Lucha contra ETA

«Cuando entré en el piso franco había sangre y agujeros de bala en los cuadros»

LA RAZÓN habla con la dueña de la casa que alquilaron los etarras en Mallorca

Vista desde la que estaba planeado el disparo que iba a atentar contra el Rey Don Juan Carlos
Vista desde la que estaba planeado el disparo que iba a atentar contra el Rey Don Juan Carloslarazon

El tiempo pasa para todos pero no olvida. El apartamento que alquilaron en el verano de 1995 los etarras que intentaron asesinar al Monarca en Palma sigue a día de hoy en pie, y Mamen, su dueña, recuerda con todo lujo de detalles cómo fueron aquellos agitados días de agosto y cómo se vio implicada de manera indirecta en uno de los sucesos más sórdidos de la historia reciente de España.

La propietaria cuenta que los etarras alquilaron la vivienda durante cuatro meses. Desde mayo hasta finales de agosto. A pesar de que eran sus inquilinos, Mamen nunca llegó a tener trato directo con ellos. El intermediario siempre fue el portero del bloque de pisos. Los pagos siempre le llegaron correctamente y en ningún caso llegó a sospechar que estaban tramando una operación terrorista de semejante calado.

«Decían que iban durante el verano a Palma de Mallorca porque tenían un barco y querían alquilar el apartamento para ducharse. Esto es algo absolutamente normal en la isla», asegura Mamen en conversación con este periódico veinte años después de los hechos. Recuerda que, por lo que ha podido saber por las conversaciones mantenidas con el portero de la finca y con los vecinos, los etarras se comportaron de manera discreta durante aquellos meses. Incluso observó que mantenían la casa excelentemente ordenada.

Los etarras fueron unos perfectos turistas hasta la noche del 9 de agosto de 1995, cuando los GEO irrumpieron en el número 14 de la calle de Rafaletas. Los grupos especiales de la Policía detuvieron en el interior de la vivienda a Iñaki Rego y a Jorge García Sertucha cuatro días antes del día en que tenían planeado atentar. «Yo no sabía nada. Yo me enteré de todo por los periódicos», cuenta Mamen.

Cuando entró en su piso después de que la Policía científica llevase a cabo las pesquisas oportunas vio que en el centro del salón había una mesa pegada al suelo con silicona. En ella, los terroristas tenían previsto colocar el rifle de mira telescópica que apuntaría hacia el «Fortuna», el yate del monarca. La mesa se encontraba a poco más de un metro del balcón, donde unas cortinas hacían casi imposible identificar a la persona que apretase el gatillo. La dueña también descubrió un gran agujero realizado por la Policía en una de las habitaciones. Allí, entre los cajones de una litera, los etarras escondían la bomba. «Cuando entré había agujeros de bala en los cuadros, sangre, las televisiones estaban destrozadas... la Policía científica desmontó todo». Mamen, al intentar poner un poco de orden, encontró unos casquillos de bala pero quería olvidar el asunto lo más rápido posible y «los tiré al mar», dice veinte años después.

En opinión de la propietaria, el apartamento fue escogido de manera muy pulcra por la banda terrorista. A su juicio, tiene varias características que lo hacen idóneo para el propósito escogido. Está situado en Porto Pi, cerca del Palacio de Marivent, residencia veraniega de los Reyes, y a escasos 300 metros de la zona donde amarraba el yate el Rey Don Juan Carlos. Además, se encuentra en una zona de Palma en la que predominan las corrientes de aire, pero justo su vivienda estaba protegida de los vientos dada su orientación lateral. «Así ganaban en precisión a la hora de disparar», mantiene. De hecho, recuerda que un verano antes, los terroristas ya lo alquilaron durante quince días para comprobar si su plan podría llegar a ser viable.