PSOE
Ábalos: "El presidente ha tenido muchas reuniones y contactos telefónicos con Iglesias"
El ministro de Fomento en funciones sobre la relación de su partido con el de Pablo Iglesias: «Si empezamos así con Podemos, ¿cómo serían los problemas en un gobierno de coalición? La disparidad está en la concepción del Estado»
El también secretario de Organización del PSOE asegura que su partido no quiere elecciones porque «el que las gana no quiere repetirlas. Buscamos un acuerdo con las formaciones políticas que tienen su parte de responsabilidad»
Nos recibe en la sede de su ministerio y no parece un mes festivo. Los colaboradores más cercanos del ministro están al completo, y su secretario de Estado, Pedro Saura, sale de una reunión en su despacho. Ábalos, el hombre fuerte del PSOE en el Gobierno, se confiesa agotado. Primarias, Congreso del PSOE, moción de censura, gobierno, campañas, elecciones varias, investidura...Y el ministerio, claro. Tanto trasiego no le deja mucho tiempo libre «del ministerio apenas conozco este pasillo», dice señalando hacía su despacho.
-¿Cuál fue su primera impresión cuando recibió la propuesta de Podemos?
-Me pareció volver sobre lo mismo. Los contenidos podrían interpretarse como buscar una base programática que en la anterior experiencia no fue la prioridad. Pero siguen insistiendo en la negociación frustrada.
-Podemos insiste en coalición, y ustedes responden que no, ¿elecciones?
-No queremos elecciones porque entre otras cosas el que las gana no quiere repetirlas. Quiere que se respeten los resultados, confirmados un mes después en las europeas, municipales y autonómicas. Esto fue una ratificación del electorado sobre la decisión que tomó en abril. El bipartidismo, aunque fuera imperfecto, ha sido sustituido por el «bloquismo» perfecto. En el sentido, de bloque y de bloquear. Es una mala situación para el país. La descalificación previa implica la negación del otro, y negarlo es negar su derecho a pensar de modo distinto. Tenemos que acostumbrarnos a llegar a acuerdos incluso con los que piensan totalmente distinto. Negarlos es poco democrático.
-Ha habido contactos con Podemos en estos días....
-No, que yo sepa no.
-¿Por qué se ha llegado a este nivel de desconfianza?
-Hay diversas circunstancias. Tuvimos una fase positiva de colaboración desde la moción de censura hasta las elecciones y en la campaña electoral no hubo hostilidad. La cuestión viene cuando plantean entrar en el gobierno. En las CCAA y ayuntamientos hemos llegado a acuerdos, con dificultades, pero son posibles porque se enfrentan a situaciones competenciales distintas. La disparidad, las políticas divergentes, están en la concepción del Estado. También, en la reacción y el estilo. Construir una relación de lealtad, significa invertir en confianza no en desconfianza. No se pueden permitir algunas reacciones o respuestas. Cuando pretendes una relación no tienes la misma libertad y si abusas de esta libertad, no ayudas a la confianza. Hay situaciones que ponen a prueba la capacidad de respuesta de un partido de gobierno, más allá del partido y del programa, que es la defensa del Estado. Aquí Podemos sólo ofrece, como mucho, reprimir sus planteamientos, pero no de modo decidido. Monedero, que ejerce de ideólogo o de «libero», afirma que en España hay presos políticos, cómo enfoca la situación de Cataluña, o cómo enjuicia el tratamiento penitenciario de «presos terroristas»... No son opiniones, detrás hay una concepción del propio Estado.
-Esto ya lo dice el programa de los Comunes. ¿Por qué plantearon un gobierno de coalición si conocían sus planteamientos?
-La cooperación consistía un acuerdo legislativo, un programa de Gobierno y participación en determinados niveles de la administración. Era una forma de ir implicando a esta formación que no tiene experiencia de gobierno. Hace cinco años estaban en la calle.
-Oyéndole, optimismo poco...
