Dos precisos sonares buscan la cabina del helicóptero accidentado

Ninguna novedad cinco días después del accidente del helicóptero del Ejército del Aire. Pese al amplio dispositivo de búsqueda, ayer se mantenían todas las dudas y todas las hipótesis seguían abiertas. Lo único que se encontró fueron pequeños restos del aparato, algo normal en un accidente, tal y como confirmaron fuentes militares, que añadieron que no implica que la cabina del aparato se encuentre en ese lugar. Y lo primordial es encontrar esa cabina. De hecho, el ministro de Defensa, Pedro Morenés, se desplazó en un helicóptero «Super Puma» hasta el lugar del siniestro. Tras sobrevolar la zona, aterrizó en el Buque de Acción Marítima «Rayo», desplegado en la zona y que sirve como base para los helicópteros, que rastrean un área 400 por 60 kilómetros. Allí, sin descanso, trabajaban, desde el aire, un avión CN-235 y un helicóptero «Puma» españoles, que se relevan con un avión «Defender» y otro «Puma» marroquí. Junto a ellos, otro CN-235, un CN-295 y un «Super Puma» volaron desde Gando a Dahkla (Sáhara occidental), y dos cazas F-18 y un avión de vigilancia se encontraban en alerta en la base canaria.

Por mar rastrean el buque «Camino español» y el «Olympic Zeus», con 20 buceadores apoyados por dos robots. Por la tarde se unieron los cazaminas «Turia» y «Segura», que ampliaron la zona de búsqueda submarina a 24 por 16 kilómetros gracias a sus radares y sus precisos sonares. En estos últimos se han depositado todas las esperanzas para dar, al menos, con la cabina.