El 45,3% cree que Podemos carece de democracia interna

El 41,2% piensa que los casos Domenech, Errejón o Bescansa se han debido al hiperliderazgo que existe en el partido.

La democracia interna en los partidos políticos es un síntoma que calibra en buena medida su fortaleza, cohesión y arraigo. El debate enriquece el discurso, mientras que la uniformidad lo debilita. O al menos eso es lo que el canon del pluralismo político mandata. Que se imponga con normalidad el pensamiento único y que sea entendido como un signo distintivo de robustez y lealtad se atiene más a la adscripción o acatamiento del dogma sectario. En España la experiencia del hiperliderazgo en los partidos se ha cronificado con suerte dispar, aunque no necesariamente de consecuencias positivas. En la actualidad lo más parecido a esa descripción es el Podemos de Iglesias. O al menos así lo entiende un mayoría de encuestados. El 41,2% afirma que las sucesivas renuncias u ocasos políticos de dirigentes como Errejón, Domenech o Bescansa han agudizado la centralización del poder. El 25,8% discrepa, mientras que también es sintomático que el 33% no tenga criterio sobre el asunto. En ese estado de opinión encaja además que casi cinco de cada diez sondeados (45,3%) crea que el partido de los círculos adolece de democracia interna. Un tercio considera lo contrario. En esa línea, con lo que se entiende por poca atención a la voz del discrepante, el 42,5% piensa que Podemos está lejos de permitir los debates internos sobre decisiones y contenidos programáticos. De nuevo, el 34,5% no lo comparte. Con los resultados en la mano, Podemos tiene un amplio margen de mejora en cuanto a las constantes ideales de un partido que quiera dar voz a todas las opiniones que comparten el proyecto.