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A mano alzada o voto secreto

El PP llama a Junts pel Sí y a la CUP a que «no sean cobardes» y a asumir responsabilidades cuando voten la resolución secesionista el 9-N

La presidenta del Parlament saluda a la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas
La presidenta del Parlament saluda a la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadaslarazon

Después de conseguir tiempo para que Ciudadanos, PSC y el propio PP lograran consensuar una estrategia conjunta, Xavier García Albiol anunció ayer que los populares ya tienen grupo parlamentario. El PP ha apurado el plazo, que termina hoy a las 9:30 horas de la mañana, para constituir su grupo. Primero tenía dudas acerca de quién debía asumir el papel de portavoz. Vacilaba entre Enric Millo, mano derecha de Alicia Sánchez-Camacho, y Antonio Gallego, unhombre de Albiol. Pero después de que este último anunciara hace una semana que deja la política por problemas de salud, el puzle popular era fácil de construir. Sin embargo, el PP agotó el plazo para constituir su grupo porque así podía retrasar la tramitación de la resolución rupturista de Junts pel Sí y la CUP.

Sin grupo del PP no había portavoz del PP, sin portavoz del PP no podía convocarse la Junta de Portavoces y sin Junta de Portavoces no podía reunirse la Mesa del Parlament que, saltándose el reglamento, ha acabado dando el visto bueno al pleno que el lunes debatirá la resolución soberanista. Las estratagemas de soberanistas y constitucionalistas, unos para avanzar hacia la independencia y otros para frenarla, serán una constante durante esta polémica legislatura.

El PP no va a facilitar el camino hacia Ítaca a Junts pel Sí y la CUP. Tras la maniobra de retrasar el nombramiento de su grupo parlamentario desafió a los diputados soberanistas a renunciar a la votación secreta en el pleno del lunes que votará la propuesta de resolución independentista.

«¡Que no sean cobardes!», trasladó Albiol a Junts pel Sí, la CUP, a Artur Mas y la presidenta del Parlament de Cataluña, Carme Forcadell, rodeado de su recién constituida guardia: Enric Millo, como portavoz; Santi Rodríguez, como portavoz adjunto, y Esperanza García, forjada en tertulias radiofónicas, también como portavoz adjunta.

El PP teme que los diputados pidan el voto secreto para evitar hipotéticas responsabilidades penales en caso de que se inicie un procedimiento judicial. Una posibilidad más que factible una vez se apruebe la resolución independentista. «Si han sido tan valientes para presentar una propuesta para romper España, han de ser igualmente valientes a la hora de votar y que quede reflejado su voto, así se verá a quién le toca asumir responsabilidades», avisó Albiol.

Viable el pleno, la resolución saldrá adelante con los votos de Junts pel Sí y la CUP, que suman 72 de los 135 diputados que dibujan el arco parlamentario catalán. La resolución de los soberanistas propone que en 30 días empiece la tramitación de las leyes del proceso constituyente, la seguridad social y la hacienda propia. También considera al TC deslegitimado y avala la desobediencia de las instituciones del Estado en tanto que insta a cumplir exclusivamente las normas o mandatos del Parlament.

Pero ni el Estado ni el flanco contrario a la independencia se lo van a poner fácil a Junts pel Sí y la CUP. Unos y otros empiezan ya a trabajar en respuestas administrativas contra la declaración de ruptura. El Gobierno interpondrá un recurso ante el TC en cuanto se apruebe. El PP además presentará una enmienda a la totalidad en el Parlament. Albiol avanzó que propondrá un texto alternativo con el que tratará de poner en valor «lo que nos une y no lo que nos separa», siguiendo la máxima que se ha propuesto tras el 27-S de conseguir que los soberanistas tengan más motivos para quedarse en España que para irse.

Albiol acabó el puzle popular con Alejandro Fernández designado para asistir a las reuniones de la Mesa del Parlament.