PP

Álvarez de Toledo incendia el PP con la defensa de su "amiga"Aguirre

La portavoz popular en el Congreso proclama la «inocencia» de la ex presidenta. Génova defiende la presunción, pero sin llegar tan lejos.

Casado preside ayer la reunión de su nuevo Comité de Dirección, un día después de que se conociera la imputación de Aguirre
Casado preside ayer la reunión de su nuevo Comité de Dirección, un día después de que se conociera la imputación de Aguirrelarazon

La portavoz popular en el Congreso proclama la «inocencia» de la ex presidenta. Génova defiende la presunción, pero sin llegar tan lejos.

La portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, descolocó ayer al PP con una defensa de la «inocencia» de la ex presidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre, imputada en el «caso Púnica», construida con el mismo patrón que usó el PP de Mariano Rajoy para defenderse de la Gürtel. Ataques personales al juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón, que investiga a Aguirre por «fraguar» un plan para desviar dinero público al PP. Ataques a los medios de comunicación por cómo informan de estas noticias que perjudican a Aguirre, con quien está unida por una estrecha relación personal. De amistad, igual que ocurre con Pablo Casado. Álvarez de Toledo también apeló a la presunción de inocencia para arropar a quien tiene a toda la plana mayor de sus gobiernos en la diana de la Justicia por corrupción. En suma, la representante del nuevo PP respondió ante el primer caso de corrupción, herencia del pasado, pero que tiene que gestionar este nuevo PP, de la misma manera que hacía el viejo PP de Rajoy, del que renegó para posicionarse del lado del ex presidente José María Aznar.

Génova no rectificó sus palabras, pero en el discurso oficial del secretario general, Teodoro García Egea, se pudieron leer importantes matices a las polémicas declaraciones de Álvarez de Toledo. García Egea se ajustó a la consigna de la dirección nacional: ponerse de perfil, desentenderse de unos hechos del pasado ajenos a su competencia y hasta a su generación, aunque evitó el choque con el «aguirrismo» con la bandera de la defensa de la presunción de inocencia y dio fuerza a este argumento recordando «los cien casos de cargos públicos» del PP investigados y «declarados inocentes». Los ERE también fueron otro argumento con el que desde Génova intentaron esquivar que el PP vuelva a estar en el centro de la polémica por la corrupción. Igual que hacia el PP de Rajoy, el de Casado también se queja de que los escándalos que afectan al PSOE no tienen la misma repercusión.

En todo caso, García Egea fue mucho más medido en sus declaraciones que la portavoz parlamentaria. Álvarez de Toledo cargó contra el juez por la situación de «indefensión» que sufre, según ella, Aguirre. Se quejó de que se hubiera enterado por la Prensa e ironizó sobre la preocupación del juez por la «moralidad de nuestra vida pública». «Se lo reconocemos y se lo agradecemos. Entendemos que hoy también estará preocupado por la moralidad dentro de las propias instituciones de Justicia, cuando imputados se enteran por los medios de comunicación de su situación».

En su alegato pro-Aguirre proclamó que la ex presidenta o Javier Monzón, el presidente no ejecutivo de Prisa, «son hoy inocentes». Y a continuación cargó contra los medios de comunicación por su manera de informar del contenido del auto que compromete a Aguirre y a Cifuentes, entre otros ex altos cargos del PP madrileño. Álvarez de Toledo reprochó a «algunos medios de comunicación» que «eleven a conclusiones lapidarias y definitivas» conclusiones que son provisionales e incidiarias.

El nuevo Comité de Dirección del PP se estrenó ayer con la «patata caliente» de la imputación de Aguirre y Cristina Cifuentes como tema obligado de discusión por estar en el centro de la diana mediática y política. La nueva dirección es aún más de Pablo Casado que la anterior, en la que había restos de las hipotecas de los apoyos recibidos en el Congreso del PP que decidió la sucesión de Rajoy. El líder popular tiene campo abierto para marcar su estrategia, nadie se la cuestionará ni siquiera de puertas adentro, incluso aunque siembre dudas entre algunos de los que están en este núcleo duro, como ayer con la posición fijada para hacer frente a las novedades de la investigación judicial de la corrupción del PP en Madrid. En esta primera reunión de la nueva dirección hablaron de la trama Púnica y de cómo responder al hecho de que las siglas del PP vuelvan a estar en boca de todos vinculadas a la corrupción. Ninguno de los asistentes puso un «pero» a la estrategia, aunque haya varias voces que creen que hay que ser más contundentes y no se identifiquen con el tono y el contenido de las declaraciones de Álvarez de Toledo. Respecto a estas polémicas manifestaciones, Génova señaló oficialmente que «hacen suya la defensa de la presunción de inocencia, es decir, lo que ha explicado el secretario general», en alusión a la comparecencia posterior al Comité de Dirección del «número dos» del PP.

Casado tiene que hacer un difícil equilibrio entre las expectativas regeneradoras con las que llegó a la Presidencia del PP, sobre la base de marcar una sólida frontera con la gestión de Rajoy de los casos de corrupción que le afectaban, y sus vínculos políticos y personales con Aguirre, en este caso, o también con el ex presidente José María Aznar. La corrupción no la inventó Rajoy, recuerdan desde dentro del PP. Y de Casado esperan que actúe con manos libres, no sólo en las decisiones sino también en el mensaje político, frente a todos los escándalos que ha recibido en herencia, y que seguirán dando titulares porque están en desarrollo judicial. «Aguirre puede ser muy amiga. Pero cuanta más distancia ponga la actual dirección mejor, y más en la cercanía de una campaña. Lo otro sería un gran error», explica un presidente autonómico del PP.

El discurso de Álvarez de Toledo va justo en contra de esta idea, y «puede sembrar dudas», se temen dentro del partido, sobre el compromiso con el que Casado llegó a la Presidencia del PP y que se tradujo, además, en la decisión de apartar a la vieja guardia, entonces en activo, para exhibir la regeneración del PP. Casado prometió ser implacable contra cualquier conducta irregular y garantizó solemnemente que en el PP no cabe la corrupción. «Las formas implacables deben ser contra todos. Los Bárcenas, los de la Gürtel y contra todos los que han manchado el nombre del PP de Madrid o de Valencia», se escucha en boca de otro de los «barones».