Europa

Londres

Cataluña y Escocia son cosas distintas

El ministro principal de Escocia, Alex Salmond, manifestó hoy estar "interesado"en lo que pasa en Europa, pero admitió que es "cuidadoso"de "no interferir"en asuntos que conciernen a otros países. Aunque reconoce que la diferencia principal es que Escocia sí tienen un acuerdo para el referendum

El ministro principal escocés, el nacionalista Alex Salmond, durante su intervención en la Asociación de la Prensa Extranjera
El ministro principal escocés, el nacionalista Alex Salmond, durante su intervención en la Asociación de la Prensa Extranjeralarazon

El líder nacionalista habló hoy en la Asociación de la Prensa Extranjera en Londres sobre sus planes de independencia para Escocia, pero, al ser preguntado por el debate soberanista en Cataluña, se limitó a decir que ha adoptado la política de no interferir en otros países.

Según el ministro principal, hay contextos distintos entre la situación escocesa y la catalana puesto que Escocia ha llegado a un acuerdo para la celebración de un referéndum sobre la independencia de Escocia, que tendrá lugar en 2014.

Salmond resaltó que mantiene contactos con partidos políticos de toda Europa, pero que ha adoptado "el hábito de no decirle a la gente lo que tiene que hacer".

El pasado mes de octubre, el primer ministro británico, David Cameron, y Salmond firmaron en Edimburgo un acuerdo que permitirá la celebración del referéndum en otoño del año próximo.

El político nacionalista está en Londres con motivo de la aprobación, prevista para hoy, por parte del Parlamento de Westminster de la legislación que permitirá cederle al Parlamento de Edimburgo la potestad para celebrar el plebiscito.

Esta norma legislativa debe ser aprobada pues en virtud de la Ley de Escocia de 1999, por la que se concedió a Escocia su autonomía, es competencia de Londres cualquier decisión constitucional.

El acuerdo firmado por Cameron y Salmond establece los términos para que el Parlamento escocés pueda organizar el plebiscito, que constará de una sola pregunta -si está o no a favor de que Escocia abandone el Reino Unido-, y en el que podrán votar los escoceses a partir de los 16 años.

Londres y Edimburgo se han comprometido a aceptar el resultado de la consulta, sea favorable o no a la independencia de Escocia.