Elecciones generales
Al PSOE le viene bien la abstención
Durante el pasado verano, en los meses siguientes a la victoria popular en las urnas el 26 de junio, el PP continuó su crecimiento, al tiempo que las otras tres formaciones importantes, PSOE, Podemos y Ciudadanos descendían. Esta era la tónica general a la llegada del otoño, en la que el PP ya se consolidaba rozando el 37%, porcentaje que repite en invierno. Transcurridos siete meses desde las elecciones del 26-J, los populares son los únicos que pueden presumir de crecimiento electoral, alrededor de 4 puntos porcentuales. Mientras que Ciudadanos mantiene su descenso continuado y PSOE y Podemos se alternan como segunda fuerza política más votada, pero con peores resultados que en las últimas elecciones generales.
Si se celebrasen elecciones anticipadas hoy, la suma de diputados de PP y Ciudadanos sería de 178-187, frente a los 169 del 26-J. Los populares obtendrían 153-157 escaños, es decir, entre 16 y 20 más que en las últimas elecciones generales. Estos datos se mantienen mes tras mes desde la formación de Gobierno.
Entre los partidos constitucionalistas, los más castigados han sido PSOE y Ciudadanos. Con relación a las elecciones generales de junio, los socialistas han perdido 2,7 puntos y los de Rivera han bajado 1,6.
Los de Rivera parecen estabilizarse en el último trimestre entorno al 11,5% de los votos, tras meses de descensos. No obstante, la caída en escaños es más significativa, pues cualquier mejoría en el PP o PSOE le resta automáticamente diputados, ahora entre 25 y 30 escaños, cuando en junio de 2016 consiguieron 32. El voto a Ciudadanos es el más urbano de todos, sin embargo en las provincias más urbanizadas, en las que tiene más votantes, el número de votos necesarios para conseguir un acta parlamentaria es muy superior a la que se precisa en una circunscripción menos urbanizada, por lo que juega con desventaja en el proceso electoral nacional.
El electorado exige a Ciudadanos coherencia, el autoubicarse en el centro no significa coger lo mejor de la derecha y de la izquierda. Rivera sabe que no puede ser simultáneamente liberal y socialdemócrata, y conoce bien a su electorado, que mayoritariamente se sitúa en el centro-derecha. Por lo tanto, elige como rival preferente al PP, al que pretende disputar su electorado más centrista o liberal.
El PSOE se mantuvo muy estable tras las elecciones generales de 2016, pero la crisis abierta en octubre hizo que hasta diciembre bajara varios puntos hasta quedar al cerrar el año 2016 en su mínimo histórico del 19,3%. Circunstancia que aprovechó Podemos para sobrepasarle en porcentaje de votos durante ese último trimestre. Ahora, las circunstancias están cambiando y el PSOE por primera vez desde la dimisión de Sánchez remonta: cambia la tendencia y sube 0,6 puntos en febrero, rozando el 20% del voto. No obstante, Podemos le supera todavía en 0,9 puntos. En diciembre, los de Iglesias aventajaban al PSOE en 1,9 puntos, por lo que es cuestión de un par de meses que el PSOE de Javier Fernández se ponga por delante de Podemos. También los electores socialistas piden sentido común en el PSOE, que con tres cuartas partes de votantes que se autodefinen como de centro-izquierda aplauden a la actual gestora que ha rectificado el rumbo izquierdista que el anterior secretario general quería imprimir con tan solo una cuarta parte de las simpatías del electorado socialista.
El PP, más pragmático que nunca, afronta en los próximos días su XVIII Congreso Nacional. Sus dominios electorales van desde la derecha democrática al centro-derecha, lo que le convierte en el primer partido político español y con un potencial electoral actual superior al que obtuvo el 26-J. Es el único partido de los cuatro grandes que mejoraría sus resultados electorales en caso de adelanto electoral.
Mientras, Podemos se enfrenta a un futuro incierto. En regiones como Cataluña o Comunidad Valenciana, las sucursales locales han buscado otros socios como póliza de seguro, mientras que en Galicia, las Mareas marcan distancias con Podemos. En el resto de las comunidades, en su conjunto retrocede. Ya pasó su mejor momento y no lo supo aprovechar, perdió el tren del 20-D de 2015 y desde entonces se desliza suavemente por la pendiente.
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