Conflicto de Gibraltar
El alcalde de Londres ve «un acoso más propio de Franco»
Madrid- Era sólo cuestión de tiempo que el alcalde de Londres, Boris Johnson, célebre por sus extemporáneas declaraciones en los medios de comunicación británicos, ofreciera su visión personal sobre la crisis en Gibraltar. La tentación ha sido demasiado fuerte y, finalmente, en su columna de «The Telegraph», este incómodo compañero de David Cameron en el partido conservador soltó su esperada andanada sobre el asunto. El arranque de la pieza no deja lugar a dudas: «Quizá es una coincidencia que el HMS Illustrious esté apunto de aparecer por la costa del sur de España abarrotado con miles de royal marines y otras unidades de combate de élite. Pero yo espero que no lo sea». En un tono en las antípodas de la provervial flema británica, Johnson continúa su columna mostrando su esperanza de que «de una manera o de otra, arranquemos pronto las manos de los españoles de la garganta de nuestra colonia, porque lo que está teniendo lugar ahora es infame». El alcalde de la capital inglesa dedica gran parte del artículo a convencer a sus lectores («The Telegraph» es el principal diario conservador de Londres) de por qué deben continuar las autoridades británicas apoyando las prerrogativas concedidas a la Corona por un documento de trescientos años de antiguedad, el Tratado de Utrecht, que, además, concede al Gobierno de Su Graciosa Majestad la posesión de Menorca y derechos para vender esclavos en Suramérica. Johnson argumenta a este respecto que Gibraltar es tan británico como, digamos, «Blackpool en los setenta», porque allí hay quioscos de prensa con «The Telegraph» y «lúgubres pubs con nombres británicos y carteles de Watneys pale ale». El alcalde de Londres se olvida en su columna de citar el acento de los gibraltareños entre las características quintaesencialmente británicas de la colonia. Johnson compara además la política de controles emprendida por el Gobierno español con la estrategia de «acoso generalizado propia de la época del general Francisco Franco». Y mientras, las redes sociales bullían ayer preguntándose: ¿qué columnista o político español se atreverá a dar la réplica al político y columnista británico?
Perfil / Boris Johnson
El primo incómodo
Entre sus virtudes nunca ha estado la de saber pasar desapercibido. Y no sólo por su conspícuo peinado sino, principalmente, por sus aceradas réplicas desde el «front-bench» de la oposición en la Cámara de los Comunes o desde el editorial de «The Spectator». Boris Johnson nació en Nueva York hace 49 años pero, tanto por sangre como por formación, es tan inglés como la Torre de Londres o (quizá sea una comparación más acertada) como el «fish'n' chips». Su periplo formativo –Ashdown, Eton, Balliol– le ha aportado amigos hasta en el infierno, o, al menos, en todas sus sucursales británicas. Es también primo séptimo u octavo, de David Cameron, el actual primer ministro al que no le hacen ninguna gracia las salidas de tono de Johnson, un incómodo camarada de partido que sube y sube en las encuestas de manera extrañamente afín a la intención de voto de la extrema derecha británica. Este político de raza empezó como periodista (primero en «The Times» y continuando en «The Telegraph» hasta terminar dirigiendo «The Spectator»). En 2008 desbancó al laborista Livingston de la Alcaldía de Londres. En su futuro, según muchos, el 10 de Downing Street.
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