-Mantenemos nuestro propósito. Queremos un acuerdo con el resto de formaciones políticas que también tienen su atribución de responsabilidad. Parece que los que no acceden al gobierno tienen un encargo de «desresponsabilización». La representación hay que ejercerla con responsabilidad para garantizar la gobernabilidad y la institucionalidad del país. A eso apelamos. No queremos elecciones e insistiremos en que todos asuman su responsabilidad. Nos gustaría tener acuerdos con las formaciones políticas en un Parlamento plural. Esto es cultura democrática. Con unas será posible llegar a acuerdo sobre un programa de gobierno, y con otras podemos llegar a acuerdos para fortalecer la institucionalidad o la solidez del Estado. Eso es lo que vamos a tratar de hacer con fuerzas nacionales y territoriales.
El presidente ha tenido muchas reuniones y contactos telefónicos con el señor Iglesias. Lo que Podemos tiene que decidir si le interesa un gobierno progresista en España. Eso es lo que debe clarificar. Un gobierno con el que puede entenderse, al que puede presionar, llegar a acuerdos, dentro de una concepción progresista.
-Para Podemos es el gobierno de coalición.
-La coalición tiene una experiencia que demostró su complicación. Cuando inicias una aventura pones lo mejor. Los problemas vienen después. Si empezamos así imagínese los problemas que podemos tener.
-Iglesias en Antena 3 acusó al PSOE de provocar elecciones y de querer gobernar con 123 diputados.
-Cierto que 123 no son 176, pero el siguiente partido tiene 66, el siguiente 54 y el cuarto 42. Que el de 42 te diga que 123 es poco... si lo comparas con 42, es el triple. Eso es lo que ha decidido la ciudadanía. El electorado no apostó por un gobierno de coalición. Lo hizo por la moderación.
-¿Aún espera el PSOE una abstención del PP?
-El PP debe valorar su responsabilidad. En 2016, tuvimos un gobierno con un socio, bastante desleal, que no quiso entrar en el gobierno y se aprovechó de su agonía. Nosotros gobernamos con 84 diputados. Esta situación no va a cambiar. Hemos de gestionar la fragmentación. Yo me abstuve para que gobernara Rajoy y Sánchez dejó el escaño. Tuvo mucho coste. En aquel momento se pedía al PSOE una abstención por el país. Lo que servía entonces sirve ahora y obliga a los que exigieron, presionaron y se beneficiaron de la abstención socialista, a que al menos hagan una reflexión, y luego que hagan lo que quieran. No espero una abstención del PP, lamentablemente, y esto indica lo que espero de la coherencia y la honradez de algunas formaciones políticas.
-Podemos les acusa de preferir a Ciudadanos.
-Eso es exculpatorio. Unos nos acusan de querer gobernar con apoyo de populistas, independentistas y filoetarras. Otros, de buscar el apoyo de la derecha. Hay alguien que se excede. No estamos ni en uno, ni en otro, caso. Con Ciudadanos hubo una experiencia en 2016. Llama la atención que ahora digan que no tiene sentido, y que un partido con vocación centrista haya pasado a una vocación negacionista, de veto. Hay un desajuste entre el electorado centrista de Ciudadanos y la dirección. Esto no significa que el PSOE no sea de izquierdas. El que hace ese reproche lo hace con la intención de desnaturalizarnos, como si nos fuéramos de izquierda de verdad. Eso tampoco favorece la confianza.
-San Pedro negó tres veces a Jesús, Pablo Iglesias negará tres veces a Sánchez. Ya lleva dos.
-Espero que no. Por el bien del país, de la izquierda, de las personas que no quieren hostilidad entre formaciones de izquierdas, por el futuro del PSOE y, sobre todo, de Podemos.
-Torra dice que el único camino es la vía unilateral. ¿Volvemos a tener un problema?
-Sí. Lo dice fruto de su propia frustración, de la falta de una hoja de ruta y su propia soledad. No es una demostración de fuerza ni de solvencia, más bien de impotencia.
