Galicia

Feijóo: «Si el PP no mantiene el poder habría que hacer una profunda revisión»

«EL DELFÍN». Su nombre está en todas las quinielas para tomar las riendas del PP si Rajoy da un paso atrás, pero Alberto Núñez Feijóo (Orense, 1961) defiende el liderato del presidente y ensalza su gestión. «En el PP no he escuchado a nadie poner en duda la candidatura de Rajoy»

Alberto Núñez Feijóo
Alberto Núñez Feijóolarazon

Entrevista con Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia. Reconoce que C’s tiene un «estribillo pegadizo, ¿pero hay alguien más que Rivera?»

–Con la visión que da ser presidente de otra comunidad autónoma, ¿qué más se le podría ofrecer a Cataluña para aplacar el problema independentista?

–En todas las comunidades actúan dos gobiernos: el de la propia comunidad autónoma y el de la nación. En Cataluña, el Gobierno nacional no ha dejado de trabajar para atender las demandas de las familias y las necesidades de las empresas, dentro del ámbito de sus competencias. Pero Cataluña lleva también mucho tiempo sin un Gobierno autonómico que se preocupe por sus ciudadanos. El Gobierno de Rajoy ha hecho todo lo que tenía que hacer por los catalanes, y va a seguir priorizando su interés general. Y resulta paradójico que quien no tiene los votos para elegir al presidente de la Generalitat intente promover la República catalana.

–Le preguntaba por la negociación política. ¿En qué cabe mejorar la situación de Cataluña o su autogobierno?

–Para sentarse en una mesa tienen que estar claras las demandas de los que participan en ella y la relación de temas susceptibles de estar sometidos a una negociación. Si lo que quieren es debatir la autodeterminación de Cataluña, no hay negociación política posible porque el Estado no negocia su destrucción.

–¿Y si lo que se pone encima de la mesa es la reforma de la Constitución, como propone el PSOE?

–Estamos muy interesados en saber qué plantea el PSOE. Y en ver si el PSOE de Andalucía, el de Ferraz y el de Cataluña, por ejemplo, son capaces de ponerse de acuerdo. Cuando uno pone en discusión el modelo de convivencia que existe tiene que ser capaz de plantear una agenda. La financiación de Cataluña y de las comunidades es una discusión constitucional y procedente. La desconexión de España y Cataluña es un imposible que demuestra la esquizofrenia política de algunos.

–Por empezar por la financiación, ¿debe mejorarse la que recibe Cataluña?

–Antes de nada hay que recordar que el actual modelo de financiación es el que en su día negociaron el Gobierno del PSOE y la Generalitat del tripartito, dentro de la errática estrategia territorial de Rodríguez Zapatero. Los dirigentes catalanes tienen derecho a reclamar otro, pero hay que partir de que el que hay es el que ellos impusieron al resto de comunidades en virtud de su pacto con Zapatero y al margen del principio de multilateralidad que debe regir la negociación. Hoy hace falta actualizar el sistema, pero las nuevas reglas deben negociarse entre todas las comunidades. Y hay que discutir de los ingresos, pero también de los gastos que tiene cada autonomía.

–Este lunes se visualizará que el problema de Cataluña es que tiene al frente a unos políticos que han decidido situarse por encima de la Ley. Ante eso, ¿cuándo hay que recurrir al artículo 155 de la Constitución?

–Identificar a los políticos catalanes con el pueblo catalán es un grave error. Y también es un error englobar a todos los políticos catalanes en el mismo saco. Hay algunos que sí se colocan al margen de la Ley, pero también hay otros que no están llamando a cometer actos ilegales. En una democracia consolidada nadie puede atribuirse el poder de decidir qué leyes se cumplen y cuáles no. Y si eso ocurre, los procedimientos están perfectamente tasados. El Gobierno tiene que denunciar los incumplimientos de las leyes que detecte y los tribunales tienen que dictaminar si las actuaciones son o no ajustadas a Derecho. Si no lo son, impondrá unas medidas y el Poder Ejecutivo tendrá que ejecutar esas sentencias. Ninguna mayoría parlamentaria puede incumplir la Ley, porque eso convierte a la democracia en tiranía. Y el Estado, no tenga la menor duda, actuará para impedirlo y para garantizar la libertad y la igualdad de todos los catalanes.

–¿Entonces no cree que vaya a ser necesario echar mano del artículo 155 para retirar a la Generalitat competencias por incumplir con sus obligaciones? Hay constitucionalistas que sostienen que el lunes ya se dan las condiciones porque la moción que se apruebe vulnera la Constitución y representa una amenaza para España.

