Ministerio de Fomento

Amiga y leal sombra del presidente

El perfil de... Ana Pastor. Desde que entró en política, siempre ha ido de la mano de Rajoy. Es de las pocas populares que no despierta rechazo en la oposición

La Razón
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Después de su esposa Viri, no hay otra mujer más leal que ella. Es la mejor definición de Ana María Pastor Julián, en la que todos coinciden en el entorno familiar y político de la ya nueva presidenta del Congreso de los Diputados. Discreta como pocas, incansable trabajadora, enérgica ejecutiva y magnífica gestora, la vida pública de esta zamorana afincada en Galicia ha discurrido siempre al lado de Mariano Rajoy, de quien ha sido siempre auténtica colaboradora y amiga.

En el partido y en cualquier puesto en el Gobierno por donde el actual presidente en funciones ha pasado, allí estuvo Ana. «Es su otra sombra», dicen las personas que bien conocen a Rajoy y su mujer, tanto en su tierra gallega como en Madrid. Si hay alguien en quien Mariano confía plenamente, sin ningún atisbo de duda, ésa es Ana Pastor. Y su nombramiento como tercera autoridad del Estado así lo demuestra.

Ana María Pastor Julián nació en un pequeño pueblo de Zamora, Cubillos del Pan, en el seno de una familia humilde de raíces gallegas. Su padre, Victoriano, era natural de la localidad de Viveiro, en Lugo, y su madre ,Trinidad, de Pontevedra. En el colegio todavía la recuerdan como una estudiante inmejorable, una empollona en toda regla que se entristecía ante un notable porque sus notas eran siempre sobresalientes. Así la recuerda Evangelina, una de sus profesoras de entonces, a quien la ex ministra ha visitado muy a menudo. Su mesa estaba llena de libros, su cuarto encendido hasta altas horas de la madrugada y sus lápices ocupaban la estantería antes que las muñecas.

Aprendió en su casa los valores del esfuerzo, compañero inseparable en su vida política. En todos los cargos que ha desempeñado, sus colaboradores coinciden: es la primera que llega y la última que se marcha. Para el trabajo nunca tiene horas libres ni regatea un minuto.

Estudiosa y formal, Ana tenía una gran conciencia social, quiso hacer algo por los demás y se licenció en Medicina y Cirugía en la Universidad de Salamanca. En aquellos años de Facultad conoció a su marido, otro joven discreto y serio, José Benito Suárez. Un gallego que la llevó hasta Mariano Rajoy, donde pertenecía al círculo de amigos de sus hermanos. El carácter de ambos, discreción a ultranza y sutileza galaica, congeniaban a la perfección con el de Rajoy. El matrimonio Benito-Pastor es de los pocos que comparten vacaciones con Mariano y Viri, y conocidas son las imágenes de las caminatas veraniegas por las rutas gallegas entre José y el presidente. Responsable de la Autoridad Portuaria de Vigo, el esposo de Ana siempre ha estado en segundo plano; no tienen hijos y son una de las parejas más queridas y respetadas de Galicia.

Desde su primer puesto como jefa de planificación sanitaria en la delegación pontevedresa de la Consejería de Sanidad de la Xunta de Galicia, siempre ha trabajado junto a Mariano Rajoy. Le acompañó en los ministerios de Educación y Cultura, en Interior y fue nombrada ministra de Sanidad en julio del año 2002. A decir de los expertos del sector, la mejor titular de esta cartera con creces.

Diputada por Pontevedra desde la VII Legislatura, Ana fue también coordinadora de Participación y Acción Sectorial en el PP y se erigió en una fiel y cercana colaboradora de Rajoy en todos los frentes. Se ganó el respeto de los grupos parlamentarios como vicepresidenta segunda del Congreso de los Diputados, etapa en la que conoció la Cámara Baja de primera mano, hasta ser nombrada ministra de Fomento por su amigo Mariano.

Perfil dialogante

Hoy, su nuevo puesto de presidenta no le es en absoluto desconocido y es, además, de las pocas figuras del PP que no despierta rechazo en la oposición. Su dedicación y rigor en el trabajo, su ausencia de sectarismo y su perfil dialogante la convertían en una candidata perfecta. Ni vetos del PSOE ni de Ciudadanos, y la plena confianza de Rajoy para un momento delicado de minorías, consensos y pactos.

De educación exquisita y profundas convicciones religiosas, en sus años de estudiante en la Universidad de Salamanca vivió primero en una residencia de monjas y luego compartió piso con sus dos hermanos. Esa seriedad y sus creencias la acompañan en su vida política, pero nunca con una palabra más alta que otra.

Ana Pastor huye de la estridencia como el agua del aceite, aunque es muy exigente con sus equipos. Lleva la discreción en su peinado de cuadrada melena, y en el vestir clásico y calculado. Es la suya una elegancia sencilla que no chirría ni excita a nadie. Siempre delgada, tiene una pasión culinaria, las lentejas que cocinaba su madre en la casa familiar. Allí por donde ha pasado, siempre ha dejado un buen recuerdo.

Afronta ahora un puesto de mando complejo que requiere mucha lidia y habilidad. Confiesa que lo hace con «emoción y responsabilidad». Ana María Pastor es una mujer serena, eficiente y templada. Como le gusta al presidente del PP, su fiel y eficaz mano derecha.