en casi todos los territorios, era la etapa de Casado al frente del PP. Sin embargo, con Feijóo, los populares recuperaron bríos y fue precisamente en Andalucía en donde se enfriaron las expectativas de Abascal y empezaron sus dolores de cabeza en forma de Macarena Olona que se ha convertido en una auténtica amenaza para su ex partido.

Lo que ocurra con el PSOE se verá en unos meses. No parte como favorito y el desgaste por las crisis permanentes vividas en los últimos años le han hecho mella. No es menos cierto que Sánchez está manejando todos los resortes que tiene disponibles. Ha lanzado un guiño a pensionistas y funcionarios y espera obtener réditos en territorios como Cataluña.

Aún le queda tiempo para preparar un plan que minimice pérdidas en Madrid y Andalucía, líos como el de la ley trans o la reforma del delito de sedición, que se acumulan en la mesa de Sánchez, son peligros electorales. Si PP y PSOE consiguen recuperarse, los extremos se verían debilitados. Esa sería la auténtica excepción ibérica.