–Todos los artículos de la Constitución son aplicables. Ningún gobernante puede meter a su sociedad en un supuesto de ilegalidad. Y ante cada decisión en esa dirección, la maquinaria del Estado responderá conforme a derecho. Este desafío lo está planteando quien ha ido de fracaso en fracaso cada vez que ha promovido unas nueva elecciones. Quien ha dividido a la sociedad y quien ha dinamitado desde dentro a su partido, a Convergència. La salida de Artur Mas siempre ha sido la huida hacia adelante, pensando sólo en él mismo, y no en el interés de los catalanes. Por cierto, Ibarretxe fue más franco y más valiente. Planteó su plan y tuvo la valentía de ir a defenderlo al Congreso. Perdió democráticamente y se marchó.

–Salvando todas las distancias, empezando por ETA, en el País Vasco no ha habido una movilización social tan fuerte en favor de la independencia como en Cataluña.

–Si en el País Vasco el PSOE hubiera pactado con PNV y con HB, y si el PP no hubiera apoyado a Zapatero contra Ibarretxe, y hubiéramos mantenido una posición ambigua y tibia, las cosas no serían hoy como son.

–¿Le está reprochando eso al PSOE actual?

–El PSOE está en el inicio del problema territorial por haber impulsado el Estatuto de Cataluña. El PSOE no ha sido capaz de articular un único mensaje sobre nuestro modelo territorial. Pero lo que más importa ahora no son sus equivocaciones, sino si es un partido que cree en la igualdad y en la unidad de todos, y si está dispuesto a mantener una posición clara y firme.

–¿No cree que la tenga pese a la visita de Pedro Sánchez a La Moncloa para fijar una posición común con Rajoy frente al órdago secesionista?

–Hay que pasar de los pronunciamientos a los hechos. Me alegro de que Sánchez defienda ahora determinados planteamientos, pero hubiese sido muy útil que el PSOE no hubiera cometido determinados errores en el pasado.

–¿Aznar no cometió ningún error en sus pactos con los nacionalistas?

–Aquello fue fruto de una negociación política en la que no estaba en discusión la agenda independentista. El nacionalismo catalán ha dimitido ahora de su propia ideología y ha entregado el protagonismo a un independentismo antisistema.

–Tampoco en tiempos de Zapatero se podía adivinar que iban a llegar tan lejos.

–Ya se apuntaba en el Estatuto de Cataluña. Ahí el PSC arrastró a Convergéncia a posiciones más radicales, porque ningún partido nacionalista puede aceptar que un partido de ámbito nacional sea más nacionalista que él. Pero aquello es el pasado, y si ahora el PSOE quiere ser útil a España está obligado a tener el mismo comportamiento que tuvo el PP con Ibarretxe. Y la misma generosidad que entonces tuvo el PP, que apoyó a un lendakari socialista sin entrar en el Gobierno y sin pedir nada a cambio.

–¿Esta pidiendo a Sánchez un apoyo ciego a Rajoy ante este problema?

–Estoy pidiendo el mismo apoyo y la misma generosidad que nosotros les brindamos cuando el plan Ibarretxe. Si Rajoy hubiera dicho que cumplirá y aceptará lo que diga el Parlamento de Cataluña, ¿en qué situación estaríamos ahora? Pues así lo dejó dicho Rodríguez Zapatero. En 2011 recibimos un país con fuertes tensiones territoriales, además de quebrado económicamente, por culpa de un Gobierno irresponsable y que dio alas a los planteamientos secesionistas. Ahora hay que demandarle al PSOE que no cometa los mismos errores.

–¿Pero no cree que culpar a Zapatero del problema independentista puede ser tan injusto como responsabilizar a Rajoy de, como dicen algunos, «su inmovilismo»?

–Si el PSOE de Zapatero hubiera tenido a un Nicolás Redondo al frente del PSC hoy no estaríamos donde estamos. Y Rajoy está haciendo lo mismo que hizo Zapatero con el plan Ibarretxe. El presidente del Gobierno ha recurrido cada decisión que iba contra la Constitución y la Ley y va a seguir haciéndolo.

–¿Por qué a Ciudadanos le va tan bien? ¿O qué están haciendo ustedes mal?

–Las encuestas hay que tomarlas con prudencia porque nos movemos en un escenario muy volátil.

–Pero todas coinciden en destacar su tendencia al alza y algunas hasta han colocado al partido de Rivera por encima del PSOE.

–Sí, pero hace un año había otro partido que también parecía que podía superar al PSOE y hoy está desfondado. Es verdad que lo importante es lo que ocurra de aquí a las elecciones. El PP sigue yendo el primero, pero cometeríamos un error si nos confiásemos.

–¿Qué debería hacer su partido para recuperar al votante que les ha dado la espalda en esta Legislatura?

–Tenemos que dejarnos la piel en explicar a los españoles lo que hemos hecho. No hay que hacer un discurso del miedo, sino del recuerdo. Y hay que explicar también que nosotros tenemos un candidato que es un primer ministro europeo y que ha gestionado el país ante una de las situaciones más complicadas a las que España se ha enfrentado. Los otros tres candidatos no tienen ninguna experiencia de gestión, en ningún ámbito.

