Cerco a la corrupción
Sánchez cierra en falso el «caso Besteiro» para salvar su pacto con C’s
El PSOE le aparta como candidato a la Xunta, pero le mantiene como secretario general del partido en Galicia. Barones y dirigentes socialistas demandan más «contundencia» y «ejemplaridad» en la actuación
El PSOE le aparta como candidato a la Xunta, pero le mantiene como secretario general del partido en Galicia. Barones y dirigentes socialistas demandan más «contundencia» y «ejemplaridad» en la actuación
Ha sido necesaria la imputación de diez delitos y la investigación en el marco de dos causas –«operación Pulpo» y «operación Garañón»– para que el Partido Socialista cercene la candidatura de José Ramón Gómez Besteiro a la Xunta. La decisión se desencadenó por la gravedad de las acusaciones, seis nuevos ilícitos, ya que el partido no preveía tomar ningún tipo de medida contra el secretario general gallego con anterioridad. Prueba de ello es que sólo 48 horas antes, el líder del PSOE, Pedro Sánchez, le avaló pública y explícitamentecomo «el mejor candidato para garantizar el cambio en Galicia» y liderar las listas del PSdeG en octubre.
Sin embargo, la decisión de los socialistas no es todo lo contundente que cabía esperar y se ajusta a lo estrictamente necesario para salvaguardar el pacto que rubricaron con Ciudadanos y, por tanto, garantizar la investidura de Pedro Sánchez. Pero se antoja «insuficiente» para muchos sectores del partido, que ven con estupor como Besteiro no renuncia a seguir liderando a los socialistas gallegos, el único puesto que posee en realidad. Entienden que la crisis se cierra «en falso», porque el secretario general del Partido Socialista de Galicia no era todavía candidato, una elección que en última instancia corresponde a las bases a través del proceso de primarias, el procedimiento interno por el que se rige el partido para elegir a sus cabeza de lista electoral.
Entre Besteiro y su candidatura a la Xunta se interponía, además de los diez delitos que se le imputan, la cláusula final del acuerdo con Albert Rivera para hacer presidente al líder socialista. Forzando la salida del dirigente gallego como candidato, el Partido Socialista cumple escrupulosamente el postulado que impide incluir a imputados en las listas electorales, pero como su puesto al frente del PSdeG no es un «cargo público» la dirección federal está facultada para mantenerlo, y así lo ha hecho, a pesar de la nueva investigación que le afecta.
Por su parte, en Ciudadanos se muestran críticos con las medias tintas del PSOE con Besteiro y ayer exigieron su dimisión porque «no forma parte de nuestra política cambiar o flexibilizar ese tipo de posturas». Desde la sede federal la información se transmite a cuentagotas y en todo caso se remiten al Código Ético, que ubica en la apertura del juicio oral el momento en el que los cargos socialistas deben abandonar el ejercicio de sus funciones. Sin embargo, la laxitud en el caso de Besteiro choca frontalmente con la actitud que adoptó el partido en otros casos de corrupción. En los albores del liderazgo de Pedro Sánchez, el PSOE expulsó fulminantemente a los presuntos usuarios de las «tarjetas black» sin esperar a la apertura del juicio oral, también se forzó la salida de los ex presidente de la Junta Manuel Chaves y José Antonio Griñán sin esperar a este procedimiento procesal. Y eso sin olvidar el caso de la federación de Madrid, en la que Sánchez defenestró a la dirección y a su secretario general Tomás Gómez sin tener una base sólida más allá de las malas previsiones electorales para el 24-M.
Esta divergencia de criterio en el tratamiento de los casos según a quién afecten «no está bien vista en el seno del partido». «Los militantes están muy cansados de las medias tintas con la corrupción», comenta un dirigente a LA RAZÓN, que critica que prime la «conveniencia» y no la «inflexibilidad». Según estas mismas fuentes, el «caso Besteiro» podría poner en cuestión la alianza rubricada con Ciudadanos, del mismo modo que las opciones de Pedro Sánchez de llegar a La Moncloa. «No se puede proponer un plan ambicioso de regeneración y luego mantener en el puesto a imputados por corrupción», comentan. En este sentido, ponen el acento en el precio que puede pagar el partido si no se actúa de forma contundente, conscientes de que el escándalo del Partido Popular de Valencia fue decisivo para que Ciudadanos virara en su estrategia y aceptase firmar el pacto con el PSOE. «Barberá envió a C’s directos al acuerdo y Besteiro puede alejarles», sostienen. Más prudentes se muestran algunos barones territoriales contactados por este diario que prefieren no mostrar sus discrepancias y no pronunciarse en una actuación que es competencia exclusiva de la dirección de Sánchez. Otros, como el valenciano Ximo Puig, sí se apresuraron ayer a marcar el camino de la «ejemplaridad» a su homólogo gallego. «En el PSPV hay personas que no están ejercitando sus legítimas competencias en el partido porque están preimputados», recordó.
Sin embargo, la fractura interna –al menos en el PSdeG– ya no se puede evitar. La facción gallega de los socialistas está dividida entre quienes entienden que Besteiro debe seguir al frente de la federación y los que lo censuran. «Hacer un Congreso para abrirse en canal es ridículo», comenta un dirigente que mira a la cercanía de las elecciones. Otros, sin embargo, esperaban una asunción de responsabilidades más trascendente. «Dar este paso es lo mismo que no hacer nada, no le queda otra que presentar su dimisión», reclaman. En todo caso, todos se mantienen a la espera de que el alcalde de Vigo, Abel Caballero, se pronuncie, ya que fue el encargado de tomar el control y marcar las líneas a seguir durante el Comité Nacional del partido de la semana pasada. No obstante, nadie espera que de él parta el movimiento para descabezar a José Ramón Gómez Besteiro, habida cuenta de que sobre sus hombros también pesa una imputación.
El mutismo que ha imperado en la dirección federal del PSOE sobre la imputación de José Ramón Gómez Besteiro se hizo ayer extensiva a su líder. El secretario general socialista, Pedro Sánchez, canceló en el último momento su presencia en la clausura del Congreso Federal de UGT por «una cuestión personal sobrevenida», evitando así dar la cara por el escándalo que afecta a uno de los barones territoriales de su máxima confianza. No en vano, el líder socialista estuvo el pasado jueves en Coruña, una visita en la que reiteró en numerosas ocasiones la buena relación que les une, su confianza en la inocencia de Besteiro y su apoyo incondicional para que fuera el candidato a la Xunta.
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