La amenaza yihadista
El anzuelo juvenil de Baghdadi
Abu Bark Al Baghdadi y el resto de cabecillas del DAESH utilizan su aparato de propaganda para bombardear a los jóvenes musulmanes o de otras creencias con una serie de «principios» que acreditan, según el DAESH, que el Estado Islámico y el logro del Califato Mundial, en el que estaría
incluida España, son los únicos referentes que puede tener un joven, salvo que quiera ser catalogado de infiel o traidor y sufra las consecuencias de todos conocidas.
Entre los «principios» que citan y que dan idea de su ideología y
fanatismo figuran, entre otros los siguientes:
Califato
–El objetivo de establecer el Califato ha sido uno de los que
ocupaba los corazones de los muyahidines desde el renacimiento de la yihad en este siglo.
–Siempre fue una esperanza de los muyahidines, que estaban seguros de alcanzar en algún momento.
–Los muyahidines se preguntaban cómo se podía lograr este objetivo. Durante la yihad en Afganistán contra los comunistas, muchos lucharon en una guerra similar a la actual.
–Como se luchaba contra un enemigo común, se olvidó el objetivo de lograr el Califato. Y por medio de nacionalismos y otros factores se destruyó el credo y los principios para conseguirlo.
–Ahora hay más tierras que están en la yihad, como Yémen, Mali, Somalia, el Sinaí, Waziristán, Libia, Chechenia, y Nigeria; y partes de Túnez, Argelia, Indonesia y las Filipinas. Siguiendo la
doctrina de Abu Musad Al Zarkawi (dirigente de Al Qaeda muerto en Iraq en enfrentamiento con las tropas norteamericanas), se trata de crear el mayor caos posible con los medios permitidos por la «Sharia» (ley islámica, en su interpretación más rigorista). Con ello se evitaría que territorios musulmanes sean gobernados por regímenes no ortodoxos, que utilizan a las agencias de inteligencia y seguridad para aplastar cualquier movimiento islámico que trate de elevar ligeramente la cabeza y susurrar su credo. Al Zarkawi ordenaba realizar operaciones (atentados), hasta doce veces al día, ataques y asesinatos.
–El Estado Islámico proclamado por Abu Bark Al Bagdadi fue el primer Estado en los tiempos modernos creado exclusivamente por los muyahidines –los participantes activos en la yihad– en el corazón del mundo musulmán sólo a un tiro de piedra de La Meca y Medina.
–El anuncio causó cierta perturbación. Algunos de los que llevan la corrupción en sus corazones permitieron rápidamente que el orgullo y la envidia se apoderara de ellos, empujándolos a entrar en alianzas ocultas, o abiertas, con los cruzados (los cristianos).
Expansión
–Luego los acontecimientos comenzaron a desarrollarse y el Estado Islámico rápidamente se involucró respondiendo a los gritos de los débiles y oprimidos musulmanes con el envío de una misión (de Iraq a Siria) y posteriormente hacer el anuncio de su expansión oficial, ganando el territorio más grande que el que reclaman muchos estados.
Las victorias en la provincia de Nínive permitieron anunciar el
Califato.
–Esta nueva condición abre el camino para la unificación completa de todos pueblos musulmanes y tierras bajo la autoridad única del Califa. Es necesario obedecer sus órdenes.
–La obligación es ahora más clara que nunca para todos los musulmanes que deben alzar sus voces y promesas de lealtad al califa Abu Bakr al-Husseini al-Baghdadi.
–A pesar del hecho de que no tenían ninguna nacionalidad en común, origen étnico, idioma o intereses mundanos, ni tenían ningún conocimiento previo, muchos se han unido en el Estado Islámico. Este fenómeno nunca ocurrió en la historia humana, salvo en el caso del Estado Islámico. Y no volverá a ocurrir en lo sucesivo, excepto en lo que se relacione con él.
–Jordanos, egipcios, somalíes, turcos, albaneses, chechenos,
indonesios, rusos, europeos, americanos, etcétera, dejaron sus familias y sus tierras para unirse al Estado muyahidines. Es una maravilla de la historia que sólo acaba de abrir el camino a la gran batalla . Y Alá lo sabe.
–El Estado Islámico se ha convertido en una realidad que todo el mundo puede ver. Incluso los apóstatas no pueden ignorar su amenaza, por no hablar de los adoradores de la Cruz y los judíos.
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