–Puede que para los partidos emergentes la ventaja sea precisamente ésa, no cargar con ninguna mochila en la espalda.

–Yo no voy a negar que la música de Ciudadanos no suena mal. Tienen un estribillo pegadizo. ¿Pero hay partitura detrás; hay una orquesta, un equipo? De momento, no la conocemos. Y un buen orador no tiene por qué ser un buen presidente.

–¿Está diciendo que Rivera es sólo pose? ¿Que sólo comunica bien?

–Bueno, no es poco. Tener un buen comunicador y un líder con potente pegada telegénica no es poco en estos tiempos. Pero Ciudadanos es sólo Rivera. Y en cualquier país de nuestro entorno se elige a un equipo y se valora si ese proyecto ha aplicado ya sus políticas y si éstas funcionan. De Ciudadanos lo que sabemos es que de Madrid para abajo hacen una cosa y en Madrid, otra muy distinta.

–Según los sondeos no les está yendo mal, porque les está permitiendo comer de su electorado y del socialista.

–El oportunismo tiene un límite.

–¿Pero el programa con el que concurren a las generales es una base razonable para buscar un acuerdo con ellos si el PP no consigue la mayoría absoluta?

–A mí me gusta más lo que dicen que lo que hacen. Pero, ¿qué dice Ciudadanos que no diga el PP o que no dé el PP?

–Quizás, por ejemplo, su discurso en favor de la regeneración y contra la corrupción resulta más creíble que el de su partido o que el de los socialistas.

–Puede ser. Pero el PP ha expulsado a sus dirigentes manchados por la corrupción, los ha puesto a disposición de las autoridades judiciales y ha defendido la independencia de la Fiscalía, de la Justicia y de la Agencia Tributaria. Con el Gobierno del PSOE se archivaban causas que ahora están generando un gran escándalo, y ha sido con el Gobierno del PP cuando se han activado de nuevo. Y esto se ha completado con una intensa agenda reformista. ¿Cuántos cargos de Ciudadanos han tenido que ser cesados en los últimos meses? Ya le digo que bastantes.

–Sobre ese relato que usted destaca puede que haya pesado más la sombra del Gürtel, de Bárcenas o de las presuntas irregularidades en la financiación.

–El mayor paquete de medidas contra la corrupción se ha aprobado en esta Legislatura y no sólo a nivel nacional. También en Galicia hemos aprobado un programa de impulso democrático sin precedentes. En todos los casos que menciona somos los primeros afectados, y por eso somos los primeros interesados en que se esclarezcan completamente y hemos sido los primeros en proponer medidas para evitar que se puedan repetir.

–Volviendo a Ciudadanos, ¿confía en que apoyen al PP si son la lista más votada?

–Un nuevo partido que defiende otra forma de hacer política debería ser transparente y aclarar esto a los ciudadanos. Aunque no parece que lo vayan a hacer. Mi impresión es que se tienen que sentir más cómodos con el PSOE porque es un partido más débil en sus planteamientos. Y creo que hay que pedirle a los votantes que valoren que la única manera de evitar un Gobierno socialista es apoyando al PP. Me remito a los hechos: en Galicia, por ejemplo, los votos que fueron a Ciudadanos han servido para que se formen gobiernos en coalición de los socialistas, con las mareas y con nacionalistas. A partir de enero, España necesita seguir funcionando y un país con un 21 por ciento de paro no puede permitirse el lujo de perderse en discusiones sobre quién es el presidente, el vicepresidente, los ministros... O sobre cada ley o decisión que haga falta adoptar. Eso sólo se evita con una mayoría amplia que respalde al PP.

–Usted plantea que los votos que se van al partido de Rivera están sirviendo de bastón para la izquierda. ¿Y no se hace la pregunta de por qué se van los votantes del PP a un partido como Ciudadanos?

–Nuestra principal preocupación es la abstención. Y tenemos que combatirla con firmeza de aquí a las elecciones.

–¿Aún están a tiempo de convencer a los que hasta ahora no se han convencido?

–Llevamos ya mucho tiempo trabajando en ello.

–Sin darle la vuelta a la situación, ¿no?

–Después de las elecciones de mayo comprendimos el mensaje de los ciudadanos y, desde entonces, hemos hecho cambios importantes en el partido y en nuestra manera de comunicarnos y de explicar nuestras decisiones. Rajoy ha asumido un mayor protagonismo y hemos aprendido que no vale con tener la razón si la gente no te sigue.

–¿El desgaste que ha sufrido el PP en esta Legislatura ha sido porque no ha sabido explicar a los españoles que tenía razón?

