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La revolución ERC: a por un banco público y una Hacienda independiente
Mas y Junqueras diseñan la construcción del «Estado» catalán, que incluye una Seguridad Social y una ley de la Policía para Cataluña
«Buena suerte». Con la célebre frase del periodista estadounidense Edgard R. Murrow, inmortalizada por la película «Buenas noches y buena suerte», Artur Mas acabó el discurso con el que dio por sellado el pacto de gobernabilidad con ERC. Pero si como dice el refrán «la suerte no existe y depende de nuestros actos», que su apuesta por una consulta de autodeterminación tenga éxito dependerá de que la Generalitat consiga algún tipo de amparo legal, algo inimaginable en este momento.
Los pasos para lograr este objetivo están plasmados en el pacto de legislatura que ayer firmaron Mas y Oriol Junqueras. Más allá de la hoja de ruta hacia la consulta, el texto recoge 60 iniciativas –entre ellas, 25 leyes, el desarrollo de ocho estructuras de estado, nueve tributos y cuatro pactos nacionales–, con la intención de preparar a Cataluña para el día «D», el día de la independencia.
Durante 2013, CiU y ERC se comprometen a dar cuerpo a la Administración Tributaria Catalana, a partir de los trabajos iniciados en la anterior legislatura y aprovechando la estructura de las diputaciones para recaudar impuestos al margen del Estado. También transformarán el Institut Català de Finances en el banco público de Cataluña y diseñarán la Seguridad Social catalana «para garantizar la percepción futura de las pensiones y prestaciones del paro de los catalanes».
La construcción de la Cataluña soberana con la que sueñan Mas y Junqueras pasa por asumir las funciones y el desarrollo de toda la Administración de Justicia; crear la Ley de la Policía de Cataluña, adaptando el cuerpo de los Mossos d'Esquadra, y adjudicarse la gestión de los puertos, aeropuertos y de todas las infraestructuras del Estado en Cataluña.
Paralelamente, el acuerdo de legislatura prevé impulsar la internacionalización del derecho a decidir y la creación de la estructura electoral para celebrar la consulta, que según sus planes, se producirá a lo largo de 2014.
ERC no estará en el gobierno de Mas en cuerpo, pero lo estará en alma. CiU y ERC han pactado hasta nueve grupos de seguimiento. El comité permanente de estabilidad reunirá regularmente a Mas y a Junqueras; los diputados se verán semanalmente en la comisión parlamentaria, y el grupo de trabajo presupuestario, que ha acordado la creación de nueve impuestos nuevos, evaluará cada mes los acuerdos económicos.
En cuestiones de «Identidad, lengua y cultura», los socios se comprometen a dar alas a la internacionalización de selecciones catalanas, así como a impulsar la participación de Cataluña en la Unesco y en otros organismos mundiales de carácter cultural. El catalán también figura entre las prioridades de CiU y ERC, puesto que se desplegará «de forma ambiciosa» un marco normativo que permita su mayor implantación en ámbitos como el cine y el consumo; todo ello sin olvidar la necesidad de que los inmigrantes lo hagan suyo. En este sentido, el pacto establece el compromiso de defender la inmersión lingüística en la escuela para que el catalán continúe siendo la única lengua vehicular en la enseñanza.
Con estos mimbres arrancará el nuevo gobierno de Mas, a quien le espera una oposición feroz por parte de PP y PSC especialmente, pero también del resto de grupos (ICV, Ciutadans y CUP).
El discurso de Mas
«Tenemos adversarios poderosos y sin escrúpulos»
Sin un ápice de emoción y sin rastro de la épica a la que tanto apeló durante la campaña electoral, Artur Mas presentó ayer su pacto de gobernabilidad con Esquerra en el Parlament con una enorme frialdad. Mas ha unido su suerte a la celebración de una consulta –ilegal– de autodeterminación en 2014 y en ese camino –que, hoy por hoy, parece un callejón sin salida– tiene muy clara cuál va a ser su estrategia: denunciar desde el primer día a sus opositores. «Tenemos adversarios poderosos y actúan sin escrúpulos», advirtió, flanqueado por el líder de ERC, Oriol Junqueras. El presidente de la Generalitat, que mañana volverá a ser investido, llamó al resto de formaciones catalanas a unirse a su aventura, que definió como «la mayor macrooperación política en tres siglos». Junqueras dijo que la oportunidad es «extraordinaria».
La reacción de Duran
«Una consulta es legal o no es consulta»
Josep Antoni Duran Lleida evitó ayer felicitarse por la firma del pacto de CiU con ERC. Hasta el último momento, el líder de Unió Democràtica quiso matizar aspectos del acuerdo económico con Esquerra para no radicalizar la presión fiscal y no caer en un extravagante giro fiscal. Apenas faltaban dos horas para la rúbrica del acuerdo y Duran seguía insistiendo en que faltaban aspectos por pulir. Y no sólo eso, también lanzó un aviso sobre el referéndum por el que suspira el ala soberanista de CDC y ERC: «Una consulta es legal o no es consulta». La dirección de Unió tiene muy claro este asunto: o el proceso soberanista se hace con rigor y con cobertura legal o no se hace.
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