Javier Fernández
Díaz pacta la lista con Sánchez tras la «espantá» de los barones
Malestar entre los dirigentes y la andaluza por la gestión de la derrota en las primarias.
Malestar entre los dirigentes y la andaluza por la gestión de la derrota en las primarias.
«La victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana». Esta frase de Napoleón Bonaparte resume a la perfección el análisis del resultado de las primarias del PSOE en el bando susanista. Ante una debacle generalizada, nadie quiere hacerse responsable del fracaso de la candidatura y unos y otros se acusan de haber sido demasiado optimistas, presagiando una victoria que no llegó a materializarse. No en vano, Díaz sólo logró imponerse en su feudo, Andalucía, mientras que Sánchez lo hizo en las federaciones alineadas con la andaluza, en las que se sostenía la seguridad de la victoria. Los reproches son de ida y vuelta. «Si a ti te dicen que todo va bien, tú te lo crees», señalaba a LA RAZÓN un miembro del equipo de la presidenta de la Junta el día después de las primarias, para intentar justificar el pírrico resultado. Comentarios de este tipo también han llegado a oídos de los líderes territoriales, cuyo malestar era palpable esta semana. «Si me hubieran llamado, les habría dicho que no iba todo tan bien», respondían desde una notable federación.
La relación entre Díaz y sus aliados ya se tensó durante la recogida de avales, pues la escueta diferencia que logró sacarle a Pedro Sánchez –6.500 firmas–hizo saltar las alarmas. Ya en ese momento se les acusó de no haberse implicado lo suficiente. Una crítica que tampoco recibieron de buen grado. «Nos acusan de no haber movilizado y hemos conseguido para Susana el mismo número de avales que se recogieron en 2014 en toda la federación para las tres candidaturas», se quejaban. Y es cierto, en Castilla-La Mancha, por ejemplo, Díaz obtuvo 5.025 avales, más que la suma de Sánchez (2.354), Eduardo Madina (2.141) y José Antonio Pérez Tapias (457) hace tres años. El problema es que las expectativas se ubicaron demasiado alto: «doblar» o «arrasar» fueron algunos de los términos que se utilizaron e incluso Díaz llegó a anticipar en una entrevista que ganaría las elecciones a Mariano Rajoy, sin haber disputado aún los procesos internos pertinentes para hacerlo. «También ellos –por el entorno de la presidenta–nos aseguraron a los demás que superarían el 70% en Andalucía y Pedro ha sacado un 32%», apuntaban en un importante feudo.
Con un nivel de recriminación tal, no era de extrañar que se precipitara la ruptura de la unidad de acción de cara a la elección de los delegados para el 39º Congreso federal. En los «congresillos» que eligen las listas y que hoy llegan a su fin, los barones territoriales han priorizado sus intereses individuales y han abandonado el bloque férreo que exhibieron en las primarias. Los primeros en pactar candidaturas de unidad fueron Guillermo Fernández Vara (Extremadura) y Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha). El acuerdo de listas de integración –respetando los porcentajes que arrojaron las urnas el 21 de mayo– asegura sortear el conflicto de votar diferentes candidaturas y allana el camino para afrontar con sosiego los congresos regionales –que se celebrarán entre julio y septiembre– y en los que los dirigentes territoriales se juegan la reelección en el cargo. Sánchez ya ha asegurado que su apoyo a éstos como presidentes autonómicos no peligra, pero prefiere dejar en manos de la militancia –evitando respaldarles abiertamente– la decisión de que repitan al frente de sus federaciones.
A Extremadura y Castilla-La Manchan siguieron el resto de federaciones susanistas, incluida Aragón, que aunque se resistió también ha acabado pactando. Esto propició la soledad de Díaz, que aunque señaló que «el susanismo había acabado y apoyaría a Sánchez» ha intentado hasta el final dar la batalla por los delegados para evitar que el nuevo líder tenga una mayoría lo suficientemente solvente como para controlar el 39º Congreso y, por ende, imponer sin discusiónsu modelo de partido para el futuro.
Esta resistencia también ha llegado a su fin. Díaz ha cedido y permite ahora una presencia de pedristas en sus listas, equivalente a la representación que obtuvieron en las primarias. El dato más significativo es el de Sevilla –por ser su feudo personal y en el que ejerce el control absoluto del partido–, allí los partidarios del nuevo líder tendrán 15 delegados de un total de 56, entre ellos el coordinador de estrategia de la campaña, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, y el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano.
Estos movimientos en todas las federaciones contribuyen a crear un clima positivo de cara a los próximos congresos regionales, pero no desechan, ni mucho menos, la opción de que los pedristas vayan a dar la batalla en estos cónclaves, presentando candidaturas alternativas a la oficial. De momento, ya se da por hecho que Javier Fernández no repetirá, él mismo lo anunció tras la derrota en Asturias en las primarias, y muy comprometido se presenta también el futuro de Ximo Puig, ya que las elecciones del pasado domingo reafirmaron el diagnostico que arrojó la recogida de avales: que no tiene ningún control sobre su federación. La reelección de Javier Lambán en Aragón también está en entredicho.
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