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Casi 200 españoles han viajado ya a Siria para unirse a las filas del EI

La media de edad es de 18 a 40 años y existe el riesgo de que retornen a nuestro país para atentar

Las mujeres son objeto de las campañas de captación del Estado Islámico a través de las redes sociales para convertirlas en esclavas sexuales
Las mujeres son objeto de las campañas de captación del Estado Islámico a través de las redes sociales para convertirlas en esclavas sexualeslarazon

Un centenar de españoles han pasado a engrosar la cifra de terroristas que, desde enero del año pasado, se han sumado al Daesh, el Estado Islámico, para combatir en Siria e Irak, o para volver a Europa y, en concreto a nuestro país, con el fin de cometer atentados, según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas.

En enero de 2015, la cifra de los huidos a «zona de combate» se estimaba en unos 70; a finales de año, se había duplicado y, en la actualidad, es de 178.

La media de edad está entre los 18 y los 40 años. La mayoría, casi un centenar, son de origen marroquí, y el resto, conversos españoles y de otras nacionalidades que han sido captados por las redes yihadistas que difunden sus mensajes a través de las redes sociales.

Con ser importante la cifra de 178, es prácticamente la menor de Europa y ello se debe a la intensa labor que desarrollan las Fuerzas de Seguridad de nuestro país para desmantelar las citadas redes de captación. La cifra de «moujaidines» marroquíes, franceses, ingleses o de otras nacionalidades es sensiblemente mayor, aunque siempre están sometidas a variaciones, según las distintas fuentes consultadas.

La mayoría de los 178 combatientes españoles, o de origen español, están encuadrados dentro de las «katibas» (unidades de combate) de los marroquíes, que son mandadas por individuos de esta nacionalidad.

Aunque la mayoría de los individuos que huyen a la zona conocen el árabe, se dan casos, como el de los conversos, que tienen problemas con este idioma. Por ello, al estar dentro de grupos en los que se pueden expresar en español su integración resulta más sencilla. Lo mismo ocurre, en su caso, con los que proceden de Alemania, Francia o las antiguas repúblicas soviéticas.

Las fuentes consultadas por LA RAZÓN subrayan que, al menos hasta ahora, se ha detectado a tiempo el regreso a España de individuos que estaban en Siria e Irak. El aumento de la cifra de los que han huido hace que este trabajo sea más complicado, pero los servicios de información se mantienen alerta para cortar cualquier posibilidad de infiltración. Los terroristas que han cometido atentados en distintas partes del mundo en los últimos meses habían sido entrenados en su mayoría en Siria e Irak.

Las derrotas militares que está sufriendo el Daesh y la decisión de aplicar la doctrina de la «yihad global», que acuñó en un tratado de 1.500 páginas el hoy jefe del «aparato militar», Mustafá Setmarian, «Abu Musab al Shuri», hacen que los combatientes extranjeros, algunos de los cuales llevan muchos meses de entrenamiento y de lucha real en el campo de batalla, se conviertan en elementos muy peligrosos.

Nada más fundarse el Estado Islámico, la incorporación a sus filas de combatientes extranjeros se produjo de forma masiva. Individuos procedentes de los países árabes (jordanos, saudíes, cataríes...); magrebíes (marroquíes, tunecinos, libios...); europeos, tanto de origen árabe como no árabe (belgas, franceses, holandeses, alemanes, españoles...); de las repúblicas caucásicas (chechenos, uzbekos, georgianos...), etcétera, se sumaron a las filas de lo que pensaban era por fin el «ejército» llamado a recuperar el Gran Califato. En una rápida maniobra de acción-reacción, Bagdadi y los suyos, al ver el éxito y la fascinación que causaba el Estado Islámico, dedicaron grandes medios a las tareas de proselitismo y radicalización, especialmente a través de internet, mediante la publicación de numeroso material videográfico de exaltación de la yihad y de sus propias acciones, incluidas las masacres de prisioneros.

El éxito, al menos hasta ahora, ha sido patente, y si nos fijamos en las cifras de España, especialmente llamativo.