Iñaki Zaragüeta
Ejemplo de unidad y solidaridad
Los políticos, como suele ser demasiado habitual, son quienes dan la nota, quienes rompen la dinámica de la racionalidad. Así lo han demostrado algunos con ocasión del vil atentado perpetrado en Barcelona por una célula criminal. Cuando toda España, y con ella todas las naciones de bien –desgraciadamente aún quedan regímenes asesinos o cómplices de ellos– han dado ejemplo de solidaridad sin distinción de razas o culturas, algunos han pretendido aprovecharse para sus intereses.
Cuando más se proclama la necesidad de unidad, de colaboración universal, aparecen personajes provocando la separación y demostrando mezquindad. Porque lo más destacable tras la fechoría asesina, fue sin duda la reacción unánime y fraternal de toda la sociedad sin distinción de procedencias.
Además, han fracasado quienes han intentado obtener rédito para su aventura separatista. Han fortalecido la solidaridad entre todos, por un lado, y han provocado el interés por desvelar las deficiencias previas en materia de vigilancia para contrarrestar el salvaje asesinato de inocentes. ¿Se pudo hacer algo más tras la explosión de Alcanar o tras el aviso de instalar obstáculos para dificultar posibles acciones terroristas?
El presidente de la Generalitat, el conseller de Interior y demás acertarán si olvidan distinguir entre catalanes y españoles y se dedican a colaborar para el desmantelamiento total de la red yihadista. Para ello toda ayuda es poca. Tenemos excesiva experiencia en materia terrorista como para despreciar la cooperación. De la Policía autonómica, de las Fuerzas de Seguridad del Estado, de la Interpol, de la CIA, del Mossad y de todos que deseen la paz.
Como final, mi reconocimiento a los mossos y mi dolor para las víctimas, así como mi solidaridad con los barceloneses. Así es la vida.
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