-Colau dio pábulo a la teoría de la conspiración sobre los atentados del 17 de agosto...
-Un gobierno local puede permitirse esa licencia, más allá de lo que nos parezca. Dicho desde el Gobierno de la nación sería tremendo. El Estado funciona y tiene mecanismos para aclarar la realidad para no incurrir en teorías conspiratorias que muchas veces tratan de burlar la propia responsabilidad.
-¿No teme una desmovilización de la izquierda ante nuevas elecciones?
-En principio no. Lo normal es que la gente exprese su decepción porque ya ha votado. Hay una izquierda que transforma las cosas, que convierte propuestas en realidades, y otra izquierda que le encanta la derrota, que hace de ella un testimonio de reivindicación. A mí me gusta la izquierda que transforma las cosas, aunque sea poco. Esa es la esencia de la socialdemocracia. La izquierda testimonialista se queda en eso. A la hora de la verdad, la gente votará.
-¿Cómo se afrontará sin gobierno la crisis del Brexit, Italia, guerra comercial, recesión, Cataluña?
-España necesita tener un gobierno de forma inmediata para afrontar estas incertidumbres. No podemos permitirnos aplazarlo hasta principios de año. Es una barbaridad. Estar en funciones te deja sin herramientas para responder. No podemos, por ejemplo, pagar las liquidaciones a las autonomías.
-Cataluña les amenaza con ir a los tribunales....
-Con Compromís acordamos que, en el primer Consejo de Ministros, el nuevo gobierno aprobará un Real Decreto para proceder a las liquidaciones y pagar a las autonomías.
-¿Cómo lleva la tormenta de verano del pago por uso de las autovías?
-Parece que no podemos ni debatir. Ni sobre esto ni sobre nada y además no hay una propuesta del Gobierno. La polémica es sobre algo que no existe. El único antecedente que tenemos es una propuesta del anterior gobierno del PP -con Ana Pastor de ministra- que encargó este estudio. El Gobierno solo quiere hacer una reflexión sobre la financiación de la conservación de la red viaria que ha crecido enormemente y que debe saber cómo financiarse. Hay alguno que necesita elementos para hacer oposición.
OPEN ARMS: «Ante la cerrazón de Italia se les ofreció venir»
-¿El Open Arms se ha convertido en un actor político?
-Sin duda. Así lo creo. Teníamos un caso de emergencia humanitaria en un barco. A esto no cabe asociar otras cuestiones como la política inmigratoria o la labor de las ONG. Una vez estas personas han sido rescatadas hay que dar una respuesta que contempla el derecho internacional. En España esta situación no se da. Todos los puertos están abiertos y las labores de salvamento las hace el Estado Español que a diario salva a personas, llevándolas a nuestro territorio y atendiéndolas. El Open Arms nunca nos pidió desembarcar en España y ante la cerrazón de las autoridades italianas se les ofreció venir. Su argumento fue que éramos el primer puerto cercano y seguro, y que la embarcación no tenía condiciones para el transporte. Curiosamente, por esto no le dimos autorización porque no garantizaban el transporte seguro para las personas.
-Pero rescatar inmigrantes es tarea humanitaria.
-Sin duda, para cualquier barco. Si encuentras a alguien en la carretera estás obligado a socorrerlo. Otra cosa es que montes una organización de socorro en carretera. Si lo haces debes ajustarte a condicionamientos o requisitos, y ver qué terceros son afectados. El salvamento en esa zona es necesario, pero durante el tiempo que estuvieron en cubierta estos inmigrantes alguien estaría haciendo nuevos salvamentos porque imagino que seguirían llegando inmigrantes. España rescató el año pasado a un total de 50.000 personas. En nuestros puertos no se dio una situación como en Italia. No puede ser que España que está actuando con una política clara y de forma humanitaria en su zona de responsabilidad, al final nos veamos comprometidos por una decisión unilateral de una ONG.
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