Política

Cataluña

Cataluña se quiebra en la encrucijada de la consulta

El president de la Generalitat, Artur Mas, junto a Pere Navarro
El president de la Generalitat, Artur Mas, junto a Pere Navarrolarazon

Artur Mas sabe como pocos que la política muchas veces es ingrata. Sus candidaturas a la Generalitat de 2003 y 2006 son el ejemplo de la medicina que todo candidato que logra más escaños que su opositor no quiere recibir. Cuando al tercer intentó consiguió el preciado sillón de presidente, se topó con una Generalitat en bancarrota en la que había que empezar a recortar, además de tener que buscar financiación externa que sólo puede llegar del Estado porque en los mercados está a la altura del bono basura. La cuadratura del círculo llegó el noviembre pasado cuando vio que en su segunda legislatura como president tendría gobernar con mucha menos capacidad de decisión. Su socio de ERC sabe muy bien que no pesan lo mismo 62 diputados que 50, y lo gestiona al dedillo.

Primeros espadas de Convergència explican que si Cataluña no tiene aún presupuestos es porque han tomado la decisión «política» de presionar de esta manera al Gobierno en favor de un mayor margen de déficit para la Generalitat. Sin embargo, no se atreven a vaticinar si Cataluña finalmente tendrá unas cuentas para 2013 o acabará el año a golpe de decreto, fórmula con la que Oriol Junqueras asegura que se puede funcionar y que hace poner los pelos de punta en la conselleria de Economía.

En el modo de prórroga, ERC tiene mucho interés, porque es la herramienta perfecta para seguir presionando para que la consulta soberanista sea en 2014, ahora que las dudas de que se pueda convocar el próximo año hasta las ha expresado en público el presidente de la Generalitat. Si a este escenario le añadimos que el PSC declina apoyar a Mas y que los puentes con el PP catalán están rotos, la situación se convierte en «el mejor escenario para ERC», como define un estratega político.

Además, a Convergència los problemas se le han multiplicado después del escrito que el fiscal anticorrupción ha remitido al juez y con el que da por concluida su instrucción del expolio del Palau. La acusación de haber recibido 6,6 millones en comisiones ilegales se trató ayer en el consejo nacional del partido de la misma manera que se ahondó en el escenario político y decidieron cerrar filas con Esquerra después de una semana de alta tensión a raíz de la difícil relación entre los republicanos y Unió.

El secretario de organización, Josep Rull, y el vicesecretario de Coordinación Institucional, Lluís Corominas, advirtieron de que ERC «no es el adversario» y «no se pueden ir generando dudas» sobre el proceso soberanista. Las palabras iban dirigidas al líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, especialmente crítico con la manera en que se está encarando la convocatoria de una consulta que defiende que debe ser legal y sumar el máximo consenso posible, en definitiva, que cuente con el apoyo del PSC.

Los dirigentes convergentes no pusieron en cuestión la continuidad de la federación nacionalista, pero sí se encargaron de remarcar a sus socios de Unió que ERC ofrece «solidez» a CiU con el pacto de legislatura. «Podemos tener matices, pero en estos momentos tan complicados no podemos ir generando dudas», apuntó Corominas. También consideró que se han dado «los pasos más sólidos de los últimos 30 años» hacia una Cataluña independiente, pese a que Duran Lleida considera que de noviembre a ahora se ha hecho mucho ruido pero «en realidad, del proceso no hay nada», como dijo en una entrevista LA RAZÓN.

ERC también reunió a su consejo nacional y fue el propio Junqueras quien se encargó de certificar que mantienen el pacto con CiU y sus condiciones. «Tiene que quedar claro que queremos y necesitamos confiar en que el Govern cumplirá con sus compromisos y que, por tanto, por muchas provocaciones que haya, nosotros también mantendremos los nuestros», apuntó. La tensión no ha frenado las reuniones semanales para preparar la consulta.