–No sólo. También porque hemos tenido que decir muchas veces que «no» para poder equilibrar las cuentas públicas, y porque hemos tenido que adoptar medidas que perjudicaban al PP y favorecían al populismo. Pero gobernar es ser útil a tu país y no actuar pensando sólo en ganar las siguientes elecciones. Nuestra política ha servido para dar un giro económico y social a España que ni siquiera los votantes del PSOE o de Ciudadanos pueden negar.

–¿Usted es partidario de que el PP lleve a su programa el compromiso de celebrar primarias, lo llamen como lo llamen?

–Yo ya fui elegido presidente del PP de Galicia y candidato a la Xunta por decisión de los militantes en un ejercicio de democracia interna en el que nos presentamos cuatro candidatos. Mi poder orgánico era nulo, pero la militancia libremente tomó esa decisión. Ahora bien, no vale hablar de primarias y que luego haya un solo candidato, como hacen algunos.

–¿Pero cree que debe aplicarse el modelo de participación de los afiliados de arriba a abajo, desde la elección del presidente nacional?

–Los Estatutos del partido ya establecen un sistema de primarias, y le aseguro que si hay más de un candidato a un congreso del partido, el sistema funciona bien.

–¿Y establecer como regla la limitación de mandatos a ocho años?

–No soy muy partidario de que lo que la Ley no prohíbe lo limite un partido. Nuestro sistema constitucional no establece la limitación de mandatos y no creo que se deban cercenar los derechos de los ciudadanos por militar en un partido.

–Pero cuando usted ganó por primera vez las elecciones hizo un guiño a los ocho años como máximo.

–Personalmente creo que dos mandatos es suficiente. Pero a mí hay compañeros que me están pidiendo que me vuelva a presentar.

–¿Y qué va a hacer?

–Tenemos que decidirlo. Celebraremos un congreso en el primer trimestre de 2016 para elegir a los presidentes provinciales y al autonómico.

–¿Antes del nacional, que prevén para finales de febrero o principios de marzo?

–Probablemente, los provinciales, seguro.

–Es previsible que Ciudadanos les exijan primarias y limitación de mandatos para pactar con ustedes si ganan las elecciones.

–Igual que nosotros no debemos imponer a Ciudadanos algo que afecte a sus militantes, tampoco ellos deberían hacerlo con los nuestros.

–En Galicia, ¿cómo suena el ruido de división interna, simbolizado en la pelea entre los ministros García Margallo y Montoro?

–Sin dramatismo; no debemos caer en el error de confundir nuestras tareas. Pero también le digo que lo que en el PSOE se valora como producto de un partido rico en matices, en el PP siempre se exagera a los términos de crisis o ruptura interna. Y en la hemeroteca está la guerra de Semprún contra Guerra, de Boyer con buena parte del Gobierno socialista de entonces o de Solchaga con el aparato socialista.

–¿Y el empeño de Aznar por enmendar el grueso de la gestión de Rajoy?

–Se puede interpretar como discusión sobre lo que hace el partido o como un intento para espolearlo y activarlo. Yo me quedo con esta segunda opción.

–Pero la mayoría se queda con la primera interpretación.

–Ya comprendo. Pero no hay que olvidar que es nuestro presidente de honor.

–Pese a sus críticas, ¿cree que el ex presidente debería participar en la campaña?

–La decisión tiene que partir de él, y entra también en el ámbito de las decisiones del comité de campaña. No me imagino que Aznar quiera participar y que el partido le diga que no. El PP no tiene un problema interno. Si nos comparamos con el PSOE, somos un ejemplo de cohesión.

–¿Y de liderazgo?

–No he escuchado a nadie de mi partido poner en duda la candidatura de Rajoy a las elecciones generales. Ni tampoco exigirle que tiene que obtener tantos diputados para poder seguir al frente del partido.

–Pero si no consigue mantener el poder, sí hay compañeros suyos que defienden ir a un Congreso de profunda renovación, y que ésta afecte también a la Presidencia nacional del partido.

–Si eso ocurriese, el PP tendría que hacer una profunda revisión. Pero vamos a verlo. La sociedad se va a movilizar con más intensidad que en mayo para garantizar que su país siga funcionando. No manejo la hipótesis de que no sigamos gobernando. Rajoy está hoy más fuerte que en los primeros años de su Legislatura. Ha sacado a España de una situación de emergencia. Está bastante orgulloso de haber cumplido con sus deberes y hoy ofrece más seguridad que en 2012. Ahora tenemos que esforzarnos en conseguir que los españoles lo vean.

–Para el caso de que no se cumplan sus buenos pronósticos, en el PP ya hay quien le sitúa en las quinielas del relevo a Rajoy

–Ésa es una vieja táctica para molestar a las dos partes. Pero en el PP, hoy no hay ningún debate sucesorio.